Su voz de niña al hablar contrasta con la potencia que derrochan sus cuerdas vocales cuando canta y, sobre todo, con unas ideas muy claras acerca de lo que quiere ser y qué camino tomar para conseguirlo. A sus 26 años y con la honestidad por bandera, la cantaora cordobesa María José Llergo es uno de los nombres que se alzan en la actualidad dentro del flamenco, que ella lleva en sus venas desde niña, cuando su abuelo la enseñó a entonar el arte jondo en Pozoblanco, su pueblo, desde donde partió a Barcelona para cumplir el sueño de aprender a cantar. Mañana sábado se subirá al escenario del Teatro Góngora como parte de la inauguración de Cosmopoética para ofrecer Cábalas, un espectáculo lleno de poesía.

-Llega a Córdoba a un encuentro poético pocos días después de la celebración del décimo aniversario del título de la Unesco al flamenco. ¿Qué significan los versos en su cante?

-Todo. La poesía es una forma de canalizar lo que yo siento y pienso, dándole una forma bella a algo que, a priori, es doloroso. Es elemental en mi trabajo, ya que sin ella no me podría expresar libremente ni llegar a escribir las imágenes que tengo en mi cabeza o los sentimientos tal y como me rondan.

-¿Qué es 'Cábalas'? ¿Qué pone sobre el escenario con esta propuesta?

Es un proyecto que realicé durante el confinamiento, que pasé en el campo, en el que colaboré con artistas como Ernesto Artillo, Los Volubles y Flamenco Catarsis. Era un momento de incertidumbre, pero yo necesitaba seguir creando, hacer algo, y se me ocurrió sacar algunos videopoemas que ya tenía orientados. Mediante esas colaboraciones, les fuimos poniendo música e imagen para darle un contexto a esas mini obras. Empezaremos el espectáculos con Cabalas y luego nos iremos a las canciones con el piano de Miguel Grimaldo. Pretendo recalcar el poder que tiene la poesía en la voz. Hay un libro que me tiene encandilada, que es Arqueología de lo jondo, de Antonio Manuel Rodríguez, que dice que en el flamenco la palabra sin música está huérfana, y gracias al flamenco se le dota de una intención, que va mucho más allá de su significado, y es lo que para mí tiene la conexión entre música y palabra.

-¿Qué significa para usted formar parte de la inauguración de Cosmopoética?

-Es un privilegio enorme y me hace una ilusión tremenda. Estoy preparándolo con mucho mimo y espero que le guste al público.

-Dicen que el flamenco cobra nueva vida con usted. ¿Qué piensa cuando oye eso? ¿Qué cree que ha aportado?

-Creo que es una frase muy ambiciosa. Simplemente, soy una muchacha de Pozoblanco que ve el mundo con sus propios ojos e intenta entenderlo. Y de ahí parte todo, intentar entender a los demás y a mí misma. El flamenco es eterno, inmenso, es tan sumamente vasto que lo que yo pueda aportarle es como una micra diminuta.

-No le gustan las etiquetas, pero la incluyen en el nuevo flamenco. ¿En algún momento le preocupa la opinión de los puristas?

-Cada uno piensa diferente. Yo llevo yendo a lo mío desde que era pequeña porque este sueño, este camino, era como una locura y hace mucho tiempo que empecé a caminar pensando en mí misma, teniendo mi centro en mi propia opinión y mi propio criterio. Es decir, si yo hasta ahora no he tenido en cuenta ese tipo de opiniones, sería raro que las tuviera ahora. No pienso en agradar a nadie, porque creo que el arte no está para agradar, simplemente quiero seguir mi camino de la mejor manera que pueda y siempre aprendiendo.

-En febrero, poco antes de la pandemia, sacó su disco 'Sanacion'. Pese al mal momento, ¿se siente satisfecha del recorrido o le hubiera gustado mostrarlo más en directo?

