Tras tres semanas de intenso trabajo, las últimas prospecciones arqueológicas que ha llevado a cabo la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) en Montemayor con el objetivo de localizar vestigios de la guerra civil que libraron los ejércitos de Julio César y Pompeyo el Grande a mediados del siglo I a.C. han permitido localizar un nuevo frente de combate en el entorno de la antigua Ulia, así como el emplazamiento de otro campamento de asedio.

En esta nueva campaña, los trabajos dirigidos por Javier Moralejo y Fernando Quesada se marcaron dos objetivos: proseguir el rastreo minucioso de evidencias arqueológicas asociadas a las guerras civiles romanas y, por otro lado, contextualizar el excepcional hallazgo del carro ibérico que se descubrió el pasado año.

Los trabajos realizados en la zona septentrional del término municipal de Montemayor -entre el Cerro de la Horca y el casco urbano- y en la zona sur -donde se encuentran los cerros de Las Cabezas del Rey y La Alcoba- han permitido localizar otro frente de combate y el posible emplazamiento de otro de los campamentos de asedio a Ulia.

Los responsables de la excavación destacan la «variedad» de «armamento arrojadizo» localizado este año sobre el terreno. «Al gran número de proyectiles de honda de plomo hay que añadir una punta de lanza completa, varias puntas de flecha, dardos y proyectiles de artillería de torsión», aseguraron.

Todo este material, junto con monedas, clavos para botas militares y otros objetos, «demuestran tanto el enfrentamiento entre dos grandes ejércitos romanos en el entorno como la existencia de un plan de asedio, lo que coincide con el relato conservado en las fuentes literarias», señalan los directores de la investigación.

Por otro lado, la UAM ha efectuado una intervención puntual para estudiar el contexto arqueológico del carro ibérico hallado en la pasada campaña, cuya restauración comenzará el próximo mes de septiembre. Ello ha permitido identificar una gran zanja practicada en el terreno para depositar el carro «en lo que parece un ritual votivo, tal vez asociado a un posible enterramiento en las cercanías». Asimismo, los materiales hallados en la tierra con la que se rellenó la fosa «parecen reforzar las hipótesis de datación ya vertidas en la anterior campaña: alrededor del siglo IV a.C.».

Las prospecciones fueron aprobadas por la Junta de Andalucía y se desarrollan en virtud de un convenio entre la UAM y el Ayuntamiento de Montemayor, en el marco de un proyecto de investigación de excelencia de I+D-i del Ministerio de Ciencia e Innovación, dirigido por el profesor Fernando Quesada, director del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la UAM.

Los trabajos han contado con la participación de un nutrido grupo de arqueólogos: Jesús Robles Moreno, de la UAM, como codirector de las labores de excavación; Antonio Moreno Rosa, director del Museo de Cabra; Francisca Jiménez Cobos, directora del Museo de Ulia, y los arqueólogos Fernando Javier Tristell y Antonio Carmona Dovao. A su vez, han participado técnicos y aficionados con experiencia en la detección de metales como Francisco Matas, Antonio Carmona y Juan José Aragonés.