El pensamiento político y el compromiso social de Lorca a través del teatro son el eje del libro Tras la pista de Federico García Lorca, cuyo autor, el investigador Joseba Eceolaza, presentó ayer en el centro social Rey Heredia acompañado de Martina Velarde, secretaria general de Podemos Andalucía, y Ana Naranjo, diputada de IU en el Parlamento andaluz, en un acto en el que también colaboró la librería La República de las letras.

Se ha escrito mucho sobre Lorca. ¿Qué aporta este libro?

Es cierto que sobre Lorca se ha investigado mucho, pero todavía hay partes de su vida en las que merece poner el foco, y una de ellas es su activismo social. Lorca, a l contrario que Alberti y Miguel Hernández, no fue militante de ningún partido político, pero sí fue un activista social que proyectó valores a favor de la justicia y la libertad. Y lo que hago en este libro es analizar ese pensamiento social y teatral a través de la experiencia de los actores de La Barraca, una compañía de teatro universitario con la que Lorca recorrió 64 pueblos y ciudades de España para llevar el teatro a la gente humilde. Solo una mirada social y política es capaz de hacer eso.

¿Qué supuso en su día La Barraca?

Junto con las misiones pedagógicas del Gobierno de la República, supuso una apuesta clara por acercar la cultura a la gente que menos tenía. Hay una imagen de esa época que son unas mujeres pobres, vestidas de negro, en un pueblecito de Segovia, viendo un cuadro del Museo Prado. Y es que el Gobierno de la República copió 17 cuadros de ese museo y los llevó de pueblo en pueblo. Esas mujeres nunca podrían haber visto un cuadro de Goya o Velázquez si no es por esa iniciativa. Con La Barraca pasó lo mismo. Una persona de la España rural nunca podría haber visto Fuenteovejuna o cualquier otra obra si Lorca y los suyos no las hubieran llevado allí. Además, él siempre ponía la condición de que fuera gratis.

¿Adónde ha acudido en sus investigaciones?

Me he centrado en tres ámbitos. En primer lugar, en la hemeroteca de muchos periódicos de la época que se hacen eco del paso de Lorca y La Barraca. También me he basado en las propias conversaciones que Lorca tiene con los periodistas en sus numerosas entrevistas, en las que llegó a decir que había que bajar el teatro de las plateas en una clara crítica a la clase alta. Por último, acudo a los propios testimonios de los actores de La Barraca, ya que cuatro de ellos escribieron sus experiencias.

¿Qué opina sobre las nuevas teorías que dicen que la causa de su muerte no fue ni su orientación sexual ni sus ideas, sino viejas rencillas entre familias?

Que el franquismo asesinó por envidias es uno de sus grandes mitos, es una gran mentira. Nadie murió por envidia, por rencillas, problemas de lindes o amorosos, que da la casualidad que siempre apuntaron a la gente de izquierdas. Si eso hubiera sido cierto en las zonas nacionales también habría muerto alguien de derechas. La ultraderecha ha pretendido desideologizar esos crímenes y el crimen de Lorca es político e ideológico. Lo asesinan por orientación sexual, por su apuesta por la República y por su sensibilidad social. Y nos tenemos que revelar ante esas tesis. A Miguel Hernández lo encarcelaron por su ideología y murió; Rafael Alberti se tuvo que ir al exilio, igual que Machado, María Teresa de León o Cernuda. Pero Lorca, desgraciadamente, se fue a una cuneta.

¿Queda mucho por saber del poeta granadino?

Queda mucho por interpretar, tal vez. Y, sobre todo, queda por saber una de las cosas más fundamentales, dónde está enterrado. Es verdad que encontrar unos huesos puede parecer algo irrelevante, pero, a veces, tanto para las familias como para la sociedad, es importante conocer la verdad, qué sucedió. También hay que recordar que Lorca está enterrado con otras tres personas, y esas tres familias también tienen el derecho de saber dónde están los cuerpos de sus seres queridos para cerrar el duelo. Y no hay un derecho humano más elemental que el de poder enterrar a tus muertos de forma digna.

¿Qué cree que pensaría Lorca sobre lo que está sucediendo en España con la memoria histórica?

Se escandalizaría y también lo haría al ver los discursos basados en la homofobia y se rebelaría contra ellos. Discutiría con Macarena Olona sobre lo que ha dicho de que Lorca votaría a Vox. No era militante de un partido político, pero era amigo de la Asociación de la Unión Soviética y participó en varios mítines republicanos. No es verdad que fuera neutral. En una charla sobre el teatro, él dice que el poeta no solo tiene que hablar de las rosas, sino que tiene que bajar adonde están los que recogen las rosas.