La mayoría de la gente es buena, pero para algunos pensadores como Agustín de Hipona, Lutero o Freud, pareciera que los humanos siempre estamos dispuestos al mal. Para Hobbes, la naturaleza humana es en sí misma egoísta e insolidaria. Multitud de escritores y científicos han pensado de esta manera, pero ¿realmente es así o habría que replanteárselo? Un nuevo enfoque es lo que nos propone Rutger Bregman (Westerschouwen, Países Bajos, 1988), historiador formado en las universidades de Utrecht y California en su nuevo ensayo Dignos de ser humanos (Anagrama Argumentos, 2021) traducido por Gonzalo Fernández.

Lo que se expone en esta obra son una serie de tesis diametralmente opuestas a las ideas hobbesianas y freudianas a través de lo que denomina el autor «un nuevo realismo» desde el cual repensar nuestra historia como especie a partir de la evidencia de que los seres humanos tendemos más a confiar en otros que a ser hostiles con el prójimo, que tenemos más capacidad para colaborar que para competir. A lo largo del ensayo expone varios ejemplos: el de un grupo de niños australianos que naufragaron en una isla desierta que tuvieron un comportamiento solidario que contrarresta la falacia de la novela El señor de las moscas de W. Golding. En la Nochebuena de 1914/1915 los soldados combatientes salieron de las trincheras y celebraron juntos la fiesta. Y también la actitud heroica y resiliente de las ciudades británicas bajo los bombarderos de la aviación hitleriana durante la ll Guerra Mundial. 

Más recientemente, durante el huracán Katrina en Nueva Orleans, los ciudadanos respondieron de manera positiva ante una situación de emergencia. La naturaleza humana, en definitiva, se encuentra más inclinada a hacer el bien que el mal. Una vida civilizada es aquella donde los humanos tienen acceso a comida y techo, a agua potable y a un mínimo de seguridad personal. Estamos ante un escrito que no peca en ningún momento de ingenuidad ni tampoco de candidez tramposa, sino que pretende acercarnos a una mirada nueva sobre el mundo, en una línea de pensamiento cercana a Pinker y Harari, entre otros. 

Tiene como subtítulo Una nueva perspectiva histórica sobre la Humanidad. Ya desde el prólogo Rutger Bregman nos advierte que no comparte en absoluto la visión agorera de un Gustave le Bon, el psicólogo que defendía la teoría de la capa de barniz, en base a la cual la civilización humana no es más que una mera capa de barniz que muestra nuestra real naturaleza salvaje. Por el contrario, en las ideas que expone esta obra la civilización humana no ha resultado ser tan frágil como algunos presuponían, sino que es más callo que membrana, que se endurece ante la adversidad. El ser humano ha evolucionado para colaborar con otros. Y seguiríamos engañándonos a nosotros mismos si persistiéramos en el error de pensar una no evidencia de agresividad egoísta en contra de todas las pruebas que demuestran a las claras que existe una capacidad humana para hacer el bien con otros. 

La bondad humana, a lo largo de la historia, ha sido objeto de continuas burlas, pero desde la perspectiva ilustrada de Kant es signo inequívoco de la manifestación de nuestra inteligencia sentiente. La bondad humana, frente a los Maquiavelos de turno, es cosa poderosa. Frente al mal de Corcira se impone, para el autor, lo que denomina un Nuevo Realismo, desde el cual la bondad inteligente de los humanos se enfrentan a los poderosos del mundo, porque para ellos esta imagen esperanzadora del hombre es toda una amenaza, algo subversivo y sedicioso.

La pregunta que deberíamos hacernos, razona este original pensador, es si resulta que es el altruismo y no la competencia feroz, el impulso natural del ser humano. No nacemos con un gen egoísta, no llevamos un nazi dentro, ni somos monos asesinos, sino animales sociales que prefieren vivir una vida tranquila y fraternal. 

Movidos por una ética de la empatía, un ponerse en el lugar de los otros, que no deja de lado la compasión para con nuestros congéneres. Como fórmula de la auténtica democracia, la bondad es medicina contra el odio, el racismo y la xenofobia, lo que nos permite frenar el populismo de derecha e izquierda. Como epílogo del libro nos expone diez reglas para la vida: en caso de duda, piensa bien. Crear situaciones en las que todos salgan ganando. Empatía y compasión como regla de vida. Tratar de comprender al otro, aunque no compartas su opinión. Evita las noticias sensacionalistas. Tiende la mano a tu adversario. Ama a los tuyos como los demás aman a los suyos y no te avergüences nunca de hacer el bien. Con Gandhi, la bondad humana es una llama que se puede ocultar, pero nunca apagar. Es el momento de un Nuevo Realismo.

Dignos de ser humanos

Autor: Rutger Bregman.

Editorial: Anagrama. Barcelona, 2021.