Diario Córdoba

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CRÍTICA DE TEATRO

‘Vial Norte Story’: un solo corazón

Un momento de la representación de 'Vial Norte Story'. MANUEL MURILLO

Ovación que abre el espacio, irrumpe entre secuencias y cierra el tiempo de Vial Norte Story en el Gran Teatro de Córdoba. Exaltación previa a la subida del telón, cuando la música se afina y el público, conocedor del trabajo que ha perseverado durante meses hasta definirse en forma de musical, busca ahora su butaca, ilusionado. Los ojos escuchan con familiaridad una guitarra que circunda el espacio, y adivinan que esta noche algo nuevo se producía ante ellos. La trama se actualiza, gracias a Carlos Alonso Callero; el texto de Eduardo Chivite Tortosa se emancipa del libreto del que parte cuando palabras como flamenquín y nombres propios como Paca no hacen sino acercar en esta adaptación de West Side la cultura cordobesa al espacio musical y escénico del gran compositor Leonard Bernstein. Ellas se cuelan con gracia desde el fuera de campo e inician el trazo marcado por las artes dialógicas de la música, la danza y el teatro. A su vez, estas son encarnadas y producidas desde tres puntos singulares: el Conservatorio Superior de Música Rafael Orozco, el Conservatorio Profesional de Danza Luís Del Río y la Escuela Superior de Arte Dramático de Córdoba, respectivamente. Su plano de convergencia se debe a la colaboración imprescindible y elocuente del IMAE.    

El descentramiento musical es el acontecimiento que emociona en directo, en pleno y único acto, donde es figura protagonista e invisible. Afirmado por la mirada del canto lírico, el foso se comunica con el espacio del que físicamente se distancia pero que musicalmente se yuxtapone. Se configura Vial Norte Story como un movimiento de múltiples dimensiones, donde la fotografía del Vial cerca en las nubes lo que la Orquesta del Conservatorio Rafael Orozco extiende hacia el escenario. Excelsa dirección musical de la aclamada Lucía Moreno, que ha vivificado, junto con la coordinación escénica de Pepa Gil, estos planos complejos en forma de obra contemporánea: ‘Dilo fuerte y sonará la música’.

De gestos apasionados, el reparto protagonizado por Raúl Jiménez, Verónica Molina, Isabel Guerrero, Alejandro Amores y Jesús Pérez ha brillado en su interpretación teatralizada y su desenvoltura en el canto, floreciendo así una diégesis trenzada desde ritmos clásicos y modernos, donde las imágenes concedidas por el baile flamenco y contemporáneo hablaban de una noche donde el mundo era un discurso, abierto y en constante diálogo. El trabajo y la dinámica puesta en escena de estos cuerpos-voz son reflejo del tiempo y el mimo con el que han cuidado cada paso, cada gesto y cada nota, siendo implícita una preparación junto con el profesorado responsable de sus centros. Ello les dota de una experiencia artística y profesional que les acerca al espacio del arte, donde las transiciones son ligadas por el aplauso cálido, que arropa y apremia el esfuerzo y el agradecimiento del tiempo bien expuesto y bien representado.

Esta noche, el mundo es todo luz. 

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