La editorial cordobesa Cántico, dentro de su colección Palabra de mujeres, acaba de editar Horario de vuelta (Cántico, 2021), el tercer título de Carmela Cuello Gijón (Córdoba, 1962), que viene a sumarse a Las calles (Ateneo de Córdoba, 2011; Premio de Poesía Juan Bernier) y Cajones, ventanas, ángeles (Detorres Editores, 2019).

Con una palabra sencilla y precisa, la poeta centra su mirada íntima en las pequeñas cosas de cada día, en cuya belleza encuentra cobijo frente a la incertidumbre de un tiempo de crisis colectivo, más allá del covid-19. La extrañeza de esta realidad inaudita e inesperada que nos asola desde marzo de 2020 la lleva a mirar con serenidad a su alrededor y encontrar la plenitud en lo aparentemente intrascendente, sin perder la lealtad a sí misma y a su condición de mujer, a lo largo de los 58 poemas breves (la inmensa mayoría no tienen más de cinco versos), sin título (excepto dos), en los que el verso libre y la ausencia de signos de puntuación consiguen recrear una sensación de fragilidad y evanescencia, casi onírica, cuya sugerencia y delicadeza recuerdan al haiku («Tarde blanca / vertical / casi traslúcida», «Golondrinas vuelan azoteas / La tarde es azul / Un perro ladra») y se acercan a la tanka («El pulmón / Es el interior de la siesta / Zumbido de abejas / Gatos dormidos»).

La lejía, los guantes de látex, las mascarillas, los balcones y los aplausos, la primavera que no vivimos, las mamparas protectoras y la desinfección de las calles se funden con el silencio, la quietud, la mirada introspectiva o el consuelo ante la certeza de que el mundo es capaz de brillar de espaldas a nosotros, eclosionando en toda su plenitud robada durante los poco más de cuarenta días en que le dejamos recuperar lindes y llegamos a soñar con un mundo más armónico y menos injusto, como en esta imagen repetida en múltiples informativos: «Una bandada de patos camina el puente de El Arenal / Vuelo detenido / El asfalto».

‘Horario de vuelta’.