La Asociación Cultural de Historia y Arqueología de Belalcázar Turdulia acaba de desvelar la histórica incógnita de a quién perteneció el escudo que acompaña al de los Sotomayor y los Zúñiga en la Sala de la Reina del Castillo de Belalcázar, cuya interpretación hasta la fecha provocaba una incongruencia temporal difícil de explicar.

Desde hace largo tiempo perdura la incógnita acerca de este escudo situado en la bóveda de la cuarta planta del castillo, la más noble de las existentes. A su lado y con el mismo tamaño y, por tanto, en igualdad de importancia, está el de los Zúñiga, mientras que en la parte central y con mayor tamaño aparece el de los Sotomayor -- estos dos últimos se corresponden con las ramas fundadoras del linaje condal de Belalcázar--.

Pues bien, fruto de una investigación realizada por la asociación Turdulia y en la que se ha situado al frente uno de sus componentes, Javier González, el escudo en cuestión no pertenece a los Fernández de Córdoba, como hasta ahora se daba por hecho al coincidir la estructura de franjas de este linaje con el situado en el castillo.

Escudos de los Zúñiga y los Sotomayor. ANTONIO MANUEL CABALLERO

Javier González señala que la investigación «pone de manifiesto que no existió vínculo suficiente entre los Sotomayor y los Córdoba como para que el blasón de estos últimos se encontrase presente en el Castillo de Belalcázar, que, recordemos, fue casa solariega de los Sotomayor y epicentro de su condado».

Influjo extremeño

En este sentido, asegura que «los Córdoba tuvieron influencia, y mucha, en la provincia, pero en el sur; el norte tenía y continúa teniendo un carácter propio marcado por su influjo extremeño, de donde provenían las diferentes familias nobiliarias que se fueron haciendo con el control de los territorios». Por ello, a priori, no tendría sentido encontrar el escudo de los Córdoba en el Castillo de Belalcázar.

Y a ello se une que existe un elemento significativo «que nos permite adscribir la disposición de los escudos con un determinado momento de la evolución del linaje señorial, y es la ausencia de la corona condal».

Escudos en la Sala de la Reina del castillo de Belalcázar.

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Dicha corona sí aparece, en cambio, en el tímpano de la iglesia de los Cinco Mártires de Marruecos de la localidad, presidido por un escudo partido con las armas de Don Gutierre de Sotomayor, tercer Conde de Belalcázar, y su esposa Teresa Enríquez, bajo cuyo patronato conjunto se fundó el convento de Belalcázar, autorizado por bula del papa Inocencio VIII el 14 de septiembre de 1486.

Por lo tanto, «no parece tampoco que la colocación de dichos escudos, sin la corona condal, pueda adscribirse a esta época, por lo que descartamos dicha explicación como válida».

Abuelos del primer Conde

La asociación Turdulia se ha centrado en los orígenes del linaje y no en la evolución del mismo, y Javier González indica que «hemos enfocado nuestras investigaciones en los antecesores del primer Conde de Belalcázar y en las familias que entroncan con él». Así, siguiendo con las nuevas líneas de investigación abiertas a raíz de la confirmación de Doña Leonor Daza como madre del primer Conde de Belalcázar, Don Alfonso de Sotomayor, y tras conocer que ambos además compartían la misma línea sanguínea por parte de abuelos al ser a su vez primos hermanos, «hemos situado nuestro foco investigador en la familia del abuelo del conde, Don Gil García de Aza, alcanzando conclusiones sorprendentes».

Los muros del castillo encierran una historia apasionante. ANTONIO MANUEL CABALLERO

Así, analizando el linaje «observamos, tal y como era costumbre en la época, el uso continuado del patronímico como identificador de ascendencia, pero siempre con la aparición recurrente del Garcés (o García) como denominador común e identificador del linaje original, y siempre seguido a su vez del título de Aza (o Daza)», añade González. Hay que tener en cuenta que en Castilla a partir del siglo XIII el patronímico deja de formarse exclusivamente a partir del nombre del padre, para escoger en su lugar el nombre de algún pariente.

Igualmente, al comprobar las armas primitivas del linaje de los Garcés, el colectivo destaca que traen, en campo de plata, tres fajas de gules, «lo cual las hace casi idénticas a las de los Córdoba, con la única distinción del color del campo, cambiando el oro por la plata».

Según Turdulia, resulta comprensible que, transcurridos los siglos y habiéndose perdido por completo la pintura que decoraba los escudos esculpidos en el Castillo de Belalcázar, exista fácil confusión entre ambos, «pero la investigación acerca de los orígenes de la familia condal de Belalcázar que hemos efectuado lleva a la determinación que en la bóveda de la Sala de la Reina aparecen los emblemas familiares de todos los abuelos del primer Conde de Belalcázar».

Torre del Homenaje. ANTONIO MANUEL CABALLERO

El escudo de los Sotomayor, por su abuela doña Teresa de Sotomayor, que aparece en el campo central del crucero, estableciendo así la línea principal del linaje; el misterioso escudo, ahora identificado como de los Garcés, por su abuelo Don Gil García (o Garcés) de Aza, a derecha e izquierda del de los Sotomayor; y el escudo de los Zúñiga, por su mujer doña Elvira de Zúñiga, arriba y abajo del emblema de los Sotomayor.

Javier González subraya que es «un hallazgo de gran relevancia, puesto que disrumpe con las consideraciones efectuadas en las investigaciones hechas hasta la fecha y ofrece nuevos resultados para un mejor entendimiento de los linajes que confluyeron en la constitución de la familia condal de Belalcázar, así como para la correcta interpretación de la heráldica y la simbología que encierra este magnífico monumento».

Las flores de lis que identifican el linaje Daza

Nada es casual en el castillo de Belalcázar. Su estructura y sus elementos decorativos encierran una simbología extraordinaria que hay que saber interpretar. La asociación Turdulia concluye, tras otra reciente investigación, que la flor de lis con la que se corona la torre del homenaje se correspondería con el emblema de la casa de los Daza, en honor de la rama familiar por parte de abuelo de Alfonso de Sotomayor, primer Conde de Belalcázar y, en concreto, al escudo de su madre, Leonor Daza. En base a la diversa documentación obtenida, se zanja una antigua polémica aseverando que la madre del conde fue Doña Leonor Daza «sin ningún género de duda». Las armas correspondientes a dicho apellido son «cinco flores de lis con espada atravesada». Además, en la torre, la cadena labrada en los sillares que marca la separación entre el cuerpo cuadrado inferior y el recrecimiento posterior ha sido interpretada como el emblema de las armas de los Zúñiga y las ocho escaraguaitas que flanquean el centro y las esquinas «muestran claramente el ajedrezado característico de las armas de los Sotomayor».