No hay película de Manuel Martín Cuenca que me haya decepcionado. Desde que en el 2003 consiguiera deslumbrar con su adaptación de la novela de Lorenzo Silva La flaqueza del bolchevique, han sido uno tras otro los aciertos en su filmografía: Malas temporadas, La mitad de Óscar, Caníbal, El autor… Y ahora llega La hija, un relato escrito a partir de la historia de Félix Vidal, por Alejandro Hernández junto al director. En el guion pelea la tensión del drama con el suspense del thriller, abordándose el tema de la maternidad (desde dos puntos de vista antagónicos), situándonos en un paraje aislado donde transcurrirá la acción que se sirve bien dosificada, hasta culminar en un desenlace de lo más perturbador y violento. 

El filme arranca con la huida de una chica embarazada (Irene Virgüez) de un centro de menores. La espera un educador (Javier Gutiérrez) para esconderla en su casa de campo, donde los aguarda su mujer (Patricia López Arnaiz), alguien que desea ser madre y no puede. Entre ellos han pactado el destino del bebé. Sin embargo, la irrupción de un nuevo personaje en la trama que se desarrolla desencadenará una serie de acontecimientos que provocarán el verdadero conflicto entre los personajes. 

Asimismo, un policía merodea y sospecha. Me refiero al papel que hace el actor cordobés Juan Carlos Villanueva, con un cambio muy justificado en su apariencia física que acompaña a la construcción de su personaje. También encontramos en el reparto a la ya experimentada actriz cordobesa María Morales, como directora del centro de menores. Todos ellos muy bien dirigidos por este gran director de actores.

La cinta, con dirección de fotografía a cargo de Marc Gómez del Moral, consigue captar la grandiosidad del paisaje a base de vuelos de cámara, a la vez que transmite la claustrofóbica situación en que se halla la joven. Pero donde realmente este realizador consigue los mejores resultados es cuando profundiza en los sentimientos de los personajes, transmitiendo emoción e inquietud, gracias al gran dominio de los recursos cinematográficos que posee. En definitiva, toda una lección de cine y contención.