Grupo: Estopa

Lugar: Teatro La Axerquía

Día: Viernes 18

Los hermanos Muñoz tienen canciones de ésas que se asientan con el tiempo y cobran vida por sí en directo con la complicidad de su público, joven y fiel donde los haya, que se dio cita en el Teatro La Axerquía en cantidad considerable, a pesar del precio de la entrada, para ver a los ídolos de barrio de la rumba catalana del siglo XXI en el concierto inaugural de la feria de Córdoba. Una parroquia excitada desde el principio compartió protagonismo en gran parte del espectáculo sin parar de apoyar y cantar, llevando en volandas un show que tiene ésta y otras muchas metas conseguidas, pero que, desde el prisma objetivo musical, se podría calificar de algo inconexo en cuanto a repertorio, e incluso descafeinado. El buen rollo y la simpatía innata que despliega Estopa no les basta a quienes deben exigir, como premisa, la esencia de un concierto de este calibre y montaje técnico audiovisual, una "dignidad" de sonido (algo entumecido por el inicio de temporada de exteriores) acorde al calado de los artistas y en el que, al menos, se entiendan los textos, por muy bajos que sean los tonos que emplean David y Jose, y por poco que les hiciera falta a sus seguidores.

La evolución musical del dúo en este último álbum, titulado 2.0 , se dejó notar hacia horizontes más amplios, donde otros estilos se asoman a su rumbeo, sello de Estopa que les da entidad y buenos frutos. En esta etapa se atreven hasta con una rumba-billy, Vacilón, o La bombillita, una canción dedicada al hijo de David. El plantel de músicos que les acompaña es también de altos vuelos, entre los que destacaron Angi Bao, Luis Dulzaides y Antonio Ramos El Maca , o sea, una sección rítmica de lujo. Una lástima el sonido infiel que tuvieron en general. Mención especial a la intervención de India Martínez, cantante cordobesa invitada para una canción donde brilló su tesitura flamenca.

Más de dos horas de concierto con textos de diario en el que no faltaron temas estrella, con los esperados, archiconocidos y coreados estribillos de faldas, "runrunes" y Camarón. La madre de los hermanos de Cornellá, que colecciona sus discos de oro y menciones, y el mismísimo Peret, padre de la rumba catalana, estarán orgullosos de la brecha abierta en la memoria palmera de miles de fans que disfrutan de su ingenio, un "estopicio" que sigue funcionando y que ha adoptado y adaptado el genio andaluz en Barcelona, con personalidad propia y sin aditivos.