EL CALLEJERO

Viaje por el saber

Calle Rey Heredia: su nombre rinde homenaje a un catedrático de Matemáticas y filósofo del XIX nacido en Córdoba

Calle Rey Heredia.

Calle Rey Heredia. / FRANCISCO GONZÁLEZ

La calle Rey Heredia es un ejemplo, de los muchos que hay en Córdoba, de cómo en una sola vía cabe, prácticamente, la historia de la ciudad. Quizá les resulte algo exagerado por mi parte, o reiterativo, probablemente, pero es que aquí las piedras hablan.

Los muros, o los cimientos, de muchos de los edificios que aquí se mantienen en pie lo hacen desde hace siglos en esta céntrica calle que une Blanco Belmonte con la confluencia de Badanillas, Cabezas y Caldereros. Aquí encontramos la huella histórica de la ciudad, desde Roma hasta nuestros días. Pero vamos por partes.

El ilustre personaje que da nombre a esta calle es José María Rey Heredia, filósofo y catedrático de Matemáticas, autor de diversas obras, entre las que destaca su Teoría transcendental de las cantidades imaginarias, a la que el padre del periodista Ricardo de Montis calificó como «uno de los frutos más admirables de la humana inteligencia», según relataba el cronista en 1918.

Rey Heredia había nacido justo 100 años antes en Santa Marina, en la calle Moriscos. «Obtuvo los grados de bachiller en Filosofía, regente de Psicología y y Lógica, licenciado en Filosofía y Letras y bachiller licenciado en Jurisprudencia» y «fue nombrado profesor del colegio nacional de Nuestra Señora de la Asunción de Córdoba, cargo del que no quiso tomar posesión, y ocupó cátedras en los institutos de Ciudad Real y Madrid». Falleció en 1861, y a causa de la tuberculosis, en la casa número 12 de la calle que hoy lleva su nombre, y que antes se había llamado del Duque y después Santa Clara. En 1902, y en su memoria, el Ayuntamiento decidió llamarla José Rey, aunque años más tarde, para que se recordaran sus dos apellidos, lo cambió por Rey Heredia.

Esta calle ya formaba parte del espacio urbano de la Corduva Romana,y de hecho se han encontrado varios restos de la época, como los de la Casa Carbonell, hoy sede de Vimcorsa y lugar de nacimiento del Duque de Rivas, cuya parte trasera da a esta vía. Pero también están datados los restos de una casa romana en lo que ahora son dos viviendas cercanas a Blanco Belmonte. Y algo más abajo, encastrados en la esquina con la calle Encarnación, hay un capitel y una columna con un epígrafe dedicado a Titus Mercello Persinus Marius, un funcionario de alto rango de la Hispania romana que entre otros cargos desempeñó el de procurador imperial.

Es, por cierto, una esquina relevante, pues aquí se encuentra también el Convento de la Encarción, cuyo origen se remonta a principios del siglo XVI, aunque ha sufrido numerosas transformaciones a lo largo de los siglos y que conserva piezas atribuidas al arquitecto Hernán Ruiz III.

Enfrente, en el número 13 de Rey Heredia, está la fachada principal del palacio del Duque de Medina Sidonia, conocida como la Casa del Judío, que tiene otra puerta que da a la plaza de Jerónimo Páez. Se levantó en el siglo XIII, sobre el Teatro Romano y es historia viva de la ciudad.

Y más abajo está el antiguo convento de Santa Clara, levantado sobre una mezquita de la que aún se conserva un imponente alminar, un edificio pendiente de recuperación y puesta en valor desde hace décadas que hoy comparte parte de su trazado con unas oficinas del Ayuntamiento.