Diario Córdoba

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CRÓNICA DEL CONCIERTO

Malikian hipnotiza en Los Califas con su espectáculo 'ARA'

El violinista suma virtuosismo e imaginación en su reencuentro con el público cordobés | Cientos de oyentes se vieron conmovidos por los temas del artista inspirados en la infancia de su hijo Kairo

Ara Malikian en Córdoba

Ara Malikian en Córdoba A.J.González

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Ara Malikian en Córdoba Pilar Montero

Tocado por la luz del genio y bajo unos focos de colores como analogía de su vibrante mundo interior, así se presentó Ara Malikian ante una plaza de toros de Córdoba con la gran mayoría de las localidades vacías. Quienes acudieron lo hicieron decididos a dejarse seducir por la magia de un violín. De un sencillo instrumento de cuerda que, unido a los tintes de jazz, el rock, los matices de la electrónica o incluso el rap, sin olvidar el folclore del Líbano, transformó el carácter del recinto para dibujar un universo casi psicodélico por el que transitaron inventos como un kalachnikov de agua o hasta un calamar robótico.

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Vibrante Ara Malikian en el coso de Los Califas de Córdoba A.J.González

Son las creaciones contenidas en ARA, el último trabajo de Malikian, inspirado en los primeros años de vida del hijo del artista y sobre el que ya esbozó algún adelanto el año pasado en el escenario del Teatro de la Axerquía. Entonces venía a la capital para presentar Petit Garage, con una puesta en escena algo más sobria en coherencia con los tiempos de restricciones sanitarias por la pandemia. Aunque entonces también mantuvo su característica ironía, este sábado por la noche el violinista se entregó con mayor fuerza y optimismo a las gradas, para demostrar que no hay aforo elevado que se le resista en sus ejercicios de hipnosis colectiva. Porque si los frenéticos movimientos del arco sobre el instrumento no llegaban a captar la atención plena de alguien, los saltos ininterrumpidos o los movimientos a un lado y otro de esa figura fuerte, delgada y menuda, lograban el sometimiento total.

El pirata clásico con aires de trovador volvió a encandilar con sus anécdotas familiares, quién sabe hasta qué punto verdaderas; historias forjadas por la memoria de quien no entiende el respirar sin un violín desde que su unión temprana con la música le ayudó a escapar de los horrores de la guerra. No obstante, ni un rastro de lamento o gesto agrio, sino un inherente optimismo y una perseguida motivación por generar esperanzas a través de sus eclécticas composiciones

Lo mismo levantó palmas que ofreció momentos conmovedores en temas como Cosquillas a un mimo, Niño Rata y en la que sus seguidores han convertido en uno de los himnos de superación por la pérdida de los mayores, Nana Arrugada. Si la cada vez más extinta Distancia Social inspira en este último disco notas de una elegancia evocadora, no falta la ternura de un niño pequeño enfadado en Las milongas de Kairo, en referencia a uno de los episodios del hijo de Malikian. Se trata de un Ara apasionado por el feliz descubrimiento de una vida incipiente. Una infancia que, como él mismo ha confirmado en entrevistas, le fue negada y que ahora redescubre entre las cuerdas. Una apelación a la parte más primitiva del oyente, para que este no olvide la libertad genuina tan debilitada con el paso de los años.

El eco de los aplausos multiplicó por siete el ambiente íntimo durante las dos horas de concierto. Picó, Dayanne, Iván y Melón hicieron gala de su maestría como acompañantes de anécdotas y sorpresas como La canción de los cerdos e impostores. «Música contemporánea» lo llamó sin tomarse demasiado en serio a sí mismo. Para cuando apenas quedaban cerdas en el arco, la autenticidad quedó demostrada al estilo Malikian. La música es libertad.

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