El juzgado de Instrucción número 1 de Posadas continúa con la investigación de la muerte de un hombre de 45 años, cuyo cadáver fue hallado a principios del mes de agosto enterrado en el huerto de su propia casa en la aldea carloteña de La Chica Carlota. Según ha podido saber este periódico de fuentes cercanas a la investigación, además del hombre que fue detenido poco después del hallazgo del cuerpo, actualmente son varias las personas que están siendo investigadas (al menos tres) y que tendrán que prestar declaración próximamente en el juzgado de Posadas. Además, las mismas fuentes han precisado que no se descartan nuevas detenciones o imputaciones puesto que la investigación sigue abierta y se mantiene el secreto del sumario.

La investigación de este caso se inició con la denuncia por parte de los familiares de J.C.R.B., de unos 45 años de edad, que faltaba de su domicilio desde el mes de septiembre del 2017. En agosto pasado, y fruto de la citada investigación, fue hallado el cadáver enterrado en su propio huerto. Casi simultáneamente fue detenida una persona en las proximidades de Madrid cuando conducía el coche del fallecido y portaba además parte de su documentación. Asimismo, trascendió que el detenido podría haber estado pagando algunas compras con las tarjetas del finado.

Al día siguiente de su aparición le fue practicada la autopsia al cadáver en el Instituto de Medicina Legal de Córdoba, pero fue poco clarificadora debido al avanzado estado de descomposición que presentaba. Por tal motivo, el juez ordenó el envío de algunas muestras al Instituto Nacional de Toxicología de Madrid para intentar confirmar tanto la identidad como las posibles causas del fallecimiento.

Algunas fuentes consultadas por este periódico han indicado que las muestras podrían haber llegado ya pero que su resultado no ha trascendido, al mantenerse el secreto del sumario. Otras fuentes indican que las conclusiones de dichas pruebas aún no han llegado a Córdoba.

Acerca de las causas del suceso, en los primeros momentos posteriores al hallazgo del cuerpo de J.C.R.B. se habló de que el móvil de su muerte pudo ser la estafa o el robo, y que el autor o autores de los hechos habrían entrado en contacto con él para intentar robarle o estafarle al ser una persona vulnerable.

Al parecer, J.C.R.B. padecía algún tipo de enfermedad mental que le hacía ser fácilmente influenciable y que precisamente se convirtió en una presa fácil para los presuntos estafadores.

Las fuentes consultadas después de desenterrar el cuerpo apuntaban a una red de expertos estafadores que buscaban personas solas y enfermas para aproximarse a ellas y ganarse su confianza. En algunos casos, como podría ser este, alguno de los miembros se hacía pasar por sacerdote para levantar menos sospechas y poder acercarse más fácilmente a la víctima.

En la aldea donde residía y fue hallado el cuerpo del fallecido los vecinos contaron en su momento que no habían visto nada extraño en la vida de un hombre que estuvo perdido durante once meses.