El artista cordobés Javier Flores inauguró ayer en Arte 21 Ad vitam , una muestra organizada por la Fundación de Artes Plásticas Rafael Botí que invita al espectador a pasear por el laberinto de la vida, "un camino complejo lleno de objetos que reflejan los diferentes momentos de la existencia", aclara el creador. Así, Flores brinda la oportunidad de discurrir por la obra y ser testigo del nacimiento, la infancia, los recuerdos y la muerte a lo largo de un montaje en el que el artista recrea su mundo interior. "Esta exposición es una evocación de la igualdad entre el arte y la vida a través del laberinto, uno de los símbolos más antiguos", explicó Flores, quien hizo especial hincapié en la posible participación del público en el montaje.

La instalación arranca con un juego --especie de laberinto-- que representa la infancia, aunque, para Flores, "también refleja la ruleta de la fortuna de la vida, el hecho de que, nacer en un determinado lugar ya indica el desarrollo del laberinto". Tras el nacimiento, el artista incluye un conjunto de imágenes de la infancia "borrosas por el paso del tiempo", para después reflejar lo efímero de la vida a través de un sistema eléctrico que capta la sombra del espectador durante unos segundos. También representa la memoria --almacenada en cajones-- y la muerte, final de la vida y de la instalación.

Para el vicepresidente de la Fundación, Serafín Pedraza, "la obra de Javier Flores nos hace reecontrarnos con la preocupación del mundo y sus pobladores", convirtiéndose éste "en un punto de referencia del arte contemporáneo de nuestro país".

La muestra, que se inauguró ayer en Arte 21, estará abierta hasta el 15 de mayo.