Lo que durante años ha sido una de las muchas copias de La Gioconda realizadas tras la muerte de su autor, Leonardo Da Vinci, ha pasado a ser una obra maestra, una pieza importante pintada por uno de los discípulos del genio, posiblemente Andrea Salai o Francesco Melzi, en el taller del artista al mismo tiempo que el florentino ejecutaba la suya. El descubrimiento lo han hecho los conservadores de El Prado de Madrid, museo que custodia el cuadro, y fue anunciado por Ana González Mozo, miembro del gabinete técnico de la pinacoteca madrileña, en una conferencia realizada en la National Gallery de Londres hace poco, según publica The Art Newspaper.

La tela, que figuraba como autor desconocido, ha pasado inadvertida hasta la fecha porque, pese a que la dama retratada es la misma que en la obra maestra de Leonardo, detrás del busto de mujer no figuraba ningún paisaje sino que había una superficie totalmente negra, con la restauración y la limpieza de la pintura ha emergido un paisaje toscano en el fondo similar al de La Gioconda. Los análisis de infrarrojos, además, revelan que los cambios sufridos por ambos cuadros mientras se ejecutaban son los mismos.

El descubrimiento ha sido reconocido tanto por El Prado como por los expertos del Louvre, museo donde se expondrá la pieza a partir de marzo en el marco de una muestra dedicada a Leonardo, pero antes, a mediados de febrero, se presentará en el museo parisino.