La organización agraria Asaja Córdoba aseguró este martes que la campaña de la naranja en la Vega del Guadalquivir se encuentra actualmente en torno al 25%, en un entorno donde está predominando un ritmo de venta lento que influye en el ritmo de recolección, que también es más lento en comparación a años anteriores «debido a los bajos precios motivados por la entrada masiva de naranjas procedentes de países terceros como Sudáfrica». Por tanto, desde que comenzara la campaña a mediados del pasado noviembre, Asaja considera que «se encuentra poco avanzada y con unos precios mínimos» que en la última sesión de la Lonja de Cítricos de la Cámara de Comercio de Córdoba. Así, han oscilado entre 0,10 y 0,13 euros para la variedad navelina, que aún queda en el campo, y entre 0,15 y 0,18 euros para la variedad salustiana. 

 De este modo y ante esta crisis de precios que atraviesa el sector citrícola y sus graves repercusiones para los agricultores de Andalucía y la imposibilidad de afrontarlos en solitario, Asaja, COAG, UPA, Cooperativas Agroalimentarias, Asociafruit, Palmanaranja y la Asociación de Citricultores de Huelva han constituido la Mesa de los Cítricos de Andalucía, un grupo de trabajo que supone un primer paso para trabajar conjuntamente.

El problema más grave y el que ha desencadenado este encuentro son los precios, «que no cubren siquiera los costes de producción y que han ido a la baja desde la primera semana de campaña». Sin embargo, Asaja asegura que el consumidor no se ha beneficiado de este hundimiento del precio en origen, pues sigue pagando por el kilo de naranjas entre 1 y 2 euros. Así, «cuando estamos iniciando la segunda parte de la campaña de recolección aún queda en el campo mucha naranja navelina que no ha encontrado hueco en el mercado ante el tapón provocado por la entrada de miles de toneladas de naranja vieja de Sudáfrica, que es a la que las cadenas de supermercados han dado preferencia». Tal y como denuncia la nueva Mesa de los Cítricos creada por todo el sector en Andalucía, «supone una aberración que va contra toda lógica» que las grandes cadenas de supermercados vendan en España o en Europa naranjas recolectadas hace dos o tres meses a más de 8.000 kilómetros de distancia, «cuando tenemos aquí en Andalucía la mejor naranja del mundo». Por ello, la primera llamada de atención de la mesa va dirigida al consumidor, para que mire las etiquetas y dé preferencia a la naranja española, puesto que la naranja española cumple unos estándares sociales, laborales y medioambientales.