Operación Triunfo cumple veinte años transformando vidas. Como en una película de sobremesa, los concursantes que lograban traspasar los muros de la academia se encontraban repentinamente con pruebas técnicas, emocionales y físicas que debían superar cada semana, frente a millones de ojos, para llegar a cumplir el gran sueño de ser artista. Un vaivén emocional que en algunos casos terminaba con los créditos sobre una imagen feliz, a lo flashdance, y en otros sobre un fondo negro, melancólico, como una película independiente del Festival de Cine de Sundance. La mayoría de estas historias, como en la vida, no obtuvieron siquiera un final, sino otro principio tras un cambio determinante.

Rafa Romera tiene 25 años y entró en la academia con 23, en una edición marcada por la crisis de la pandemia, que todavía afecta a él y a sus compañeros en el desarrollo de sus proyectos musicales. «El verano pasado hice una gira de cinco conciertos y me puedo dar con un canto en los dientes porque no fue rentable, por el covid», explica Romera, quien sigue haciendo la música que le gusta «a martillo pilón» sin olvidar los ratos en La Corredera con sus amigos, aunque los vecinos los echen por el ‘jaleo’, «eso no ha cambiado», comenta. Recuerda con cariño su paso por el programa porque «te aporta muchas tablas», aunque reconoce la presión psicológica a la que someten a los integrantes, ya que él tenía «experiencia de montar espectáculos en bares con grupos, pero había gente de 18 años que no había salido nunca de casa y les afectó más», explica el artista. «El programa te da exposición, pero cuando sales sigues siendo el mismo, solo que con unos fans incondicionales que siguen ahí», declara Romera.

Su compañero de concurso, Hugo Cobo, vivió en su propia piel la misma sensación cuando se encontró con miles de seguidores en las redes, con los que apenas ha podido disfrutar en directo, salvo en el Share Festival de Barcelona, en dos festivales de CocaCola Music Experience y en el teatro Rialto de Madrid. «Mi paso por el programa supuso un cambio de la noche a la mañana; se te vuela la cabeza por completo», cuenta Cobo, uno de los más populares entre el público por su carisma, pero también por sus comentarios polémicos, que generaron titulares y largo hilos de Twitter.

Es lo que tiene el ímpetu de la juventud, su falta de experiencia, que evoca frescura aunque pueda convertirse en un arma de doble filo frente a la exposición mediática. Fue lo que vivió Sandra Criado, ya que la edición de 2008 en la que participó se enfocó «más bien como un Gran Hermano», que la gente seguía con tantas alabanzas como críticas aunque estas, cuenta Criado, le hicieron convertirse en la persona fuerte que es ahora. «Para mí, OT fue una experiencia de crecimiento personal brutal», cuenta, «estar en el programa había sido mi sueño desde la primera edición y la experiencia fue muy gratificante porque me hizo darme cuenta de que, cuando las personas luchan por algo, lo consiguen». Cuando salió de la academia, hizo de María Magdalena en el musical oficial de Jesucristo Superstar, estuvo en el programa de María Teresa Campos e hizo una gira mundial con una empresa de música House que le animó a sacar sus propios temas en este género, hasta que decidió dejar la música en 2013 porque «la vida de cantante, a no ser que tengas una buena productora o un buen padrino, es muy difícil y cuando tienes familia prefieres optar por una vida más equilibrada», aclara, aunque «la música nunca la dejas del todo porque la llevas dentro».

