¿Quién dice que no se puede ir al cine? ¿Que no hay estrenos? ¿Alguien ha visto una película de Buster Keaton en pantalla grande? La respuesta a estas preguntas no está en el extrarradio de la ciudad, sino en el corazón de su casco histórico, donde la Filmoteca de Andalucía se ha convertido en un oasis para los cinéfilos en estos tiempos en los que las salas de cine abren y cierran en función de la curva de la pandemia y las nuevas películas aguardan con incertidumbre su estreno. Actualmente, este es el único lugar de Córdoba en el que se puede ver cine en pantalla grande y mucho más, porque, como dice su coordinador de programación, Pablo García Casado, en la Filmoteca «se vive una experiencia distinta, estás en una sala, en silencio, con toda la pantalla para ti», aunque es consciente de no poder «competir» con las plataformas digitales, «que han venido para quedarse».

Aún así, García Casado defiende que «en las plataformas ves películas y en la Filmoteca, igual que en las salas comerciales, vas al cine». «Hace unos días se exhibió el documental Antonio Machado. Los días azules, y muchos de los que ya la habían visto en la televisión vinieron a disfrutarlo a la Filmoteca», continúa el coordinador.

Además de sensaciones nuevas, esta institución cuenta con una programación variada y diversa que alcanza a todas las edades y gustos, amén de ofrecer películas que forman parte de la historia del séptimo arte que muchos solo han podido ver en la pequeña pantalla. Los fines de semana, estrenos y cine destinado al público infantil, «muy importante para el centro»; los lunes, repaso por el celuloide andaluz; los martes, el club de cine… «Seguimos teniendo una oferta bastante variada tanto de clásicos como de contemporáneos, siempre en versión original», prosigue García Casado, que reconoce que en su momento le preocupó el cambio de horario de las películas infantiles los domingos, aunque asegura que «el público está respondiendo». Por otro lado, este espacio ofrece títulos que difícilmente se verían en otro lugar, como el ciclo de películas de Fellini, que se ha tenido que aplazar por la duración de las cintas, todas ellas perfectamente restauradas. Porque entrar en la Filmoteca, de alguna manera, también es sumergirse en los orígenes más recónditos del séptimo arte.

Gran pantalla: Los espectadores, listos para ver cine.

«Iniciar el ciclo infantil con una película muda de Buster Keaton es toda una declaración de intenciones», señala García Casado, que recuerda que ese filme tiene cien años y comparte cartelera con otros de los años noventa o de la última década, «y eso también es historia del cine». Pero la pandemia tiene la sombra alargada y el miedo a los espacios cerrados se ha trasladado también a parte del público asiduo la Filmoteca, sobre todo a los espectadores más mayores, que han dejado de asistir a las sesiones. «Hemos notado que algunos de los fieles diarios, a los que yo llamo los nuestros, no vienen casi desde marzo, lo que es muy triste», asegura el coordinador, que indica, por otro lado, que ahora hay personas «que están descubriendo la Filmoteca» y un público nuevo que va entrando, pero cree que «nosotros no estamos recogiendo al público que asiste a las salas comerciales». Es más, también se está perdiendo al público universitario, del que se nutre habitualmente la Filmoteca. «Muchos estudiantes se han ido a sus ciudades», continúa el coordinador, que explica que, pese a que este centro se ha convertido en el único lugar donde se puede ver cine más allá de en las pantallas domésticas, esto «no ha supuesto un significativo aumento de espectadores» durante los periodos en los que las salas de cine han estado cerradas.

«Nuestro objetivo es mantener el servicio público, no aspiramos a llenar por llenar, creemos que es más interesante la calidad y que la ciudad disponga de la Filmoteca», concluye García Casado.