‘MALVIVIR’

Lugar: Gran Teatro

Días: Viernes y sábado

Hora: 20:00 horas

Duración: 90 minutos

Director: Yago Cáceres Dramaturgia: Álvaro Tato

Reparto: Aitana Sánchez-Gijón, Marta Poveda, Bruno Tambascio

La ovacionada distinción de la picaresca en el Gran Teatro ha emanado de los gritos, risas, sollozos, anhelos y miradas de un lenguaje poético alimentado de la miseria de la pícara Elena de Paz, condenada a muerte desde su estado de no-nacida. Desde el inicio, figuras, gestos, música, iluminación y escenografía son los elementos escogidos por el director Yayo Cáceres y el dramaturgo Álvaro Tato para desgarrarse en una forma de poesía, libre en sus movimientos; libre al configurar una picaresca dramatúrgica desde el teatro puro. 

La sólida iluminación de Miguel A. Camacho y las sombras que proyectan las estructuras vacías de Mónica Boromello insisten en un escenario que clama ser ocupado y que pide, como Elena de Paz, contar su historia desde la primera persona, donde la poesía concreta en la que creía Antonin Artaud juega con los decorados, los recorre, los mueve, los salta y los atraviesa. Esta poesía ha sido encarnada por las brillantes actrices Aitana-Sánchez Gijón y Marta Poveda. Ambas han transmutado grácilmente en una serie de personajes, con una profundidad y naturalidad exquisitas, creando imágenes materiales desde la autonomía que alcanzan sus gestos. Cómo explicar si no la doblez y metáfora conceptual entre un útero y un cadalso; entre una cuerda que es látigo, rienda de caballos y sangre. Por su parte, la música y el espacio sonoro han sido trovados en directo por Bruno Tambascio, donde la actualización de la jácara desde armonías contemporáneas ha terminado por formar parte de la vida escénica. Se ha sentido la gestualidad entre notas y versos, malviviendo y reclamando su espacio entre parodia y drama.

Malvivir se singulariza a sí misma, proponiendo una poesía en movimiento por la escena, desde la mirada de la que fue una mujer tan libre como condenada en el Siglo de Oro español. Perdida y descalza, pero sedienta de deleites.