Cuarenta ediciones de un concurso vivido y vivo

A las 20.30 horas de este martes, con el inicio de las primera sesión de preliminares, el Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas (COAC) de Córdoba cumplirá 40 años convertido en un veterano certamen que, en prestigio y número de participantes, es considerado el segundo de Andalucía. Un evento que ha marcado la forma de entender el Carnaval moderno en Córdoba y que moviliza a lo largo de un año a miles de comparsistas y chirigoteros, además de sus familias y simpatizantes, llegando a estructurar el tiempo libre y las relaciones de un amplio grupo de la sociedad cordobesa, recordaba recientemente a Diario CÓRDOBA el antropólogo Ignacio Alcalde.

Solo unos datos: durante estas 40 ediciones se han subido al escenario del COAC al menos una vez, en preliminares, un total de 1.541 agrupaciones, con una media de 39 concursantes por edición y con 12 años en los que se superaron los 45 competidores, estando el récord en los 57 participantes de 2015. Y todo ello sin contar con los grupos que han cantado en el certamen fuera de competición o los concursos paralelos de mayores e infantiles.

Pero sobre todo, y dejando al margen ciencia y números, el concurso ha movido corazones durante cuatro décadas, infinitas vivencias durante los meses de ensayo previo y sobre las tablas del Gran Teatro.

Hablamos de un certamen que se ha comportado como un ser vivo, evolucionando de acuerdo a su edad y a las necesidades del momento, con errores en ocasiones que obligaron a echar marcha atrás en las novedades y con aciertos, la mayoría de las veces, que se institucionalizaron o que se reincorporaron más adelante. Y todo ello en tres marcos: el templo de la cultura que es el Gran Teatro y escenario natural del Concurso en 35 ocasiones; el Teatro Góngora (1983-85 y 2018), cuando el primero estaba en obras; y el hace tiempo cerrado Palacio del Cine, en 1986, con el Góngora también cerrado por trabajos y a pocos días de reabrirse el Gran Teatro tras su reforma.

Los primeros años

Respecto a esa evolución del Concurso, habría que decir que la criatura fue un niño muy buscado y deseado, con difícil parto y con toda Córdoba pendiente de él en Maternidad, agotándose en poquísimo tiempo todas las entradas para ver a las 16 agrupaciones y el pregón los días 9 y 10 (sesiones de tarde y noche) y 12 de febrero (la final) a 750 pesetas el abono más caro, el de butaca... Unos 4,5 euros actuales. Pero la expectación estaba bien justificada. Hasta 1979, ponerse una máscara en la calle en carnaval podía acarrear que un guardia le atizara con la porra sobre la marcha o pasar una noche en el calabozo y, si la copla que se cantaba tenía más retranca de lo normal, acabar fichado por la Brigada Política. Así que cada frase de cualquier repertorio tenía todo el morbo y la transgresión de lo nunca visto y oído para un pueblo que prácticamente estrenaba el derecho a la libre expresión.

Respecto al arte, las agrupaciones no llegaban cojas. Bebían del éxito en los años 60 con los grupos de Isidro Álvarez Arturo el del carburo, José Fernández Pepito Pocopelo y Rafael Castro con su arrollador éxito en Cádiz entre 1967 y 1969, o la comparsa Los Piconeros, de Antonio Jaén y Antonio Rodríguez, también primer premio en el Teatro Falla en 1970. De hecho, ya en la primera edición del COAC de Córdoba, la chirigota ganadora estaba encabezada por Antonio Navajas Muñoz El Pelos, que había cantado en El Falla, mientras que el letrista de la comparsa campeona, Fantasía Gitana, era a sus 18 años ‘un tal’ Pablo Castilla Valle, otro llamado al Olimpo del Carnaval.

En todo caso, aquel recién nacido concurso corría antes incluso de gatear, con 25 agrupaciones en 1984 y un pregón del entonces alcalde, Julio Anguita, que aún se recuerda, con pantallas en Las Tendillas y el edificio municipal del Gran Capitán (1985) y, después, con la televisión municipal de testigo en 1986 y un tozudo pulso político entre el alcalde y el gobernador civil, que ordenó clausurar las cámaras.

Consolidación y polémicas

Quizá el cénit del COAC en los años 80 se produjo en 1987, con 49 agrupaciones inscritas, el nuevo alcalde Herminio Trigo de pregonero y un duplicado presupuesto para el más multitudinario carnaval que se recuerda del pasado siglo. Mientras que con un desencuentro entre la organización y las nacientes televisiones locales privadas, entre 1989 y 1992, en donde se impuso un veto a los medios, el COAC de Córdoba entraba en una rebelde adolescencia en donde bajaba el número de participantes, aunque no la calidad, con reglamentos cada vez más rigurosos.

Así, en 1991 se creaban dos jurados distintos, uno para chirigotas y otro para comparsas, y se suprimía la final infantil. Por su parte, la participación fue registrando una lenta sangría hasta llegar a descender a 25 grupo de la edición de 1997. A la vez, la calidad de los disfraces, escenarios, puesta en escena, letras y música se superaba, siempre en paralelo a la influencia que llegaban desde Cádiz (como con el nacimiento de la chirigota moderna con Los Borrachos de El Selu en 1992) o el humor en boga, que llevó al primer premio en Córdoba a la surrealista chirigota Apoplejía de un consorcio en 1995. Eso sí, después se retomaría una línea más clásica en los premios, de manos de personalidades consagradas en el carnaval cordobés.

En 2022, repunte de participación

El 2002 registró un repunte de participación (41 inscripciones) mientras que en el 2003 ya eran seis las agrupaciones de fuera de la provincia que concursaban. Otra sangría posterior llevó a flexibilizar las bases del concurso para poder participar en más de un certamen y el COAC de Córdoba unificó categorías, primero con la provincia y luego con toda la región y aún de fuera de la comunidad autónoma. Eso explica el salto desde los 25 participantes en 2007 hasta los 32, en 2008, y los 51 en 2009, con incluso una agrupación llegada de Murcia.

El joven concurso cordobés caminaba con paso firme hacia su madurez, institucionalizando de nuevo la carpa en el bulevar del Gran Capitán (un éxito, aunque no bien recibido unánimemente por todos al restar público en el Gran Teatro) y con muchos días de preliminares en donde es difícil ya completar localidades, sobre todo cuando hay buen número de agrupaciones de fuera de Córdoba.

Auge en le nuevo siglo

En todo caso, el COAC se consolida en esta época reciente como el segundo concurso de su género en Andalucía después de Cádiz en numerosos aspectos, como el organizativo, premios o número de participantes, según la edición, algo solo truncado por la pandemia en 2021, sin concurso, y 2022, en donde se ensayaba con miedo al contagio, desalentando la participación, (hubo 26 agrupaciones) u obligando a cambiar de formación, lo que explica el alto número de cuartetos, seis en total. Todo ello para llegar al Concurso 2023 en donde, coincidiendo con su 40 aniversario, el certamen vuelve a hacer gala de músculo con 52 concursantes y abriendo una nueva etapa con todo el futuro, alegría y libertad del carnaval por delante.