-Me hubiera encantado mostrarlo más veces en directo, he podido actuar en algunas ocasiones a lo largo de estos meses, pero solo un 5% de lo que habíamos pensado. Aun así, yo estoy contenta porque quizá si hubiera hecho mi gira no estaríamos hablando hoy, nunca se saben los caminos de la vida. Creo que el disco llegó justo cuando el mundo lo necesitaba.

-¿Qué ha sanado con 'Sanación'?

-Me he sanado a mí misma. Yo tenía una cantidad de demonios, traumas y pesadillas que no me dejaban disfrutar del momento presente que estaba viviendo. Necesitaba quitarme esa mochila tan grande y hacer algo bonito con ella, y ya que tenía la oportunidad, por primera vez en mi vida, de crear con libertad de recursos, dije “ahora me toca a mí”. Necesitaba hacerlo y de una manera honesta. La exposición es muy dura y he tenido que hacer un trabajo psicológico muy fuerte para llegar a este punto de “te respeto y te entiendo, aunque no te guste lo que hago”.

-Parece claro que del dolor pueden salir cosas muy bellas.

-Sumamente bellas. Aunque también espero no tener que sufrir más heridas para seguir haciendo cosas bellas, pero la vida es así y lo importante es sacar lo mejor de ella y disfrutarlo.

-Fusiona diferentes géneros musicales con el flamenco, ¿hacia dónde cree que va a evolucionar su sonido?

-Mi sonido es de autor. Yo escribo mis letras, hago los arreglos de mi música y el sonido evolucionará hacia la necesidad que yo tenga. Si, de repente, necesito algo orquestal, pasará. Ahora mismo estoy enamorada del afrobeat, lo que no significa que vaya a ir por ese camino. Lo que pasa conmigo, y me lo dicen desde que llegué a Barcelona, es que tengo la música de mi tierra tan interiorizada que todo lo que canto suena a Córdoba, a Pozoblanco. Y eso es lo más bonito que me pueden decir.

-Se fue joven desde su pueblo a Barcelona. ¿Qué se llevó de Córdoba?

-Además de recuerdos de mi madre, estampitas de mi abuela y mucho jamón de mi tierra, me llevé la raíz que me dio mi abuelo. Yo aprendí a cantar con él en el campo, y ese el mayor legado y las mejores enseñanzas que te puedan dar. Sin los valores de mi familia, hubiera hecho mi carrera de una forma muy distinta. Quizá me hubiera dejado llevar por las exigencias del mercado. Mi familia siempre me ha apoyado, aunque se asustaron mucho cuando decidí irme a Barcelona tan pequeña a perseguir un sueño tan incierto.

-¿Quiénes son sus referentes en el flamenco?

-Las coplas que me cantaba mi abuelo Pepe de Manolo Caracol. Pero también me encanta la Niña de los Peines, la Niña de la Puebla, que con su timbre de voz yo me muero, la Niña de Antequera, me gusta mucho Sandra Carrasco, Mayte Martín, Arcángel, Rocío Marquez…

-Y Lola Flores.

-Claro. Y fíjate que dicen que el flamenco es machista y yo te estoy hablando, sobre todo, de referentes femeninos. Lo que ocurre es que no se han visibilizado y habría que valorarlas más. Yo creo mucho en la educación en los colegios, conocemos las historia de Mozart y Chopin, y está muy bien, pero no la de los grandes flamencos, y hay que buscar el equilibrio y no que no se convierta en algo underground nuestra propia cultura.

-Su paso por el canal internacional Colors, donde ha interpretado 'La luz', su último single, supone un salto importante en su carrera. ¿Cómo valora este paso? ¿Hasta qué punto le importa el éxito?

-Lo que me importa es vivir experiencias con mi propio canto y poder ir creciendo y compartiendo mi visión de la música. Pero me hizo tanta ilusión cuando Colors me contactó que no podía ni hablar, me puse muy nerviosa. Colors es la enciclopedia musical donde descubro música desde hace años y me explotaba la cabeza al pensar que yo podría tener un hueco ahí. No sabía que cantar y al final decidí hacer dos temas inéditos a contrareloj.

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