Las excavaciones realizadas en el yacimiento del oppidum de Sierra Boyera, situado en Belmez, han logrado documentar un taller de herreros «de los pocos que existen en Andalucía», explica el director del proyecto e investigador en Protohistoria de Andalucía en la Universidad de Granada (UGR), Pablo González Zambrano. El hallazgo cuenta además con hornos de reducción de mineral, fragua y dos yunques. También se ha encontrado un conjunto de escorias de las diferentes fases del proceso que van desde el mineral empleado hasta el producto de hierro terminado e «incluso objetos manufacturados». Los materiales obtenidos han sido estudiados en la UGR.

La superficie sondeada ha sido de 7x5 metros y González Zambrano explica que «los trabajos también han determinado que el proceso metalúrgico se sobrepone al cerámico». Con respecto a su datación, podría corresponder a finales del siglo III o II antes de Cristo, «fechado en el marco de la Segunda Guerra Púnica y dentro de la esfera cartaginesa».

Los trabajos se hacen cuando baja el nivel del pantano.

Pablo González también ha informado de la documentación de un horno cerámico, de pilar central, en muy buen estado de conservación y tradición fenicia-púnica, que podría corresponder a los siglos V y IV antes de Cristo. Además, en él ha aparecido un ánfora completa, que formó parte de la última hornada y que, debido a la caída de la parrilla, se encuentra calcinada.

Los resultados de estos estudios han sido presentados en el segundo Congreso Internacional Tarteso celebrado en la ciudad pacense de Mérida y en ellos se determina además que este asentamiento se abandona y que, unas décadas después, aparece el yacimiento romano de La Loba. Otra de las conclusiones obtenidas es que «los orígenes están relacionados con la expansión de la cultura tartesa en el Valle del Guadiato, que se prolonga desde el Guadalquivir hasta el Guadiana a través del corredor del río Guadiato, conectado con el Zújar», así como que se trata «del único yacimiento del periodo protohistórico, de antes de la llegada de los romanos al Valle del Guadiato, por lo que su hallazgo ofrece un foco de luz para llenar este vacío histórico que existe motivado, fundamentalmente, por la falta de investigación», ha manifestado González Zambrano.

Imagen del horno descubierto en la excavación.

Se trata de la tercera excavación que realiza en el oppidum Sierra Boyera -- las dos anteriores estuvieron dirigidas por Araceli Cristo Ropero--, que cuenta con la peculiaridad de que se encuentra sumergido durante gran parte del año. Ello ha motivado que los trabajos hayan durado únicamente 25 días, desde finales de diciembre hasta principios del pasado mes de enero, cuando la borrasca Filomena provocó la crecida de las aguas.

A partir de estos momentos «el siguiente paso es la renovación de los permisos para poder continuar excavando», debido a que «estamos en un asentamiento de producción minero-metalúrgica y la intención es completar los estudios para comprender la evolución de la minería, desde la protohistoria, a la llegada de Roma, que además significaría la puesta en valor y el reafirmar la actividad minera en la zona».

De la financiación se han encargado el Ayuntamiento de Belmez, el departamento de Prehistoria y Arqueología de la UGR y el proyecto Metal y Ámbar 2. Pablo González agradece la colaboración del museo belmezano, la EPS de Belmez, de Jóvenes Investigadores sobre Temas Andaluces y «todos los belmezanos y personas involucradas en este proyecto.