Alfredo Jurado nos lega, con la feracidad de su palabra, ‘Herencia del tiempo’, un libro de reflexiones dialógicas y emociones íntimas, editado por la editorial cordobesa Ánfora Nova. Alfredo gustó siempre de insuflar en sus versos una dicción dramática proclive a potenciar el carácter lírico de lo poético, la comunicación fática entre lector y escritor capaz de adentrarnos en la atmósfera interior de los agonistas, él y ella compartiendo los detalles más cotidianos (la camisa de seda, el polo Lacoste, una cesta de mimbres o el ramo de rosas blancas), pero enfrentados al paso del tiempo, náufragos de su oleaje, en una interminable huida al infinito, bebiendo la vida a sorbos lentos, a veces muy amargos, desde la plenitud a la desolación.

Para crear espacios de oxígeno, el autor cordobés entrevera los poemas de arte menor con otros a modo de versículos, en ocasiones emulando la estructura paralelística de los salmos, lo que muestra la versátil factura de un poeta avezado al lenguaje y la didáctica.