El camino desde Jaén, pese a venir del este, tiene evocaciones no solo mozárabes y de Andalucía Oriental sino, curiosamente, muy del oeste. Hay aromas iberoamericanos. Son fragancias más actuales que nunca justo cuando se está buscando un encaje a los caminos del otro lado del Charco para enlazar con el Camino Mozárabe de la Península, un ambicioso proyecto que impulsa el Cabildo Catedral de Córdoba entre otras numerosas instituciones. Y es que esa catedral de Jaén es punta de lanza hacia la América del Renacimiento del maestro Andrés de Vandelvira. Miren la fachada del templo jiennense y recuerden lo mucho que tienen de él (polémica aparte con la Unesco) catedrales como las de la Asunción (Paraguay); Mérida, Guadalajara, Oaxaca y México (en México), Lima y Cuzco (Perú), Bogotá (Colombia) o Sucre (Bolivia).

Jaen-Alcaudete

Partamos así, desde catedral de Jaén imaginando Santiago. Claro que sin esperar brumas gallegas, que para ello hay que andar más de mil kilómetros, pero sí disfrutado ya desde el primer momento de mares de olivos por el Camino Viejo de Jaén a Torredelcampo. En este trazado coinciden la calzada romana de la Colonia Agusta Gemella Tucci, y los que fueron límites del Concejo de Jaén y el Maestrazgo de la Orden de Calatrava. Escojan la época con la que quieren soñar mientras caminan con destino a Torredelcampo, población que cruzaremos a través de la calle Andalucía, la plaza del Ayuntamiento, pasando frente la iglesia de San Bartolomé, y tomando la Puerta de Martos hacia la ermita de Santa Ana.

A pocos kilómetros de la provincia de Córdoba, el Camino de Jaén y el de Almería-Granada se unen en Alcaudete

SEGUNDA ETAPA EN JAÉN

Por la avenida de los Olivares se deja el viejo Martos y, transitando por su parte moderna, saldremos por el camino del Fraile de Belda. Ya en ese océano de olivos cruzaremos la Vía Verde del Tren del Aceite para incorporarnos después a ella, pasando por debajo de la antigua N-321 y hacia el río Víboras y su puente medieval. El camino llamado Vado del Judío es el que nos llevará, tras un ascenso de 3 kilómetros, a la carretera que une la estación con Alcaudete. El peregrino encontrará en la pequeña ciudad una notable oferta para alojarse, además de disfrutar de su típica gastronomía del aceite con productos de la matanza y de las huertas del Víboras y del río San Juan. Y, por supuesto, con hitos monumentales como el castillo de Alcaudete, parte del cinturón de fortalezas que dispuso Fernando III para proteger la frontera occidental del Santo Reino de los nazaríes, y construido entre los siglos XIII y XIV, visitable tras la magnífica recuperación de la torre del homenaje, sala capitular, lienzos y torres, cuerpos de guardia, caballerizas y aljibes. El viajero procedente de Jaén, además, une en Alcaudete su camino al de los que llegan desde Almería y Granada. Otro aliciente: el de contar con nuevos compañeros de otros caminos en la última localidad antes de entrar en la provincia de Córdoba.

Imagen de Martos.