Poesía

Las zarzas del espíritu

‘Esta será mi venganza’, el nuevo poemario de William González Guevara

William González Guevara.

William González Guevara. / CÓRDOBA

Alejandro López Andrada

Alejandro López Andrada

Del dolor, a veces, brota luz, un resplandor que cauteriza el alma y cierra las heridas que el olvido, el hambre, la desidia y el desprecio abrió en el corazón de aquel que un día debió dejar su tierra, su familia y las raíces de su memoria atrás. El autor de este bellísimo poemario hubo de huir de su país natal y encontró un refugio a su dolor en la elaboración de una poesía donde se abrazan la ética y la estética. William González Guevara (Nicaragua, 2000) es un poeta joven que ha bebido en las aguas sagradas de los clásicos, no como otros de su generación que se jactan de no haberlo hecho nunca, llegando a conseguir una voz propia, un estilo poético genuino donde relampaguean las palabras como piedras de zafiro sobre un césped en que el lector de poesía encuentra asiento para saborear versos sublimes: «Lloré con Otredad, se desgajaron/ las alas de un quetzal al descubrir/ que hay amores que nunca se terminan/ incluso terminándose temprano» (pág. 36). William González escribe como un mago que no utiliza varita ni chistera para mostrar al mundo sus palomas que brotan de una nada sorprendente y vuelan sin sosiego por el aire para ir a aposentarse en nuestro pecho.

Desde que nos mostró su ópera prima, ‘Los nadies’ (Hiperión, 2022), premio Antonio Carvajal, William González Guevara ha publicado ‘Me duele respirar’ (Valparaíso, 2023), ‘Inmigrantes de segunda’ (Hiperión, 2023), ganador del prestigioso Hiperión de poesía, y ‘Esta será mi venganza’, cuyo título, en un principio, puede despistarnos, aunque, tras su lectura, comprendemos lo que su autor quiere aquí decirnos: su venganza no es otra que el amor, el temblor delicado de sus versos ágiles y afilados como dagas que transportan calor, melancolía, dulzura y entusiasmo, comprimiendo el dolor en luz de celofán que convierte lo árido en voz fértil: «Escribe hasta sangrar. Hasta quedarte/ árido de lamentos, corre, acércate…/ Despedaza la piel del verbo, mírala/… Devuelve soledad, la soledad/ nos es buena consejera del poeta» (pág. 63). Pocos poetas tan jóvenes como él saben llegar a esa cota de misterio, de madurez estilística, de magia, que desparrama sin esfuerzo alguno.

«La poesía de este autor nicaragüense traspasa el tiempo, lo diseca en un fragante hilo de seda que aferra a la ternura y al tenue amor que brota...»

La poesía de este autor nicaragüense traspasa el tiempo, lo diseca en un fragante hilo de seda que aferra a la ternura y al tenue amor que brota en las palabras, en sus ágiles versos que resbalan como gacelas de oro entre la hierba abriendo huecos dulces en las entrañas de quien se acerca a su armónica poesía. La herida de la tierra que dejó, su amada Nicaragua, le sustenta y le hace urdir poemas inolvidables como los titulados «La loseta» (pág. 16), «Barrio San Luis Sur» (pág. 22), y, sobre todo, «Quiscalus Nicaragüensis» (págs. 26 y 27), donde escribe versos como estos: «No es un fragmento terrenal la patria, / ni una bandera ni un color ni un himno. / Patria es rememorar lo irrepetible». Uno lee y relee varias veces este sagrado y mítico poemario lleno de amor, de fidelidad fragante a unas raíces, a una gente, a una cultura, y no se cansa nunca de adentrarse desnudo, como un niño, en cada verso, en cada frase hermosa, lapidaria, como si hubiera descubierto aquí, por vez primera, el temblor de la poesía: «A tu lado mi madre acompañándote,/ apretaste su mano delicada.../ Ambas cerrasteis ojos, alma, voz./ En la espalda esperabais el disparo,/ sentiros muertas os salvó la vida» (pág. 24). En estos versos escalofriantes cualquier lector con sensibilidad siente un temblor, una explosión de lirios que esparcen su luz pura alrededor para caer deshechos en nuestra carne.

Estructurado en tres partes que derraman al mismo tiempo desencanto, amor, desesperanza, fe, dolor y olvido, ‘Esta será mi venganza’ quedará como un poemario mágico, de culto, que nunca dejará de estar de moda, porque está escrito a trallazos luminosos. Aquí el poeta es el fósforo agridulce que prende fuego a las zarzas del espíritu. Si en su otro libro, ‘Inmigrantes de segunda’, conmovió a centenares de lectores, en el que aquí estamos reseñando consigue que te adhieras a sus pupilas para mirar el mundo sin rencor, con un punto de azul melancolía por la tierra perdida, por la infancia que hubo de abandonar para fijar su residencia aquí, en nuestro país, quizá para él hermoso, acogedor, pero distinto y muy lejano al suyo.

‘Esta será mi venganza’.

Autor: William González Guevara .

Editorial: Hiperión . Madrid,

Año: 2024.

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