reportaje

Los parques, 'oasis' ante el calor

Pese a las elevadas temperaturas, los cordobeses no han dejado de acercarse a los parques de la ciudad

Correr, andar o hacer calistenia son distintas maneras de disfrutar en los circuitos que hay en Córdoba

Cordobeses disfrutan en el parque situado junto a la Torre de la Calahorra.

Cordobeses disfrutan en el parque situado junto a la Torre de la Calahorra. / Manuel Murillo

Debido a las repetidas olas de calor que ha sufrido la ciudad este verano, los cordobeses han tenido que estar prácticamente confinados en sus casas en las horas de sol. Pero ahora que las altas temperaturas han dado una tregua, las calles se llenan de vida incluso en plena tarde y se puede retomar, al fin, el deporte al aire libre.

Además de las calles, los parques y jardines de la ciudad vuelven a inundarse de cordobeses practicando deporte, paseando o simplemente estando bajo la sombra de un árbol.

Dos jóvenes practican toreo de salón en el parque Cruz Conde.

Dos jóvenes practican toreo de salón en el parque Cruz Conde. / Manuel Murillo

Disfrutando las sombras

«Hemos venido a estar», comentan entre risas Carla y Julia, dos adolescentes paradas bajo la sombra de un árbol en el circuito del parque Cruz Conde, conocido popularmente como el del Colacao. «Por fin han bajado las temperaturas y ahora al menos se puede estar. Intentamos venir durante la última ola de calor y era imposible estar de día», explica Julia. Carla, por su parte, asegura que prefiere «estar aquí a estar otro día más en el sofá. Aquí, al menos, corre airecito y hay una sombrita muy agradable. Están fresquitas hasta las fuentes».

También disfrutando de la sombra y la brisa matutina se encuentra un grupo de chicos, situados cerca de unas barras metálicas para hacer ejercicio. «Hacemos calistenia, nos gusta entrenar aquí porque se está fresquito, hay sombra y nos pilla cerca», responde uno de los deportistas, que agrega que va «unos cuatro o cinco días a la semana porque está cerca de mi casa». Mientras, los corredores se dividen a lo largo de los caminos del circuito. «No me puedo parar, que me bajan las pulsaciones», exclama uno al intentar hablar con él, y en segundos se pierde entre los árboles y las cuestas del parque. Precisamente, aprovechando esas cuestas está Daniel, un niño que, montado en su bicicleta, disfruta del parque. «Me encantan las cuestas que hay, en algunas tengo incluso que bajarme para poder subir con la bici», dice. El pequeño, además, asegura que disfruta de «el aire fresquito que hace, pero a las 13.00 ya empieza a hacer calor».

En una de las zonas más elevadas del parque Cruz Conde, se encuentra un espacio inusual que es usado para practicar toreo de salón. José Muñoz, persona vinculada al toreo, comenta que «nosotros venimos habitualmente a este espacio, es un lugar común para que los profesionales de este mundo practiquen. Cuando no se puede practicar en la plaza, tenemos que venir aquí». Un grupo de tres hombres y una mujer practican lances de capote a pesar del sol. Según Muñoz, ya están acostumbrados, ya que «a nosotros nos da igual la temperatura; en la plaza nos ponemos delante de un toro a 40º con el traje de luces».

Un joven hace calistenia en el parque Cruz Conde.

Un joven hace calistenia en el parque Cruz Conde. / Manuel Murillo

‘Running’ en El Tablero

El recién reformado circuito de El Tablero es otro lugar ideal para hacer deporte. Decenas de corredores se distribuyen a lo largo de los 40.000 metros cuadrados del parque, mientras otros tantos se agrupan en las barras de calistenia. «Se nota mucho el cambio; antes tenías que ir mirando al suelo porque como pisases una grieta te podías torcer el tobillo o algo», explica Carlos, un corredor que afirma que «vengo casi todos los días. Casi siempre vengo a correr, pero a veces también vengo a pasear simplemente», señala. Los runners se ejercitan en este paraje lleno de naturaleza, transitando los senderos reformados que parecen perderse y entremezclarse a modo de laberinto de caminos. En caso de agotarse por el ejercicio cuentan, además, con bancos y fuentes. Carlos explica que «cuando acabo de correr me gusta descansar un poco; en los bancos que tienen sombra se está genial», comenta el corredor.

Por su parte, los que ejercen calistenia disfrutan de las instalaciones proporcionadas por el Ayuntamiento. Este ejercicio basado en levantar tu propio peso corporal, sin equipamientos, genera mucha comunidad y es habitual ver grandes grupos reunidos. Miguel es uno de estos chicos, y piensa que «no es lo mismo que estar en un gimnasio; además de ser gratis, yo me siento mejor haciendo deporte al aire libre». El joven deportista valora también positivamente las instalaciones: «Las barras están muy bien, tienen buen tamaño para agarrarlas y no tiemblan mucho», concluye el chico.

Deporte en la ribera del río

Uno de los lugares más concurridos para practicar calistenia son las barras instaladas en el parque de Miraflores, concretamente las que están junto al Puente Romano. En estas barras se ejercita Francisco Castro, un joven deportista que, asegura, adora la calistenia, «me hace sentirme mejor con mi cuerpo. No me refiero a la estética, sino a que puedo hacer con él lo que quiera, y desde que hago calistenia me duele menos la espalda». El joven continúa sus ejercicios mientras que en el césped del parque la gente pasea a sus perros.

Clara es la dueña de Chico, un border collie que disfruta mucho el parque. Clara explica que «Chico se lo pasa estupendamente, siempre se encuentra con otros perros con los que puede juguetear y desfogar toda la energía que tiene. Siempre traigo una pelota de plástico, pero muchas veces ni siquiera hace falta porque se entretiene él solo». En este parque en que lo que falta de sombra lo tienen sobradamente de brisa, debido a su cercanía con el Guadalquivir, hay un área aún más cercana al río. Clara comenta sobre ésta que «no puedo dejar que Chico se meta por ahí, sino se me llena de tierra y se queda negro entero».

Ahora que las temperaturas son más llevaderas, los parques son de nuevo transitables y algunos son lugares más que agradables en los que correr, hacer calistenia o simplemente, como dicen Carla y Julia, ir a estar.

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