La obra ya ha acabado y este mes llegarán los muebles

El centro de emergencia habitacional de Anfane empezará a funcionar en abril

Cuenta con cinco habitaciones, una familiar, una individual y el resto compartidas | La entidad prevé un nuevo aluvión de desahucios por la subida de los intereses

Instalaciones del centro de emergencia habitacional, en la calle San Acisclo, que cuenta con cinco habitaciones.

Instalaciones del centro de emergencia habitacional, en la calle San Acisclo, que cuenta con cinco habitaciones. / MANUEL MURILLO

Araceli R. Arjona

Araceli R. Arjona

La Asociación de Familias Necesitadas de Córdoba (Anfane) ha dado por terminada la obra de reforma del local anexo a su sede donde se ubica el centro de emergencia habitacional. El espacio, situado en la calle San Acisclo, cuenta con cinco habitaciones, una de ellas familiar, otra individual y tres compartidas, además de baños y una zona de cocina común. Según explicó el presidente de Anfane, Rafael Cidres, la obra que empezó en octubre ha atravesado momentos complicados, ya que además de las lluvias, que han retrasado el secado de las paredes, han encontrado algunas deficiencias en el subsuelo que han alargado el plazo previsto. Inicialmente, esperaban acabar la obra en diciembre para abrir a principios de año, pero en este momento están pintando y esperan que los muebles empiecen a llegar a finales de febrero, por lo que confían en empezar a funcionar en abril.

Según Cidres, las doce plazas habilitadas van dirigidas a personas con situaciones de emergencia habitacional sobrevenida como un desahucio, aunque estudiarán los casos que vayan llegando en función de la disponibilidad en cada momento. «Nuestra intención es que las personas que se alojen aquí estén entre un día y tres meses como máximo», tiempo en el que el equipo de la asociación, que cuenta con una psicóloga y una trabajadora social, «colaborarán para la recuperación anímica y la búsqueda de una alternativa habitacional». Para ello, prevén ofrecer algunos cursos de formación y terapias grupales.

La entidad ha previsto una serie de normas de uso, higiene y convivencia para los usuarios que se instalen en el centro y un sistema de voluntariado en la propia asociación para que las personas alojadas puedan implicarse en la búsqueda de soluciones para recuperar su vida y prepararles para su incorporación al mercado laboral o la obtención de alguna ayuda a la que tengan derecho.

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Instalaciones del centro de emergencia habitacional, que cuenta con doce plazas habilitadas. / ARACELI R. ARJONA

Desde hace meses, la asociación está ayudando a numerosos usuarios a gestionar el Ingreso Mínimo Vital, una ayuda a la que tienen derecho muchas más personas y familias de las que hasta ahora las han solicitado, en parte, por la complejidad de los trámites y por la brecha digital que afecta a determinados perfiles, que no saben manejarse con las nuevas tecnologías a la hora de comunicarse con la administración. «Estamos gestionando solicitudes y desde diciembre, cuando se incorporó la trabajadora social a Anfane, ya se han presentado casi un centenar de peticiones del Ingreso Mínimo Vital». Dado que en los próximos meses se espera que el volumen de trabajo aumente, una vez pongan en funcionamiento el centro de emergencia habitacional, la asociación ha mostrado su disposición a recibir a más personas interesadas en realizar voluntariado social con ellos. De momento, tienen a tres personas y también reciben a penados y a alumnos de institutos en prácticas.

Salvo que el centro de emergencia habitacional del Ayuntamiento de Córdoba se abra antes de abril, el de Anfane será el primero de Córdoba destinado a alojar a familias que se queden sin techo a causa de un desahucio u otra causa sobrevenida.

Un momento con numerosas familias con problemas económicos

La apertura coincide con el incremento sostenido del IPC y de los tipos de interés de las hipotecas, lo que según las previsiones de Anfane, «se va a traducir en un aluvión de demandas de ejecución hipotecaria y de desahucios de alquiler». Según Cidres, «durante la pandemia, hubo mucha gente que dejó de pagar la hipoteca acogiéndose a las moratorias, pero hay quienes se quedaron en el paro y aún no han encontrado un puesto de trabajo, por lo que ahora que tienen que volver a pagar, no van a poder». Existe un problema añadido y es que muchas entidades financieras han vendido la deuda a fondos de inversión «que no negocian con las familias alquileres sociales, sino que en el mejor de los casos, te echan de casa a cambio de saldar la deuda».

Los casos que están recibiendo en este momento son de familias con hipotecas variables de entre 90.000 y 100.000 euros de capital y a los que les ha subido un 3% y hasta un 6% la cuota que tenían, lo que supone hasta 300 euros más al mes. También muchos mayores con pensiones bajas que no pueden afrontar la subida de los alquileres.

En este contexto, la asociación urge a las administraciones a prever soluciones habitacionales con cuotas asequibles para mayores desahuciados y viviendas para familias que se queden en la calle.

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