NARRATIVA

El mundo luminoso de Fernando Arrabal

El escritor publica ‘Trazos iluminados’ en Ánfora Nova

Fernando Arrabal.

Fernando Arrabal. / EFE

Coincidí con mi maestro Arrabal a finales de 2022 en Granada, con motivo del Seminario Internacional de Estudios Teatrales, en un reencuentro muy emotivo donde se nos vio a ambos comiendo chocolate con churros. Por entonces, hacía ocho años que no lo veía, desde que coincidimos con motivo de la concesión en 2014 del Premio de las Letras Andaluzas Elio Antonio de Nebrija que concedió la Asociación Colegial de Escritores de España (Andalucía). Arrabal siempre fue mi maestro en la dramaturgia, junto a otros como Valle-Inclán, Beckett o Ionesco (amigos suyos estos últimos). Y mi ‘Caníbal Teatro’ le debe mucho a ellos. Siempre he dicho, y también le he dicho a él, que si hay alguien que se merezca el Premio Cervantes y el Nobel es Arrabal, pero hacen poco caso.

Hace unos meses publicó a sus noventa y un años una nueva obra lírica, ‘Trazos iluminados’, con un entusiasta prólogo de su editor, Molina Caballero, que reproduce la ‘laudatio’ que hizo cuando se entregó el premio en los Reales Alcázares de Sevilla. En esta entrega no solo encontramos textos poemáticos claramente insertos en las vanguardias y en su mundo personal, en su visión pánica de la realidad, sino también poemas visuales, dibujos del propio autor y reflexiones en prosa: «Fernando Arrabal: Cuando salí de mi tierra volví la cara llorando», donde rememora el 11 de diciembre de 1955 y su destierro y el de otros desterrados españoles: «Con qué euforia sentí en el tren que mis raíces se transformaban en piernas sin escayolas. Mis secuelas y taras de superdotado me impedían crecer en la aventura almidonada». Un texto emotivo que nos habla de esos años con fragmentos tan bellos poéticamente como este: «Escribir permite no dejarse asfixiar por la ceniza temblorosa de la realidad a pesar de que se encadena al sufrimiento imprescindible». En el epílogo habla de su suerte en la vida, y como Borges lo llamaba el africanito, y también del recuerdo de la madre Mercedes, que lo catapultó como niño sabio, recuerdos de la infancia y aquel concurso de niños superdotados, pero también de su amigo Arthur Miller y otros que lo defendieron ante el tribunal de nuestro país.

«... encontramos textos poemáticos claramente insertos en las vanguardias y en su mundo personal...»

El resto lo conforman cinco capítulos. El primero con nueve sonetos y temáticas diversas que nos hablan de los amores imposibles, la locura, Marcel Proust, la filosofía o el golfista John Rahm, escritos entre 2022 y 2023. En ellos juega con las enumeraciones, las paranomasias, los dobles sentidos, creando a veces un bestiario provocador, pero también anclándose en el juego de antinomias y paradojas; en ocasiones, muy quevediano; en otras, modernista, o construyendo rimas llamativas o creando propuestas estéticas para la que siempre estuvo dotado: «El golfista de Karma inalterado/ Con el putter del ensortijamiento/ y la empuñadura del afinamiento/ va de hoyo en hoyo inesperado».

El segundo reúne quince dibujos propios donde dibuja personas a las que admiró: Cervantes, Shakespeare, Kundera, Ionesco, Thoreau, Echegaray, Benavente, Zeller, Lennon, Foulc, Houellebecq, Eugenio Noel y Whitman.

El tercero reúne diez poemas insumisos que hacen referencia a la creación, la modernidad, los recuerdos (en este, por ejemplo, crea una serie de estructuras paralelísticas y una frase con lo recordado: la nave de la vida, la vela y las estrellas, los astros, la utopía...; en definitiva, conceptos que han motivado su existencia), el silencio, o la ignorancia: «Buceando un diluvio quizás universal/ Amurallado en el sitio de mi atrincheramiento/ Temiendo tolerancias e incluso intransigencias/ Qué importa no vivir creciendo en la ignorancia».

El cuarto es un compendio de dibujos y textos poéticos en los que el teatro ocupa un lugar predominante y, sobre todo, el aprendiz de teatro, con constantes enumeraciones de sus escritores favoritos; y en muchas ocasiones con sorna e ironía: «¡Qué sabio entre monosabios/ ¡Qué ediciones en el blanco!/ Todo espectador presente/ Puede vivir el instante/ Cuando al compás del ritmo/ A la tarima del mito/ Monolito para el rito/ El novel de los noveles/ Sabe ya ser escritor».

El quinto y último capítulo, «Caleidoscopio», aúna poemas visuales con textuales. En los visuales siempre está presente el propio Arrabal en diferentes situaciones: con un pájaro y la mascarilla, con múltiples fotógrafos, en una última cena con Kakfa, Nabokov, Beckett..., o en cartelería diversa. De los textos poéticos es singularmente llamativo el dedicado al filósofo Spinoza, autor de obras tan significativas como ‘Ética’ o el ‘Tratado Lógico-Político’, sobre el que realiza un alegato y exaltación: «Como deseaba/ a horcajadas su Deo y la Naturaleza/ reconcilió precisión y gracia,/ ¡lo instantáneo y lo eterno!». En definitiva, un libro heterogéneo, múltiple, complejo, híbrido, con la impronta de Arrabal, unas veces lúdico, otras profundo y siempre imaginativo, experimental y valioso en sus propuestas.

‘Trazos iluminados’.

Autor: Fernando Arrabal.

Edita: Ánfora Nova. Rute, 2023.

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