El escritor ruteño José María Molina Caballero posee ya una larga trayectoria como poeta desde que en 1990 publicara Río de sombras hasta esta última Medidas cautelares. Pero también por ser el referente de la revista Ánfora Nova, una de las publicaciones de más calidad en el panorama actual, y el haber obtenido una alta consideración con premios como Cordobés del año 2019 o Premio Mecenas de la Literatura Andaluza Manuel Altolaguirre 2018.

¿Por qué este término jurídico de medidas cautelares para un libro de poemas? Los que procedemos del ámbito jurídico, y no solo literario, sabemos que las medidas cautelares son impuestas por el juez para evitarle riesgos al proceso y en aplicación de diversos artículos de la Ley de Enjuiciamiento Civil. Molina Caballero es consciente de ello por la tradición familiar en la que se mueve a diario. En el interesante prólogo del académico Antonio Cruz Casado ofrece algunas claves de ello y nos indica que estas medidas cautelares «parecen constituir en conjunto una especie de juicio, de trama judicial». Obviamente tampoco permanece ausente la situación vital en la que nos hallamos y se halla el propio escritor para adentrarnos por un libro de gran trabazón de pensamiento y una elaboración precisa con los endecasílabos blancos, con los que muestra una exhaustiva pericia en su elaboración, así como un tono doliente que se inserta en toda una tradición de abatimiento de la literatura española. En atención a los elementos formales es profunda también su visión estructural en un poema que hace de introito, otro epilogal y cuatro partes (cuatro medidas) con diez poemas respectivamente cada una. Son hechos que nos advierten de que el poeta es plenamente consciente de la elaboración de la obra y a ella se apresta con el convencimiento de que el significado es tan importante como el significante.

El silencio ante las llamadas de atención no evitarán que el poema nos arroje al «desagüe tus verdades», que son las suyas, las que habitan en su alma, en esta especie de desdoblamiento del yo poético. Molina Caballero nos adentra en su existencia y la visión que posee de ella, y el poema se llena de referencias a una derrota que surge entre la bruma como una especie de fantasma en «los vértigos del miedo», en una vida tumultuosa por la que tiene la sensación de caminar como «muertos que vivimos/las tarifas de la vida caduca». Nos llega su visión afligida y se adentra por las imposturas de esos «falsos horizontes de paraíso» que nos vamos creando para tratar de conducirnos por la verdadera esencia de la existencia. De modo que esta opera como un antídoto para penetrar en los referentes que nos han determinado siempre con objeto de desentrañar esos precios de saldo con que con frecuencia se nos muestran.

Progresivamente la temática del naufragio se adueña de los poemas y la sensación de «los latidos del fracaso» se fortalecen con el reclamo de la muerte («La muerte nos acecha») pero también la necesidad de reconciliarnos con nuestros antiguos sueños, porque a pesar del pesimismo que invade el poemario existe ese remedo del sueño optimista: «A veces, los latidos de la vida/ te ofrecen la luz nueva de tus ojos» o «Desconozco/ los sabores del llanto y la derrota».

Sus poemas pretenden la búsqueda de lo auténtico y la denuncia de la impostura; de ahí su constructo en cierto modo moralizador y se rebela contra esa conducción temeraria en la que nos someten por falsos avatares y mentiras. Y en esos momentos surge su voz de denuncia como cuando habla del rescate o del Lehman Brothers. Y necesita anclarse en la redención de los sueños porque sabe que estos «nos redimen/ de la vida y sus frutos desalmados».

De ahí que en su recurso de apelación tome conciencia de los silencios y la prisión de la memoria para profundizar en sus anhelos y olvidar esa aflicción que infringen las sombras, el olvido o los lamentos y sus cicatrices. Se produce una construcción de la conciencia del ser en ese laberinto vital por el que es conducido con la memoria, como disfraz de sus heridas.

En cierto modo un «Acto de contrición», como en este poema donde nos advierte de esos recuerdos de la infancia y cómo el tiempo se convierte en una especie de caníbal «con sus litigios».

Molina Caballero alza este grito por la vida tratando de enajenarse del olvido y, a pesar de ese paisaje incierto de los sueños, su camino va conducido por ellos a pesar de males como la indefensión, la infamia, la incertidumbre de la luz, las heridas de las sombras, las aristas del miedo, los desengaños, las mentiras o el pulso rítmico de la muerte. Su poesía busca la luz, necesita descubrir la realidad de su existencia, las leyes que la alimentan y el laberinto donde nos hallamos, «La vida pende de un hilo delgado/ que nos nutre, nos guía y devora».

‘Medidas cautelares’

Autor: José María Molina Caballero.      

Editorial: Ánfora Nueva. Rute, 2021.