El artista cordobés Noé Serrano, que tiene su taller en Santa Cruz, su localidad natal, desde el que lleva doce años trabajando como escultor de arte contemporáneo, ha entrado en el cine a lo grande, a través de los efectos especiales, con su colaboración en la película de José Antonio Bayona Un monstruo viene a verme, que se estrenó ayer en los cines de toda España, entre ellos El Tablero. El escultor fue invitado por CineSur a participar en el primer visionado de la película en Córdoba y a interactuar después con los espectadores.

Serrano, que expone sobre todo en Madrid y Barcelona, e incluso fuera de España, ha formado parte del equipo de efectos especiales que ha realizado la cabeza del monstruo de la película. Cuenta el artista que hace un par de años «la soledad del taller empezó a pesarme mucho y necesitaba hacer algo diferente y vi la oportunidad de intentar llevar de forma paralela a lo que es mi trabajo como escultor lo que siempre me había gustado a mí, mi gran pasión, que es el cine, y que al comienzo de mi trabajo la dejé de lado por amor al arte, porque quería hacer mi propia obra». Así, explica que se puso en contacto con la empresa DDT, con David Martí y Montse Ribé, «que llevan la mejor empresa de efectos especiales que hay en España y ganaron un Oscar por El Laberinto del Fauno, son los pioneros en España y un referente a escala mundial, que me contestaron de forma inmediata y me abrieron las puertas del mundo de los efectos especiales». De pronto, dice, «me encontré en Barcelona sin saber de qué iba el proyecto y cuando me lo contaron pensé que no podía haber entrado en el mundo del cine de la mejor forma».

En la película de Bayona, Noé Serrano explica que había un equipo que hizo las manos y los antebrazos del monstruo, otro que hacía los pies, otro el cuello y hombros, «y luego estábamos el equipo cabeza, que éramos, dependiendo del momento, unas seis personas». «Ahí estuve yo, de escultor del monstruo», afirma, al que dedicó cuatro meses intensivos de trabajo. «Nunca en España se ha dado un trabajo tan inmenso, se llegó a tener 40 personas dedicadas solo al monstruo, todas en el taller, cada una con lo suyo, aquello parecía un hormiguero, y unos 20 y tantos profesionales, algunos de ellos tienen su propia empresa de efectos especiales».

El escultor cordobés augura «un gran éxito» a la película porque después «de tanto esfuerzo el resultado es magnífico». Y afirma que «tiene todos los parámetros para convertirse en un referente en efectos especiales, de lo que se hace aquí en España». Después de este trabajo de cine, Serrano explica que ha estado realizando el modelado de esculturas de El laberinto del Fauno para una colección de arte particular que tiene Guillermo del Toro, con piezas de cine que ha ido coleccionando. Se trata de una pieza de tamaño natural, que está en los Ángeles y dará la vuelta al mundo.