Nueva jornada de fe y devoción de los habitantes de Villanueva de Córdoba, que siete días después de la llegada de la Virgen de Luna a la localidad participaron ayer en una misa al aire libre, en la Plaza de España con aforo limitado, y procesionaron a la patrona por las calles Ramón y Cajal, Atahona y Real, próximas a la parroquia de San Miguel.

33 La Virgen de Luna, ante la nueva casa de hermandad.

Los asistentes a la eucaristía, que se prolongó por espacio de casi una hora, buscaron la sombra en una calurosa mañana en la que, coincidiendo con la fiesta de regla de la Cofradía-Hermandad de la Virgen de Luna de Villanueva de Córdoba, se impusieron las medallas a los 17 nuevos hermanos. Pasadas las 12.00 horas del mediodía comenzaba la procesión, partiendo de la plaza, en la que no faltó el toque del tambor y el revoloteo de la bandera. Enseguida se llegó a la casa de hermandad de la cofradía jarota, que fue bendecida por el párroco, Antonio Tejero, lanzándose pétalos entre aplausos y vivas a la Virgen de Luna.

El presidente de la Cofradía, Pedro Cañuelo, destacó «lo emocionante de poder por fin tener a la Virgen delante de la casa, ya que las restricciones de la pandemia habían impedido hasta ahora realizar este acto», e indicó que es una casa «para toda la gente de Villanueva de Córdoba».

También se leyó el texto de la placa que se colocará en agradecimiento a la donación del inmueble. Poco después, el coro romero Nuestra Señora de Luna le cantó a la patrona las canciones Aroma, Despertó temprano y la Salve.

Los vecinos adornaron las calles con macetas y a las 12.50 horas volvía a entrar la Virgen en San Miguel, mientras Miguel Torralbo tocaba el himno con el órgano parroquial. La patrona, que fue portada en una andas doradas en consonancia con las coronas de la Virgen y el Niño, lucía un manto verde con un bordado blanco y portaba rosas y distintas flores de colores.

En la plaza de España se encontraban una patrulla de la Policía Local y otra de la Guardia Civil.