Este es su primer disco con canciones enteramente suyas desde 2016, ya que en ‘Las palabras vividas’ (2019) musicó poemas de Luis García Montero. ¿Quizá sentía que debían pasarle cosas en la vida para tener algo que contar en las canciones?

Siempre lo necesito. No soy de los que se levantan a las diez de la mañana y se ponen a ver si les sale una canción. Prefiero que algo me conmocione, para bien o para mal. Las canciones que sacas de dentro porque lo necesitas suelen ser las mejores.

Hay mensajes de despedida flotando en el disco.

De empezar a despedirte, y de cuestionarte cierto tipo de dudas existenciales. El disco tiene un pie en el pasado, en las experiencias que has tenido, y otro en lo que viene a partir de ahora. Supongo que tiene que ver con la edad. Tengo ya 48 años y es inevitable mirar por el retrovisor, y pensar que lo que has vivido ya es más largo que lo que tienes por delante. Hay una despedida del lugar en el que vivo y donde he escrito el 70% del disco. Ya llevo 17 años aquí y estoy barajando la posibilidad de ir a vivir a otro sitio. Me gustaría estar más cerca del mar y con un clima un poco más favorable. Lo que más me gustaría es poder vivir en Menorca. Me flipa mucho. Voy todos los años y esa isla me tiene enamorado. Tengo el sueño muy improbable que suceda, pero me gustaría mucho.

Siempre pasan cosas extrañas cuando sopla el viento del sur en el valle

Ya hizo el salto de Madrid a los Valles Pasiegos, en Cantabria, de donde viene el título del álbum.

Pero tuve una hija hace tres años y ahora tengo que pensar en clave de tres. El título hace referencia al viento del sur, que es el más determinante en el valle. Es un poco como la tramontana y tiene efectos en el ánimo, en las emociones. Siempre pasan cosas extrañas cuando sopla el viento del sur.

Fito Cabrales dijo que su música le había ayudado a superar una crisis creativa. Pocos artistas hablan de esas crisis. ¿Las ha tenido usted?

Sin duda, relacionadas con el desgaste del oficio, más que con la creatividad, aunque todo está muy ligado. Cuando no te sientes bien, el nivel de ilusión no es muy alto, es difícil escribir una canción que pueda emocionarte. Todos hemos pasado por ello, y Fito es lo suficientemente valiente para decirlo sin cortarse un pelo. Eso habla más de su seguridad que de otra cosa. A mi él también me ha inspirado. Hemos compartido oficina durante diez años, y ver a un tipo que desde los bares ha acabado llenando estadios, con una carrera tan honesta, es un ejemplo fantástico.

En este álbum ha afianzado un lenguaje mayormente acústico, con esas guitarras y ese contrabajo.

Nunca había grabado un disco con tanta guitarra acústica, de cuerdas tanto de nilón y como de acero, aunque hay momentos bonitos de guitarra eléctrica también. Y un órgano Hammond que tocan David Schulthess y Nina de Juan, de Morgan.

Me gusta esa idea de The Band de cuatro tíos en una casa, viviendo allí y haciendo música durante meses

Frente al imaginario urbano tradicional en la historia del rock, en lo suyo se respira la idea del retiro en la casa comunal campestre a lo Dylan con The Band.

The Band es mi banda favorita de todos los tiempos, y respecto a Dylan, sobran las palabras. Me gusta pensar que el entorno decide también, incluso sobre el tipo de sonido. Seguramente, la naturaleza te pide más folk. La información que recibes viviendo en una ciudad te lleva a otro tipo de música. Me gusta esa idea de The Band de cuatro tíos en una casa, viviendo allí y haciendo música durante meses. Esa cercanía, esa camaradería, te favorecen. Hay una música de la convivencia.

Y del distanciamiento de la urbe.

Pero tiene que haber un poco de todo: mi disco favorito de Lou Reed es ‘New York’. Sigo sintiendo cercano ese imaginario, y a veces sueño con hacer un disco entero dedicado a una ciudad. Me vienen ideas a veces sobre álbumes temáticos: uno con versiones de Charly García, otro contando historias de todos los coches que he tenido… Alguno de estos tres proyectos saldrá. Los tres, no lo creo.

Se canta sobre lo que se vive y lo que se pierde

Sus textos actuales no hablan tanto de situaciones y de personajes, sino que más bien apuntan a la reflexión en torno a las emociones.

Se canta sobre lo que se vive y lo que se pierde. Me ha gustado mucho el mundo de los bares y de la noche, pero ahora mi vida ya no va por ese camino. No sé si volverá a ir por ahí; no lo creo. Sería antinatural que hiciera un disco sobre eso ahora, porque mi vida ya no es así.

¿Sigue las carreras de sus referentes musicales?

El último de Bob Dylan, ‘Rough and rowdy ways’, me vuelve loco. Canta con mucha sabiduría. Sigue llevando la antorcha. El de Van Morrison, por ejemplo, no lo he escuchado. Me tiene un poco enfadado su rollo negacionista y antivacunas. Igual que Eric Clapton. Me parece irresponsable. Me irrita un poco la gente que se empeña en esas ideas, confiando más en sus pensamientos que en la ciencia. Aunque viendo que el disco ha recibido críticas muy duras, me entran ganas de escucharlo.