Manu Castellano también se dio a conocer al mundo como artista en el mismo concurso que Sandra. Recuerda los camiones de Villa del Río empapelados con su cara y reuniones de todo el pueblo en la plaza del ayuntamiento para votarle. «Cuanto entré tenía solo 17 años y no había salido prácticamente de mi pueblo, así que cuando salí del programa los ritmos frenéticos, en la inercia de la montaña mediática, me pasaron factura y tuve que pedir ayuda psicológica», admite, aunque el acceso a OT le proporcionó «una formación con profesionales increíbles que no habría podido conseguir de otro modo», por lo que siempre tendrá «buenas palabras para el programa». Oportunidades no le faltaron. Tras la gira oficial del programa, participó en una gira con Cadena 100 y con Soraya, antes de comenzar a trabajar con una productora en proyectos que finalmente no vieron la luz. Entonces vino el «parón», ya que «el resultado mediático te puede llevar a hacer música por inercia, más que por una pasión genuina». Aunque el arte nunca se ha ido de su vida. Además de ser el dueño de una empresa de eventos, sigue componiendo a su ritmo, ya que si algo no quiere en su faceta musical «son prisas» y tiene pensado presentar una de sus canciones al Festival de Eurovisión 2023. «Cuando la gente me escucha decir esto se les abren las carnes, por los prejuicios que hay en torno al festival, pero a mí me gustaría mucho ir porque lo disfruto como espectador y me apetece vivir la experiencia desde dentro», cuenta el artista.

La profesora de baile flamenco Lidia Reyes llegó a Operación Triunfo casi por casualidad. Había terminado los estudios de danza en el Conservatorio y decidió entrar en la academia de Cristina Heeren para perfeccionar su técnica. Allí, un compañero le habló del programa y la convenció para acompañarlo a los castings. Él no pasó, pero ella sí y se vio de pronto en el plató de Tele 5. «Yo no había pisado en mi vida ni un karaoke, así que aquella fue la primera vez cantando en un escenario», recuerda Lidia, quien admite haber vivido el programa con «ilusión, nervios y responsabilidad». «Quería ser disciplinada y aprovechar las clases de los profesores. Pero también lo viví con la ingenuidad de los 20 años, muy sorprendida, porque no esperaba hacer una gira por España, grabar en un estudio y entrar de lleno en el arte», declara la bailaora y cantante, aunque reconoce que nunca se ha visto en un trabajo común y que el único ámbito que le atraía además del artístico era el del periodismo.

Aunque el programa le aportó algo más que experiencia profesional. Allí Lidia Reyes conoció a Guillermo Martín, otro de los concursantes, con el que más tarde formó una familia y el dúo Café y Olé; ambos de esos proyectos siguen en activo.

Vega / 2003

Trabaja en la inminente salida de otro disco

Vega. CÓRDOBA

Vega ha destacado por su rebeldía como artista desde que se desligó del fenómeno mediático de OT, y no solo porque decidió cortarse el pelo para demostrar que ella es mucho más que una cara bonita, como ha explicado en entrevistas, sino porque se ha esforzado por lograr su propio camino en la música, sin importarle lo que se esperaba de ella.

Con varios discos en el mercado, este pasado 15 de octubre publicó Un golpe, como adelanto de su próximo disco, que saldrá muy pronto. El hecho de que las revistas de música independiente se hayan hecho eco de la noticia, así como la actitud y los contactos que cosecha la artista, dan pistas sobre la actitud que piensa mantener Vega respecto a la industria. 

Lidia Reyes / 2005

Canta e imparte clases de baile flamenco

Lidia Reyes. CÓRDOBA

Actualmente, Lidia vive en Valencia con su pareja, Guillermo Martín, compañero del programa con el que formó el dúo Café y olé, todavía en activo. Ambos tienen un hijo, así que buscan una vida con más estabilidad. La artista imparte clases de flamenco y canta en la compañía Serena y Morales mientras estudia las oposiciones para ser profesora fija de flamenco en el Conservatorio de Danza.

Vio cumplido su sueño cuando estuvo cuatro años viviendo en París y actuando en la compañía de teatro nacional. «Ensayábamos en el teatro Chaillot, desde donde se veía la Torre Eiffel, aquello era maravilloso», recuerda la artista, quien dice llevar Córdoba siempre en su «discurso» y en su «sangre», y más «viviendo fuera». 

Anabel Dueñas / 2008

Está retirada de todos los focos mediáticos

Anabel Dueñas. CÓRDOBA

No se sabe mucho a cerca de Anabel Dueñas, excepto su sonada amistad con Rocío Carrasco y su anterior participación en un musical dedicado a Rocío Jurado, en el que Dueñas interpretaba a la coplera.

