Síguenos en redes sociales:

RECUPERACIÓN DEL PATRIMONIO | ARQUEOLOGÍA

La huella iberorromana en Almedinilla

La localidad cuenta con dos yacimientos del período, el Cerro de la Cruz y la villa romana de El Ruedo, declarados BIC desde el 2005

La huella iberorromana en AlmedinillaR.C.C.

La reciente denuncia sobre la destrucción del yacimiento arqueológico de La Viñuela ha vuelto a poner de manifiesto la riqueza arqueológica que atesora Almedinilla, localidad en cuyo término municipal se ubican el Cerro de la Cruz y El Ruedo, dos conjuntos arqueológicos declarados Bien de Interés Cultural en el año 2005 y considerados como auténticos santuarios para la historia, habida cuenta de la importancia que ambos arrojan para el conocimiento del período iberorromano.

Curiosamente, el destino ha querido que unos días antes del inicio de décimo cuarta edición de Festum saliera a la luz pública la destrucción de un recinto fortificado de época ibérica, emplazado en el farallón rocoso próximo a la cortijada de La Viñuela y que da una idea aproximada de la importancia que la zona ostentó en el período íbero. 

Según apuntan todas las fuentes, fueron posiblemente los bastetanos el pueblo que se asentó en Almedinilla, en su caso muy relacionados y en contacto con los turdetanos, que controlaban el valle del Guadalquivir y la Campiña.

Los íberos desarrollaron la vida en oppida, poblados fortificados en cerros elevadosdesde los que controlaban un territorio más o menos amplio, como es el caso del Cerro de la Cruz, uno de los pocos poblados de la denominada Baja Época Ibérica (siglos III-II a.C.) excavados en Andalucía, que ocupó el cerro y los llanos que se extienden hacia el Sur.

Caracterizado por un urbanismo complejo, con terrazas escalonadas creadas a partir de grandes muros de piedra que salvan así la pronunciada pendiente, estaba dotado de una red de calles definida, plazas y manzanas de casas planificadas y articuladas, en el que se distinguen distintas estancias como almacenes, talleres de artesanos y lugares de hábitat.

Desde su ubicación, alejado del Guadalquivir, la principal ruta comercial de la Antigüedad, pero en el centro de la Bética, como zona que conecta el interior con la costa, se controlaban los pasos naturales, divisando otros poblados ibéricos próximos como Iliturgícola (Fuente Tójar), Ipolcobulcola (Carcabuey), Cerro de la Celada (Alcaudete), Los Castillejos y la Hoya (Almedinilla), lo que procuró al poblado una excepcional importancia estratégica.

La paulatina conquista romana de estos territorios debió provocar que muchos poblados ibéricos cayeran en decadencia e incluso desaparecieran violentamente como parece haber ocurrido con el Cerro de la Cruz a finales siglo II a.C., en un episodio relacionado con la consolidación del poder de Roma, posiblemente en el contexto de las guerras lusitanas.

Visita guiada al yacimiento arqueológico del Cerro de la Cruz antes de la pandemia del coronavirus.

La romanización de la comarca desde finales del siglo I a.C. provoca la consolidación de la vida urbana y, con ello, la necesidad de contar con suministros procedentes del campo, provocando así la aparición de un gran número de asentamientos rurales. Estas villae se conforman como unidades de explotación agropecuaria que explotan una propiedad o findus, contando con zonas residenciales para el descanso de los propietarios. 

Un claro ejemplo de esta nueva estructura la encontramos en la villa de El Ruedo, fechada en los siglos I al VII d.C. y que cuenta con una de las superficies más completas de la Península Ibérica.

Así, en El Ruedo se distinguen dos partes claramente diferenciadas: la zona residencial o Pars urbana, la mejor conservada y que corresponde con la casa o domus donde viven los propietarios; y la zona productiva o Pars rústica, destinada a las dependencias agrícolas y a las viviendas de los esclavos, en la que encontramos lagares, pozos de decantación de aceite, albercas, etcétera.

Otro aspecto que destaca en El Ruedo es la monumentalidad de los alzados de sus muros y la riqueza de sus elementos arquitectónicos, entre los que se conservan mosaicos, pinturas y pavimentos, así como el conjunto escultórico aparecido en la misma que se puede contemplar en el Museo Histórico-Arqueológico de Almedinilla, y del que tiene especial importancia la escultura grecorromana de Hypnos.

Dos claros ejemplos, el de la villa romana de El Ruedo y el del Cerro de la Cruz, de la importante huella que la cultura iberorromana dejó o en la localidad y que, dos milenios después, aún perdura. 

Pulsa para ver más contenido para ti