OBITUARIO

Fallece Chelo Quevedo Fraile, una gran enamorada de Córdoba

Era archiconocida en todos los estamentos de la sociedad, participaba en multitud de actos culturales y estuvo ligada al Círculo de la Amistad y a la Tertulia Taurina El Castoreño

Chelo Quevedo Fraile.

Chelo Quevedo Fraile. / CÓRDOBA

Ha fallecido Chelo Quevedo Fraile, una gran enamorada de Córdoba y archiconocida en todos los estamentos sociales de la ciudad. Se consideraba cordobesa sin haber nacido en la ciudad califal, porque se es de donde te dicte el corazón. Era una persona entrañable y cercana que tenía como sello de identidad lucir siempre una imborrable sonrisa y rebosar un optimismo contagioso. Era una mujer cuya vitalidad y disposición fue ejemplo para todos.

Fue un personaje cordobés de primera categoría, que nunca ocultó su gran pasión por nuestra ciudad, sus tradiciones, su gastronomía y la fiesta de los toros.

Chelo era segoviana, nacida en el seno de una familia cristiana, y como tal inició sus estudios en el colegio de la Divina Pastora de Cuéllar, culminando el bachillerato en el Instituto de la Purísima Concepción, diplomándome en francés en el colegio de La Milagrosa de Valladolid. Su marido era profesor de química en ingeniería técnica y vinieron a Córdoba para tomar posesión de una plaza de profesor en la Universidad Laboral. Posteriormente, fue votado por unanimidad como director.

Sus dos hijos nacieron aquí, y aprovechaban los domingos y festivos para recorrer la ciudad y empaparse de sus monumentos y conocer a fondo a los cordobeses.

Ya viuda, por su gran vitalidad e interés por hacer cosas nuevas, se matriculó en la Cátedra Intergeneracional de la UCO, donde tuvo la oportunidad de realizar varios viajes por Centroeuropa. Igualmente, desempeñando el cargo de vicepresidenta de la asociación de alumnos y exalumnos, asistió a varios congresos y jornadas culturales. Se hizo socia del Real Círculo de la Amistad y durante una etapa ocupó el cargo de delegada de la Comisión de la Obra Social y Cultural, organizando conferencias y actos culturales. También entró a formar parte de la Tertulia Taurina El Castoreño, donde la nombraron embajadora, y como tal entregó premios a toreros y personalidades ligadas a la tauromaquia.

Chelo Quevedo fue delegada de la Comisión de la Obra Social y Cultural del Real Círculo de la Amistad

Embajadora de películas con sabor a Córdoba

El director de cine cordobés Miguel Ángel Entrenas entabló amistad con ella y la nombró embajadora de sus películas: La niña de mi ribera, Maimónides y Averroes, El Inca Garcilaso y Julio Romero de Torres, que se presentaron en Córdoba y en otras ciudades españolas. Su presencia en actos culturales y sociales era imprescindible. Chelo siempre estaba allí. Su peculiar manera de vestir y su prudencia al hablar la hacían diferente, porque Chelo era de una manera de ser que ya no se estila. Era educada y correcta y jamás se le oyó hablar mal de nadie. 

Chelo amó a Córdoba como a su propio ser. Vino aquí y se quedó atrapada. Y Córdoba la aceptó como hija propia. Con su ausencia la ciudad ha perdido un icono irrepetible, por su estilo, buen humor y grandeza.

Donde quiera que estés, seguro que encandilarás con tu personalidad. Has sido grande y noble y eso abre todas las puertas. Espero que las del cielo se hayan abierto para recibirte.

Un beso y descansa en paz, querida amiga.