Desde sus inicios artísticos, fusiona la herencia de la cultura flamenca de la familia Morente con el rock, la psicodelia, la vanguardia, la experimentación y las propuestas rompedoras desde el origen y la tradición de donde viene. Y de esa recuperación del folclore tradicional que están llevando a cabo algunos creadores contemporáneos adentrándose en el pasado con una mirada al futuro hablará hoy Soleá Morente, junto a El Niño de Elche, en la primera cita del Encuentro Internacional Córdoba, Ciudad de las Ideas. Ciudadanía, Cultura y Sostenibilidad, la primera de las iniciativas del proyecto que pretende trasformar Córdoba a través de la cultura. Con su primer disco compuesto por ella misma, el cuarto de su carrera y que dedica a sus padres, Aurora y Enrique, recién salido del horno, la cantante también dará su opinión en la Sala Orive, a las 19.00 horas, sobre el difícil equilibrio entre creación, experimentación y supervivencia en un debate que estará guiado por el periodista Tomás Fernando Flores, director de Radio 3.

Inaugura hoy en Córdoba, junto a El Niño de Elche, unas jornadas que suponen el primer paso a un proyecto que pretende transformar la ciudad a través de la cultura. ¿Qué opina de este reto?

Creo que la cultura puede transformar no solo a una ciudad, sino a toda la sociedad, porque es conocimiento y sabiduría. Este es un proyecto muy interesante porque la cultura tiene un poder infinito, y cuantas más actividades y propuestas se hagan para difundirla mejor nos iremos entendiendo entre unos y otros, porque la cultura genera una visión del mundo, de lo que se está viviendo ahora y de lo que hemos concebido. Le doy la enhorabuena a Fernando Vacas y a todo el equipo que forma parte del proyecto Córdoba, Ciudad de las Ideas porque tiene muy buena pinta y, además, estoy muy orgullosa de que hayan querido contar conmigo.

En esa charla se hablará de creación, experimentación y supervivencia. ¿Cómo ha sido su búsqueda artística hasta encontrarse en este último disco, ‘Aurora y Enrique’?

Ha sido una búsqueda incesante que va a más, porque la curiosidad engancha. Está siendo un proceso de creación, pero también de evolución personal, va muy ligado a las cosas que me van pasando en la vida, en la sociedad en la que vivo. Mis comienzos fueron con el rock, la psicodelia, la vanguardia, la experimentación y la propuesta artística rompedora desde el flamenco, desde el origen y la tradición de donde yo vengo. Empecé con Los Evangelistas tras la muerte de mi padre, con el que estaba trabajando en ese momento en un proyecto que nunca vio la luz. Pero encontré un espacio donde llevar ese duelo a través de una propuesta artística muy rupturista y radical, y a partir de ahí comienzan las investigaciones ligadas a la filología hasta llegar a Aurora y Enrique. Y ahora, en toda esa búsqueda, cada vez se acentúa más la necesidad del estudio del cante jondo, de la raíz. Empecé por la vanguardia y me he dado cuenta de que el avance lo ofrecen el origen y la raíz.

Estamos viviendo un momento en el que los creadores contemporáneos están recuperando el folclore tradicional y adentrándose en el pasado con una mirada hacia el futuro. ¿Se está creando una nueva realidad artística?

Sí, creo que se está creando una corriente y una visión nueva. Somos una generación que vemos la vida de una determinada manera y estamos expresando cómo nos sentimos y percibimos. Vivimos en un mundo en el que todo va muy rápido, todo es muy complejo, nos aprietan desde arriba y te aturde el miedo, la tensión y el estrés porque no llegas a ser ese todoterreno que nos proponen como modelo. Ante esa angustia, yo miro a mis abuelos, al lugar de donde vengo, donde se vivía de otra manera no menos difícil, pero más sencilla.

«Sería otro tipo de artista sin la influencia de los amigos rockeros de mi padre»

¿Qué papel han jugado en esto internet, las redes sociales y la revolución digital?

Han jugado un papel muy importante en el que hay una parte muy positiva, porque esa revolución tecnológica ha permitido que estemos interconectados, pero también creo que puede ir en detrimento del ser humano. Aunque si aprendes a utilizar esas armas puedes acceder al conocimiento de una manera mucho más inmediata y aportar tu granito de arena. Y todo esto tiene que ver en las expresiones artísticas.

¿Cree que siempre existirá ese enfrentamiento entre lo tradicional y lo moderno en el mundo del flamenco?

Parece que sí, y lo estoy viviendo en mis propias carnes. A día de hoy, sorprende que aún haya esas críticas por parte del sector purista del flamenco, es anacrónico.

El peso del apellido Morente es un gran tesoro, pero, ¿ha sentido presión por eso, sobre todo desde los ámbitos más ortodoxos del flamenco?

Sí, hay personas que van aceptando esa evolución, pero otras siguen sosteniendo argumentos muy antiguos que no vienen a cuento. Antes, todo esto me afectaba, pero ahora me parece hasta divertido por lo previsible.

¿También le divierte que le llamen la oveja alternativa de una familia de artistas?

Me encanta. Todo esto no ha sido fácil. Yo ni siquiera pensaba que me iba a dedicar a la música. Estaba muy ligada a los estudios, a la Universidad, incluso me planteé hacer oposiciones, y yo misma me ido sorprendiendo de mi evolución y las cosas que hago.

En su último disco sobresale la carga poética. Hábleme de ese lazo que le une a la poesía y la literatura. ¿Tiene que ver con su condición de filóloga? ¿Le gustaría dar el salto a la literatura o sus aspiraciones quedan cubiertas componiendo canciones como las de ‘Aurora y Enrique’?

Es uno de mis sueños, de mis retos, y lo tengo en la mente. Me lo planteo ahora que estoy empezando a escribir yo sola mis canciones y, a veces, no me cabe todo lo que quiero contar en ellas.

¿Ha heredado más que ninguno de los hijos de Morente ese aspecto camaleónico que tenía su padre, adelantado siempre a su tiempo, buscando nuevas músicas y absorbiendo y compartiendo experiencias con las demás artes?

He heredado esa manera de hacer las cosas y de ver el mundo, y lo represento sin ningún filtro en los disco que hago, pero mis hermanos también tienen esa faceta camaleónica de mi padre. Estrella puede hacer cualquier cosa, es una artista bestial. Y Kiki va a sorprender mucho. Quizá mi propuesta haya sido hasta ahora la más radical y, aparentemente, puedo parecer su heredera más clara.

¿Cómo influyeron en su trayectoria los discípulos rockeros de su padre?

Fueron determinantes, un punto de inflexión. Sería otra artista sin su influencia. Quizá no me hubiera atrevido a dar el paso de dedicarme a esto. Cuando mi padre muere, para mí carecen de valor muchas de las prioridades que tenía, me cuestioné mucho porque me faltaba ese pilar. Pero entré en contacto con ellos y me propusieron una manera de ir al escenario, a la música y al oficio relajada y rodeada de ruido y psicodelia. Me ofrecieron un universo de posibilidades y ahí empecé a motivarme, a inspirarme y encontrarme conmigo misma.

¿Cómo ha recibido el público ‘Aurora y Enrique’?

Estoy muy contenta y sorprendida, porque estaba muy asustada antes de su salida, ya que es el primer disco que compongo sola. Pero ha tenido una buena acogida y nuevos públicos que se han sumado a mi microuniverso.

¿Qué nos espera de Soleá Morente?

Tengo varios proyectos, pero ya los iré compartiendo.