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San Rafael y Córdoba: historia y monumentos

El jesuita Padre Juan Bautista Caballero, catedrático en el colegio de Santa Catalina, fue el impulsor en Córdoba de la devoción rafaelista

Fue también un jesuita, el Padre Juan de Santiago, quien en el siglo XVIII implementa la construcción de triunfos rafaelistas en las plazas y calles de la ciudad

Dos personas pasan delante del San Rafael del Puente Romano, uno de los más venerados por los cordobeses.

Dos personas pasan delante del San Rafael del Puente Romano, uno de los más venerados por los cordobeses. / Francisco González

Julián Hurtado de Molina

Julián Hurtado de Molina

A esta más que trimilenaria ciudad de Córdoba, de pasado tartésico, ibérico, romano y visigodo, andalusí, judío y cristiano, se une en la Edad Moderna una especial seña de identidad encarnada por la figura del arcángel San Rafael, como custodio de la ciudad, figura antropomórfica en torno a la cual se origina una corriente de religiosidad popular que nace del pueblo, de forma que se acaba por convertir en eje fundamental de las tradiciones en el tejido social de la ciudad, y que lleva a vincular a los ciudadanos cordobeses incluso en su propio nombre de pila, especialmente en esto a raíz del terremoto de Lisboa de 1755, de cuyos estragos resulta indemne la ciudad de la Mezquita.

Gracias a dos congregaciones religiosas netamente españolas, como eran la Compañía de Jesús y los Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios, que en el siglo XVI nacen con gran fortaleza e intensidad, se va extendiendo rápidamente esta devoción letífica, a la que en Córdoba se suman desde un primer momento el Concejo de Córdoba, la nobleza radicada en la antigua urbe andalusí y el clero cordobés, produciéndose una conjunción de factores y elementos piadosos que lo extienden y propagan y que están en la base de sus tradiciones, como el relativo a la propagación del relato sobre sus apariciones al sacerdote Andrés de las Roelas.

Sin embargo, lo que otorgará tan especial y definitiva consideración en Córdoba a la figura del Arcángel, será el fenómeno del singular auxilio que se le atribuye en las sucesivas y numerosas calamidades y azotes de la peste, a partir de las que acontecieron entre 1601 y 1603 y se reproducirían a mediados del mismo siglo XVII, catástrofes que asolaron la ciudad y cuya superación conllevó que ya desde entonces los cordobeses se encomendaran al custodio para implorar su celestial amparo, agradeciendo al tiempo su patrocinio en esos momentos de tan grave dificultad, preservando al pueblo de Córdoba, según la piedad popular, de epidemias, contagios, plagas y tormentas.

En las viviendas no es difícil encontrar un azulejo, cuadro o imagen del Arcángel

En tal sentido, constituyó un elemento de extraordinaria significación el que desde el primer momento interviniese el jesuita Padre Juan Bautista Caballero, catedrático en el colegio de Santa Catalina, como impulsor en Córdoba de la devoción rafaelista, celebrando solemnes funciones religiosas y enardecidas prédicas en honor del Santo Arcángel, que culminaron con el apoyo del obispo Fray Pedro de Tapia para la aprobación del Breve de Inocencio X de fecha 10 de septiembre de 1650, estableciendo el rezo en honor de San Rafael cada 7 de mayo, con igual solemnidad con la que hasta ese momento celebraba desde antiguo la Orden Mercedaria sus cultos al Arcángel, y que igualmente consiguió promover la erección del primer triunfo pétreo a San Rafael en el Puente Romano, gracias a la aportación y patrocinio de los cordobeses.

La luna ilumina el triunfo de San Rafael de la Puerta del Puente.

La luna ilumina el triunfo de San Rafael de la Puerta del Puente. / Francisco González

Fue también un jesuita, el Padre Juan de Santiago, quien en el siglo XVIII implementa la construcción de triunfos rafaelistas en las plazas y calles de la ciudad, al conseguir que se erigiese un triunfo en la plaza de la Compañía, junto al templo y colegio que los jesuitas tenían en Córdoba en aquella etapa histórica, en la actual parroquia del Salvador y Santo Domingo de Silos.

La iniciativa institucional municipal de la época logró también conseguir que en el mismo siglo XVIII los escribanos cordobeses acordaran la general inclusión de cláusulas testamentarias y mandas, en favor del culto al custodio de Córdoba y sobre todo para la construcción de su iglesia del Juramento, a cargo de su ilustre hermandad. Desde antiguo, la figura de San Rafael, viene presidiendo calles, plazas, patios, casas, fachadas, balcones y edificios de nuestra ciudad, al igual que el custodio es titular de iglesias, conventos, instituciones, empresas, estadio de fútbol y entidades de Córdoba. Así, por ejemplo, el Arcángel San Rafael fue designado patrono de todas las peñas cordobesas el 24 de octubre de 1957 o en febrero de 1971 el pleno del Ayuntamiento de Córdoba acordó nombrarlo regidor perpetuo de la ciudad.

En cualquier vivienda cordobesa no es difícil encontrar en lugar destacado, un azulejo, cuadro o imagen de San Rafael. El espacio público urbano ofrece relevantes testimonios de esta vinculación rafaelista, como el altar de la calle Candelaria, los mencionados triunfos que a lo largo de los siglos se han ido levantando en la capital del antiguo califato, entre los que destacan el triunfo junto a la puerta del Puente, el del puente Romano, o los mas modernos realizados en el siglo XX, del puente de San Rafael o el de la plaza de Sebastián Cuevas, todos ellos testimonio de la pujanza y vitalidad actual de la devoción a San Rafael en Córdoba.

*Cronista oficial de la ciudad

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