En un capítulo de Solaris: ensayos sonoros, podcast dirigido por Jorge Carrión, podemos conocer el modo de percibir el entorno y resolver problemas en el reino de las flores, los árboles o los hongos. Estos últimos, como también indica Robert Macfarlane en Bajotierra, tejen unas redes en los suelos de los bosques mediante las que establecen una relación simbiótica con los árboles individuales convirtiéndolos en bosques intercomunicados. Conexión subterránea por donde se distribuyen nutrientes, permitiendo que las distintas especies se transmitan lo que necesitan. 

La aparición de Todos los museos son novelas de ciencia ficción parece responder también a la idea anterior. Acercarse a la obra de Jorge Carrión conlleva adentrarse en una red de conexiones creativas y referenciales entre su propia producción y la de quienes lo rodean en su bosque de trabajo. Sin ir más lejos, él mismo ha señalado que Membrana (su anterior libro), Solaris y Todos los museos son novelas de ciencia ficción conforman un Triángulo de las Bermudas donde espera que muchos lectores se pierdan. Por fortuna, podríamos añadir. 

En Membrana lo que se presenta es el catálogo de la exposición permanente del museo del siglo XXI, un espacio para «recorrer, leer, o viceversa», en el que una inteligencia artificial es la que muestra al visitante en 2100 la relación entre la humanidad y la tecnología, que deriva en el imperio de las conciencias algorítmicas: «Su herencia inconmensurable llega hasta nuestros días: formó la progresiva separación de la ciencia y la teología que daría lugar a nuestra esencia, la ciencia ficción», señalan esas mismas conciencias respecto a las lecciones de Galileo Galilei que han llegado hasta nuestros días.

Y si en Membrana el discurso es oscuro y distópico, en Todos los museos son novelas de ciencia ficción Jorge Carrión se pregunta directamente por qué había imaginado en aquella un futuro de exterminio irremediable y por qué escribe sobre horizontes oscuros si lo que realmente necesitamos son utopías. Estas cuestiones se formulan en un momento crucial de la novela en la que, en una vuelta de tuerca, nos encontramos también con una historia que puede leerse como el catálogo de la exposición que le da nombre. El punto de partida, en este caso, nos mueve en ese Triángulo de las Bermudas hasta situarnos en el momento en que el Jorge, el protagonista, recibe un correo electrónico de alguien que parece estar en el futuro, que se presenta como Mare y le pregunta cómo conoció la historia (apocalíptica) en la que se basa Membrana. Y lo más importante, lo hace en junio de 2019, cuando todavía esa historia no ha sido publicada y solo se encuentra, como primera versión, en el ordenador de su autor. Desde ahí, con un estilo sencillo que posibilita perfectamente entrar en esa compleja estructura, conoceremos que Mare, algoritmo del futuro, quiere advertir de la catástrofe que nuestra trama narrativa está creando y que esas conciencias del futuro están asimilando. 

Obra polifónica

Es importante resaltar que se trata de una obra polifónica en la que colaboran voces «con voluntad utópica» para conseguir esa apuesta de Carrión en la que es posible el diálogo, con cierta armonía, entre humanos y máquinas. En esa polifonía ocupa un papel destacado el cómic central de Roberto Massó en el que se puede ver cómo sería el viaje de la información entre dos planos temporales, desde la informática clásica hasta la informática cuántica.

En el prólogo de Todos los museos son novelas de ciencia ficción conocemos, de la mano de Francisco Baena, director del Centro José Guerrero, la historia de la fascinante anticipación de este proyecto. Baena pensó que a Carrión podría interesarle experimentar con un nuevo formato: la creación de una novela de exposición. En ese momento, este último ya estaba inmerso en la escritura de Membrana. Todo ello sin tener constancia ninguno de los dos de las intenciones del otro, lo que Francisco Baena atribuye a una conexión telepática en el sentido de Mario Levrero en La novela luminosa. El resultado, de nuevo, una exposición que ya se pudo recorrer, leer, o viceversa, en el Centro José Guerrero de Granada.  

Una vez más, la red de conexiones subterráneas, telepáticas, cuánticas; del futuro o del pasado, da igual: «¿No funciona así la historia de la literatura, como una conversación constante entre tiempos distintos?», se pregunta Jorge en la novela. 

Otra gran oportunidad para conocer «algunas respuestas y nuevas preguntas».

‘Todos los museos son novelas de ciencia ficción’

Autor: Jorge Carrión.

Editorial: Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2022