La semana pasada publicábamos una selección de cine internacional estrenado en 2020, y ahora presentamos las películas españolas que durante la pasada temporada han conseguido fijar mejor recuerdo. En primer lugar, me gustaría recordar La inocencia por su valentía y realización, con un estilo directo. También como debut, aunque dentro del campo documental, se agradece el filme experimental de Nuria Giménez, My mexican bretzell, todo un ejercicio de estilo. Otro experimento fue el de Juan Cavestany con Madrid, interior, desde el confinamiento. Pedro Almodóvar nos regaló un mediometraje (La voz humana),basado en el monólogo teatral de Jean Cocteau, con un color de lujo que firma Alcaine, una banda sonora excelente de Alberto Iglesias y una soberbia interpretación de Tilda Swinton. En Uno para todos, David Ilundai nos presenta un profesor interino que realiza una complicada suplencia, encarnado en David Verdaguer, que construye un personaje casi de western. Cesc Gay da una lección de dramaturgia cuando adapta para la gran pantalla su obra teatral Los vecinos de arriba en Sentimental, con Javier Cámara, Belén Cuesta, Alberto San Juan y Griselda Siciliani.

Texto e interpretaciones, como El inconveniente, del debutante Bernabé Rico, a partir de una pieza teatral del montillano Juan Carlos Rubio. Los cordobeses Antonio Hens y Álamo estrenaron una comedia muy gaditana: Mi gran despedida. Igual que Guillermo Rojas rodó en Sevilla un drama romántico: Una vez más. Y Entrenas unió a Valle Inclán y Romero de Torres en pantalla. Icíar Bollain volvía a dirigir con La boda de Rosa, cediendo el protagonismo a una Candela Peña en estado de gracia. Isabel Coixet, con Nieva en Benidorm ha sabido fundir diferentes géneros con un sobresaliente trabajo de Timothy Spall. Pilar Palomero vencía en Málaga con Las niñas y Daniel Calparsoro volaba alto con Hasta el cielo. Títulos que no han podido llegar a la gran pantalla y hemos tenido que disfrutar en otros formatos, como Historias lamentables, de Javier Fesser.