Curtido, literalmente, en mil batallas, el fotógrafo y periodista cordobés Gervasio Sánchez presentó ayer en Córdoba, dentro de la Bienal de Fotografía, el libro Pandemia: miradas de una tragedia, que reúne el testimonio visual de 26 fotógrafas y fotógrafos latinoamericanos y españoles con el objetivo de crear una memoria documental sobre la crisis sanitaria universal del covid-19 que, según Sánchez, ha estado mal gestionada, tanto en la salud en general como en la salud informativa.

-¿Cómo y por qué surge el libro ‘Pandemia: Miradas de una tragedia’?

Este proyecto surge del enfado de varios fotógrafos y periodistas especializados en zonas de conflicto cuando nos plateamos cubrir la pandemia en nuestro país y nos encontramos con las puertas cerradas de residencias, tanatorios y ucis. El comportamiento de las autoridades políticas ha sido generalizado intentando maquillar lo que estaba ocurriendo de verdad e infantilizando a la población, a quien se ha transmitido una información, desde mi punto de vista, indecente de lo que ha ocurrido, escondiendo el impacto real de la pandemia. Y se puede mostrar ese impacto sin necesidad de mancillar el derecho a la intimidad y dignidad de las víctimas. De hecho, en este libro solo aparece la imagen de un fallecido. Por otro lado, los beneficios de su venta irán a parar a los familiares de fotógrafos y fotógrafas que han muerto cubriendo el covid en Latinoamérica y Asia. Este libro ha surgido de la necesidad de crear una memoria visual. A pesar de toda las restricciones y censura que ha habido, los fotógrafos nos hemos colado en los sitios en los que había que estar.

¿Habría que reflexionar de nuevo en torno a la libertad de expresión y prensa?

La salud informativa es tan importante como la salud en general. No entiendo cómo las asociaciones de prensa y, en general, todos los medios de comunicación hemos podido aceptar esta censura y restricciones. Las autoridades nos han impuesto el guion que han querido, y los periodistas no podemos aceptar las imposiciones de los políticos, banqueros y grandes empresarios ni aliarnos con el interés político.

¿Imaginaba ver esto en países desarrollados y modernos?

Ni en mis sueños más extraños. He estado cubriendo pandemias y epidemias, como la del hambre, pero nunca se me hubiera ocurrido pensar que en las puertas de mi casa me iba a encontrar lo que ha ocurrido. He visto todo lo que había que ver y parece increíble que esto pueda ocurrir en una Europa desarrollada. En España, además, ha sorprendido sin medios a médicos y residencias de ancianos, y alguien tiene que ser responsable de todo esto.

¿Cuáles han sido los grandes errores en la gestión de esta pandemia?

El error principal es que los equipos sanitarios expertos en epidemias se han dejado avasallar por los gestores políticos y no han impuesto la prevalencia de sus opiniones. Hay que plantearse qué ha pasado en los últimos 15 años en el sistema sanitario, porque en la mayoría de los centros de salud faltaban cosas básicas, además de profesionales. El sistema de salud ha colapsado y las residencias de ancianos se han visto desbordadas por los mismos motivos.

¿Qué sintió cuando se dio cuenta del alcance de esta pandemia?

Me di cuenta muy rápidamente porque me lancé a la calle en Zaragoza, donde vivo, y vi gente morir desde el primer minuto. Me aparté de mi familia durante tres meses por temor a contagiarlos. Nunca he visto morir con tanta soledad como ahora en España en ningún sitio en mi vida. Y eso se podía haber evitado con el traslado ordenado de familiares a hospitales y tanatorios. Cuando he fotografiado a moribundos en países como Somalia o Sudán, siempre han estado en brazos de sus familias.

Le veo muy enfadado

Más que enfadado, estoy sorprendido de que un país como España no haya sido capaz de ser imaginativo a la hora de solucionar los problemas que provoca una pandemia. Y creo que hubiera sido el mismo desastre estuviera quien estuviera en el Gobierno. Las dimensiones de la crisis eran muy difíciles de imaginar en enero o febrero, pero era importante mostrar con más contundencia lo que estaba pasando, porque no enseñar imágenes duras ha hecho que se dispare el número de negacionistas y que muchos jóvenes no se hayan creído que esto era una pandemia letal.

¿Cómo ve el futuro?

Espero que esta pandemia nos marque para darnos cuenta de que no podemos seguir jugando con fuego. Hay que fortalecer el sistema sanitario del país y cambiar el sistema de residencias, que deben dejar de ser un negocio. Y a los médicos hay que obligarles a criticar con dureza el sistema político. Ellos se han callado.

-Lejos del horror de las guerras y pandemias, en esta Bienal nos obsequia con una exposición de fotografías amables y espontáneas de ciudadanos de Córdoba que realizó en el 2008. ¿Qué recuerda de aquella experiencia?

-Tenía las fotografías en mi memoria, pero al ver la exposición me ha sorprendido que en tan pocas horas de una mañana pudiéramos hacer tantos retratos. Me ha gustado mucho. Me ha hecho mucha ilusión encontrarme con esos personajes de nuevo.

-Afoco le ha nombrado presidente de honor. ¿Qué siente ante este reconocimiento en su tierra?

-Estoy muy contento, es un honor. Es un colectivo que lleva difundiendo la fotografía más de 40 años y este es un cargo emérito que me dan en mi ciudad natal, de la que me marché cuando tenía tres años y a la que cada que vez que vuelvo es para cosas buenas.