Tradición

Miles de cordobeses unidos por una humilde cazuela de habas en las Ermitas

Más de 2.000 personas peregrinan a los pies del Sagrado Corazón de Jesús en una cita tradicional que sorprende, incluso, a los organizadores

Manuel Á. Larrea

Manuel Á. Larrea

Tocar el cielo, vivir de la tierra. Esa filosofía, que antaño practicaban los ermitaños, ha sido asumida por los cordobeses una vez al año. Más de 2.000 personas han peregrinado este domingo a los pies del Sagrado Corazón de Jesús. La tradicional cita organizada por la Asociación Amigos de las Ermitas llega a sorprender, incluso, a la propia organización: "Este año lo que más nos ha sorprendido es muchísima gente andando por la Cuesta del Reventón".

Los cordobeses han llegado desde diferentes puntos de la ciudad y hasta de la provincia a lo largo de la mañana. Allí, respirando el aire puro de la sierra cordobesa, mirando un panorama de toda la ciudad desde el 'balcón del mundo' y al amparo del Sagrado Corazón de Jesús, han escuchado primero la misa del padre Francisco Javier Jaén, prior del convento de San Cayetano. Con la bendición del sacerdote, para quien estar allí es "tocar el cielo", los cordobeses han enfilado camino a las ollas donde, lentamente, se han cocinado las habas.

La Fiesta de las Habas lleva a miles de cordobeses a las Ermitas

La Fiesta de las Habas lleva a miles de cordobeses a las Ermitas / Manuel Murillo

Historia y valores

La Fiesta de las Habas atesora historia y valores. Tras un plato tan humilde como esta cazuela existe un gesto de solidaridad: "Dar de comer a los pobres a diario". Y una enseñanza: ayudar al que menos tiene. Así lo recogían los eremitas en sus constituciones, como explica Juan Manuel Fernández, presidente de la Asociación Amigos de las Ermitas. De esta forma tan peculiar, recordando aquel gesto solidario, la institución ha repartido 1.500 raciones este domingo.

Como sabiamente suele decirse, a quien madruga, Dios ayuda. En este caso, los más madrugadores han podido comer hasta dos platos. A las 13.00 horas seguía llegando gente, pero ya solo quedaban 20 raciones, lo que da buena fe de la peregrinación masiva a las Ermitas. "Este año ha sido espectacular", comentaba para sí mismo el cocinero mientras apuraba las ollas. Y eso que había quienes llevaban su propia comida para compartir la espléndida mañana, en un enclave único, con sus seres queridos.

Convivencia

La convivencia es una de las señas de identidad de esta tradición. Cordobeses de todos los rincones y foráneos comparten su tiempo en la serenidad del sagrado lucar y comparten entre ellos vivencias. Para Fernández, lo más valioso es que se ha convertido en "un encuentro familiar". "Vienen padres, hijos e, incluso, abuelos, todos juntos andando", cuenta orgulloso.

La Fiesta de las Habas lleva a miles de cordobeses a las Ermitas

La Fiesta de las Habas lleva a miles de cordobeses a las Ermitas / Manuel Murillo

En uno de esos grupos, de tres parejas de amigos, unos cuentan como han venido alguna vez, mientras los otros miran ojipláticos alrededor de un lugar que, para ellos, es nuevo. De ese contraste es parte Francisco Pérez, un cordobés que reside en Madrid y que, por primera vez, ha probado las habas. "¿Sabes cuántos platos me he comido? Dos", dice riéndose.

A la sombra de uno de los árboles que nacen allí, una pareja acompaña a sus padre de 99 y 96 años. En silla de ruedas ambos, contemplan el mar de gente que coge sitio para degustar la delicia. "A ellos les encanta", dice, alegre, la hija.

Un humilde manjar

El humilde manjar que supone la cazuela de habas, servida en un recipiente de barro con un poco de pan, es toda una delicia. Y Córdoba, una vez más, hace alarde de su rica tradición culinaria. La preparación, a cargo de Bodegas Campos, es igual que la del año pasado: habas y alcachofas confitadas y cocinadas en una salsa esparraguera que se completa con jamón picado y huevo troceado. ¡Como para no repetir!

La Fiesta de las Habas lleva a miles de cordobeses a las Ermitas

La Fiesta de las Habas lleva a miles de cordobeses a las Ermitas / Manuel Murillo

No eran pocos quienes acudían a la barra para dejar la cazuela en busca de un plato más. La tradición ya vivió un maravilloso encuentro el año pasado, cuando después de tres años -por el covid y la lluvia- volvía a celebrarse. Pero en esta ocasión se han superado las expectativas. Y eso llena de orgullo y "satisfacción" a la Asociación Amigos de las Ermitas, formada por 1.500 cordobeses. En la organización de la fiesta han participado hasta 250 jóvenes, que también ayudan a mantener el espacio. Para Juan Manuel Fernández lo mejor es poder decir con seguridad: "Las Ermitas están muy vivas".

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