El periodista Fernando Vázquez Ocaña (Baena -Córdoba-, 1898-México, 1966) fue la mano derecha de Juan Negrín como ministro y como presidente del último Gobierno legítimo en el interior de la II República y uno de los primeros grandes biógrafos de Federico García Lorca. De Vázquez Ocaña se conocía poco más allá su bella crónica de la proclamación de la II República en Córdoba y algunos apuntes biográficos básicos, como su recorrido desde que tenía 21 años en varios periódicos y su elección como diputado del PSOE en 1933.

Todo cambió cuando Antonio Ramos, director entonces del Diario CÓRDOBA, empezó a trabajar la figura del poeta de Fuente Vaqueros, localizó 'García Lorca. Vida, cántico y muerte' (Grijalbo -México-, 1957 y 1962) y percibió la dimensión periodística de su autor, un periodista cordobés exiliado en México, sobre cuya pista puso a otro comunicador baenense, Francisco Expósito (Baena -Córdoba- 1971) , que desde entonces ha rescatado la figura de su paisano. Para Expósito, Vázquez Ocaña es "uno de los grandes periodistas andaluces de la primera mitad del siglo XX, tanto por el protagonismo durante la II República y la Guerra Civil junto a Negrín, como por su etapa como profesional del periodismo en la Córdoba de los años veinte, al ser uno de los más destacados articulistas del periodo".

En Córdoba trabajó en Diario Liberal (1920-1930) mientras colaboraba en Diario de Córdoba, Andalucía Ilustrada o Revista Popular. Pero en opinión de Francisco Expósito, redactor del Diario CÓRDOBA y doctor en Periodismo por la Universidad de Sevilla por la tesis El artículo político en Fernando Vázquez Ocaña durante su etapa en Córdoba (1930-1934), fue precisamente este tiempo en el que le "llegaría su crecimiento profesional en periódicos como Política o El Sur, donde fue director".

Tras el golpe de Estado y ya ligado a Negrín, con el que trabó relación, según rememora en una conversación con Efe, cuando fue a solicitarle publicidad para El Sur estando ambos en la bancada socialista del Parlamento, "trasladaría al ámbito nacional ese protagonismo en la prensa de Córdoba", opina Expósito, autor de Vázquez Ocaña. Artículos cordobeses, que editará la Diputación de CórdobaVázquez Ocaña. Artículos cordobeses, donde repasa su devenir y selecciona 113 artículos de entre 1920 y 1934. En ello coincide el historiador Antonio Barragán, que prologa el libro, para quien el trabajo de Vázquez Ocaña "como periodista trasciende lo meramente local" y "tiene una dimensión estatal, aunque nunca olvide los problemas de la circunscripción por la que es diputado".

En Madrid fue redactor jefe de El Socialista y dirigiría La Vanguardia en Barcelona cuando el Gobierno republicano se desplazó a esta ciudad por la situación militar.

En México estuvo al frente de El Socialista y República Española. Para Barragán, el desconocimiento de su figura está vinculado a su relación con Negrín, según afirmó a Efe, ya que "la ocultación de este hombre y de su obra era consciente" por "parte del oficialismo socialista" dada su pertenencia al "ala negrinista del PSOE".

En todo caso, las aportaciones de Expósito son para el socialista Antonio Ruiz, presidente de la Diputación de Córdoba, editora de la obra, "un documento histórico de gran valía" que permite "rescatar del olvido a Vázquez Ocaña en reconocimiento a su labor y a la huella que ha dejado".

Fernando Vázquez Ocaña, viudo, consiguió reunir a siete de sus ocho hijos, ya que uno se quedó en Bélgica, en México, donde "la defensa hasta su muerte de la figura de Juan Negrín, en contraposición con el ala dominante en el PSOE del exilio, con Indalecio Prieto a la cabeza, no le dejaron en una buena situación económica, padeciendo grandes dificultades para mantener a su familia", recuerda Francisco Expósito.

Uno de sus descendientes, el antropólogo y poeta Eduardo Vázquez (México, 1962), nieto del periodista exiliado, confiesa a Efe que "gracias al trabajo de Expósito la idea que yo tenía de mi abuelo es mucho más amplia y profunda", dado que "nos permite entender, con mayor amplitud, quiénes somos, de dónde venimos y cómo hemos llegado aquí".

Eduardo Vázquez destaca que su abuelo ejerció la autocrítica, como plasma en el libro que escribió en su breve exilio en París, del que tuvo que huir ante la inminente llegada de los nazis, Pasión y muerte de la Segunda República española (FCE, 2007), "una actitud ética y política" que "lo aisló bastante de las facciones en que el exilio se dividió", aunque, en todo caso, "lo mejor de la España actual se parece más a lo que defendía el abuelo, a lo que imaginaron sus hijos". Expósito considera "poliédrica" su figura, sobre la que estudia ahora su control de los medios en Cataluña durante la contienda y prepara otro libro acerca de su papel en la Guerra Civil y el exilio.

Para su biógrafo, Vázquez Ocaña defendió "un nuevo periodismo que pusiera su objetivo en la idea más que en las sensaciones", por lo que "hay que reivindicar el periodismo de ideas, que ayuda a la preguntarse por el porqué de todo".