ENTREVISTA | Jacob Lorenzo Editor de la colección 'El orden del mundo'

Jacob Lorenzo: «Me gusta que la poesía sugiera»

«Desde 2017, autores como Jesús Aguado, Ángeles Mora, Luis Alberto de Cuenca o Luis García Montero nos han visitado con su poesía», señala el editor egabrense afincado en Lucena

Jacob Lorenzo.

Jacob Lorenzo. / CÓRDOBA

Convencido promotor de la poesía, concilia y aborda diversos campos literarios. Jacob Lorenzo (Cabra, 1982), y afincado en Lucena, dirige hasta cuatro editoriales y colecciones. Sus últimos premios consolidan y exhiben un itinerario y reconocimiento propagado al territorio nacional. 

Entre su actividad polifacética, ¿en qué faceta se siente realizado en plenitud?

Editar es lo que más me llena. Trabajar en una obra de un ídolo poético es un sueño hecho realidad. Crear el libro desde cero, elegir el papel, el gramaje, las tintas o el cosido es también una creación maravillosa. Aunque siendo justos, escribir un poema, aunque sufro bastante en el proceso, me da una paz tremenda y hace que cada vez me conozca un poco más a mí mismo.

De su obra, ¿cuál es su libro predilecto?

Tankas del Samurái (Reino de Cordelia). Eran retos la forma y el tema. La estrofa, una de las más sensibles y herméticas de la literatura nipona, y el tema muy doloroso: el abandono del padre. Además, el prólogo de la poeta de Bucarest, Ioana Gruia es el mejor regalo para enfrentarse a este dolor hecho poesía. 

¿Qué le está aportando a Lucena El orden del mundo y cuál debe ser el futuro de esta editorial?

Esta colección es vital para la cultura lucentina. Desde 2017, autores como Jesús Aguado, Ángeles Mora, Luis Alberto de Cuenca o Luis García Montero han visitado Lucena con su poesía y su mundo literario infinito, impregnando de grandeza y sensibilidad a nuestra ciudad. La música también se desarrolla en nuestras presentaciones de la mano de maestros lucentinos como Domi Escobar o Antonio Henares. Me conformaría con que esta performance de artes se mantuviera en el tiempo tal y como está.

¿Aún se perciben en sus versos ráfagas de aquella primera etapa de su producción singularizada por el simbolismo?

Sin duda. Para mí el simbolismo siempre ha sido un atajo al conocimiento. No entiendo el arte sin sus símbolos, sin esas imágenes breves que esconden detrás muchos universos diferentes. El simbolismo en la poesía te lleva por caminos mágicos y te hace conocer realidades ocultas. La poesía me gusta más cuando sugiere que cuando enseña.

«Trabajar en la obra de un ídolo poético es un sueño hecho realidad; editar es lo que más me llena»

¿Cómo se produce la evolución hacia la recreación de ambientes próximos y asequibles, con ritmos endecasílabos?

El culpable es Juan Valera. Fue cuando estudié en la facultad de Filología de Sevilla, de forma profunda toda su obra narrativa. Ese naturalismo, poderosamente real en muchas ocasiones fue el que me hizo ver lo que de verdad tenía que ser mi poesía. Ese regreso a la naturaleza, al hombre y a la infancia, lo veo más original que cualquier movimiento artístico contemporáneo. Crear después de observar directamente y aceptar definitivamente lo que te rodea y lo que eres. Lo del ritmo es porque soy un convencido de que el continente debe estar a la altura del contenido.

¿Por qué le seducen las estrofas de origen japonés?

Por su inmediatez. Son las que mejor recogen el instante, el aquí y el ahora. Creo que el arte urge y no tenemos tiempo en él para castillos en el aire o divagaciones. Tenemos tanto futuro en la memoria que no nos damos cuenta a veces, que mañana puede ser tarde y que no nos dará tiempo a muchas cosas. Nos pasamos la vida dándole importancia a los «porqués», y creo que se le debería prestar más atención a los «cuándos», y sin duda, el mejor cuando en poesía es el «ahora».

«El sistema educativo de los últimos 30 años mata la creatividad de los alumnos»

¿Cuáles de los numerosos premios que ha conseguido le han reportado más reconocimiento y satisfacción?

Los premios son todos emocionantes y una sorpresa. Destacaría el Premio Nacional de Poesía Joven Félix Grande en 2012, por mi obra La Señal. Muchos poetas buenos se presentaban a este premio. Me hace especial ilusión porque solo se podían presentar poetas menores de 35 años, y en esa época, muchos de los poetas más relevantes ahora mismo tenían esa edad. Fue un reconocimiento en la generación joven que guardo con especial alegría.

¿Qué papel debería ocupar la poesía en el sistema educativo?

Tanto la poesía como la música o las artes plásticas deberían ocupar las mismas horas en el programa lectivo que las matemáticas o la lengua. El sistema educativo de los últimos 30 años mata la creatividad de los alumnos. Se educan para el éxito y el trabajo pero no se tienen en cuenta ni los sueños ni el don de la imaginación. •

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