Las redes sociales de la ex concursante de Operación Triunfo muestran que sigue cantando, aunque sea por hobbie, y que asiste a clases de baile en sus ratos libres. Su paso por el programa destacó por su interpretación del tema En el punto de partida, de Rocío Jurado, así como por su desparpajo en sus contestaciones a Risto Mejide, quien por entonces era uno de los jueces del jurado, con los momentos polémicos y mediáticos que eso supuso para una de las ediciones más sonadas del famoso concurso de la televisión. 

Sandra Criado / 2008

Ha montado una empresa de marketing digital

Sandra Criado. CÓRDOBA

«Siempre echo de menos la música», cuenta Sandra, «me han llamado de muchos sitios para seguir haciendo cosas, pero he dado mi negativa porque mi empresa y mis proyectos me hacen feliz». Se refiere a su empresa de marketing digital, así como a sus libros de crecimiento personal, Viaje hacia el origen, Fase supernova e Interestelar. «El hecho de salir en OT te da fama, pero luego tienes que seguir luchando y trabajando y llegó un momento en el que quise seguir otro rumbo para que mis esfuerzos se vieran remunerados», explica.  

Sandra tiene ahora una vida personal y familiar equilibrada y se encuentra «muy feliz», por lo que cambiar el rumbo para volver a pisar un escenario no se encuentra entre sus planes de futuro. 

Manu Castellano / 2008

Tiene un negocio de eventos con unos amigos

Manu Castellano. CÓRDOBA

Aprovechó los contactos que le brindó el programa para montar una empresa de eventos con un grupo de amigos, aunque él se ocupa de la parte «más artística».

Vive en Las Palmas de Gran Canaria, aunque no deja de visitar a sus familiares y amigos de Villa del Río. Si algo no quiere en relación con la música, son «prisas», aunque no piensa dejarlo nunca. Es un eurofan orgulloso, así que ha puesto en marcha el proceso de composición de varios temas que pueda presentar a la edición de Eurovisión de 2023. Asegura que este proyecto le ilusiona más que «hacer temas y buscar una discográfica». Si algo aprendió de su paso por OT, es que la música debe hacerse cuando el proyecto te apasiona realmente y nace de dentro.

Rafa Romera / 2020

Va a clases de música y sigue componiendo

Rafa Romera. CÓRDOBA

Al salir del programa, Romera compuso el EP El niño bueno; producido por Pedro Pimentel, el productor de El Canijo de Jerez, y Antonio Ferrara, quien produjo a Manuel Carrasco y a Malú. Actualmente, el artista viven en Córdoba capital. El videoclip de su último tema, Soy el aire, es obra de Nane, una artista joven cordobesa. Muy pronto sacará el tema Duele tanto amor. Puso en marcha una gira este pasado verano y el 21 de mayo actuó en el teatro El Brillante, aunque algún día le gustaría tocar en La Axerquía, componer para otros artistas y tocar con el Canijo de Jerez, uno de sus referentes. Para ello, sigue formándose en piano, guitarra y ukelele y le gustaría apuntarse a clases de canto. Ha colaborado con el grupo Duende Callejero. 

Hugo Cobo / 2020

Trabaja duro para llegar lejos con su música

Hugo Cobo. CÓRDOBA

El joven artista tiene dos EP en el mercado, Doleré (2020) y Sanaré (2021), con los que ya ha cosechado una avalancha de fans incondicionales de esa mezcla de estilos pop, urbano y rock por los que Cobo se mueve como pez en el agua. Entró y salió de Operación Triunfo con las ideas muy claras, aprovechar el tirón para lograr una carrera en la música a largo plazo. «No puedo confirmar mucho ahora, pero estoy metido en un montón de proyectos musicales y de todo tipo», cuenta Cobo a este diario. «No me esperaba la repercusión de mi música porque siempre prefiero no esperarme gran cosa para llevarme sorpresas, aunque lo próximo lo estoy trabajando mucho para que dure», explica, contento de rodearse de un ambiente «muy sano».