La investigación arqueológica que desde finales del pasado mes de septiembre está desarrollando la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) en el entorno de Montemayor con el objetivo de localizar algún vestigio de las batallas que se registraron en la zona con motivo de la Guerra Civil entre Julio César y Pompeyo el Grande, a mediados del siglo I. a.C., se ha saldado con un primer hallazgo sorprendente: un carro de época íbera que, según las primeras estimaciones, tendría unos 2.500 años de antigüedad.

«Hasta el momento no se conoce un hallazgo comparable en toda la Península por la complejidad del conjunto y por su excelente estado de conservación», aseguró ayer el alcalde de Montemayor, Antonio García, quien no ocultó su satisfacción por que los trabajos de prospección que dirige el doctor Javier Moralejo Ordax se hayan vistos «enriquecidos» por el extraordinario hallazgo de lo que probablemente sea la tumba de una persona «de muy alto rango» de la cultura ibérica, con una datación que se situaría entre los siglos VI y I antes de Cristo.

La investigación, que se desarrolla con el apoyo del Ayuntamiento de Montemayor a través de su Museo Local, está permitiendo realizar un estudio sistemático de la arqueología romana del municipio y, en particular, de los enfrentamientos librados por Julio César y sus legiones en la zona, como la lucha del gobernador cesariano Quinto Casio Longino en el año 48 a.C. contra Marcelo, así como la batalla de Julio César contra los hijos de Pompeyo años después.

«El municipio de Montemayor, como los circundantes, ha sido objeto de numerosos saqueos por parte de excavadores furtivos cuyas depredaciones han dañado seriamente el patrimonio histórico local. Sin embargo, hay noticias suficientes sobre diversos hallazgos de armas, proyectiles de honda o monedas como para pensar que en torno a la ciudad se asentaron campamentos militares y se libraron fuertes batallas», destacó el coordinador del proyecto, Fernando Quesada, que es director del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la UAM.

Hasta el momento, se ha localizado en el fondo de una gran fosa un conjunto de cuatro grandes ruedas ibéricas de hierro forjado y remachado. «El tipo es similar al de las ruedas de la Cámara Sepulcral Ibérica de Toya, en Jaén, o de las necrópolis de Baza y del Mirador de Rolando, en Granada, fechadas en torno al siglo IV antes de Cristo», aclaró ayer Antonio García.