La escritora Clara Sánchez (Guadalajara, 1955) presentó ayer en Córdoba su nueva novela, Infierno en el paraíso, un thriller negro publicado por la editorial Planeta. En esta ocasión, la novelista contempla a través de los ojos de Sonia Torres, una camarera en Marbella, la vida de Amina, segunda esposa del rey saudí, cuando se encuentran de viaje en el municipio malagueño. Mediante un vínculo que cada vez se estrecha más, ambas mujeres se adentrarán en un pozo que solo tiene como final un espejo en el que mirar sus realidades, sus vidas y las visceras de sus deseos.

Su última novela, El infierno en el paraíso, va más allá de una realidad que pasa desapercibida.

Todas mis novelas parten de eso, de lo que me resulta extraño dentro de lo ordinario. En esta de la riqueza, del poder y de la impunidad, lo que se oculta detrás de esa fachada de cuento de Las mil y una noches.

En su obra, Sonia se ve arrastrada por el lujo saudí, pero poco a poco la realidad se va haciendo cada vez más gris.

Nos resulta envidiable ese lujo, una vez dentro se da cuenta de que es una trampa. Es extrapolable a cualquier político, a cualquier empresario que vive en otro mundo, a cualquier persona que no se relaciona con todo el mundo. El poder no implica libertad, esta tiene que ver con la capacidad de decidir. Del ansia de libertad de Amina se desprende qué tipo de sociedad es la saudí. Cómo ve a las chicas normales, cómo desea ser otras, cómo desea ser Sonia, cómo es capaz de manipular... Lleva mucho lujo encima pero no es dueña de ese lujo. Sonia se va a ver en el espejo. Hasta que no se ve convertida en Amina, no se da cuenta de la libertad que tiene. Amina se da cuenta de que esa libertad también tiene riesgos, no es gratis.

Y desaparece la supuesta virtud de ese lujo.

Es preferible ser libre, madurar y crecer a estar encerrada en una jaula de oro. Lo que le pasa a Amina es que, cuando una está acostumbrada a una jaula de oro, es posible que acabe en una jaula sentimental. En una jaula sentimentalmente tóxica. Y Sonia, estando en una jaula de oro, se va a dar cuenta de que es más fuerte de lo que creía. De esta situación la que mejor sale parada es Sonia, al poner en marcha mecanismos que estaban adormecidos. Se dejaba llevar por el día a día, por la precariedad, por el victimismo. Amina se ve a través de la vida de Sonia, y Sonia se ve a través de Amina. Y se convierte en un thriller psicológico y policíaco, un thriller negro.

La superficialidad está muy presente en otras obras suyas, como en El cielo ha vuelto, ganadora del Premio Planeta en el 2013. En este versa sobre el mundo de la moda. ¿Por qué ese empeño en desgajar la superficialidad?

La realidad se va a presentar siempre trágica o superficial, sin darnos cuenta de lo que hay. Suelo sacar lo que de extraño hay en esa realidad. En el caso de El cielo ha vuelto, la chica lo tenía todo, pero estaba muy sola y no lo sabía. Se da cuenta de que no es feliz, de que tiene que despojarse de todas esas cosas. Entonces es cuando el cielo vuelve.

Sus novelas tienen mucho de psicológico también.

Mis novelas son superpsicológicas. La mente humana es muy enredadora. Y eso me interesa.

¿Podría ser Córdoba escenario de una de sus novelas?

Sí, claro. Córdoba me encanta y hay mucho que descubrir aquí.