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Un grupo de algunos de los afectados por los cortes.MANUEL MURILLO

REPORTAJE

«Si son enganches ilegales, solo Endesa sabe dónde»

Los vecinos se quejan de la incertidumbre y el estrés que les genera que la luz se pueda apagar en cualquier momento

Emilio lleva viviendo más de 25 años en Residencial Mezquita y nunca había vivido una situación de estrés como la de ahora. «En verano, mi diferencial llegó a saltar hasta 50 veces en un día», recuerda, «con lo que siempre estás en vilo, tenemos un grupo de wasap y cada vez que alguien dice que le ha saltado la luz, te pones en guardia, además internet con tanta ida y venida cada vez va peor y nunca sabes si lo que tienes en el frigorífico en una de estas se te echa a perder». A Josefa le pasó eso este verano. «Estaba de vacaciones y después de cuatro o cinco días sin luz, me avisaron y me tuve que volver porque todo se me descongeló, un desastre». Mari Carmen está entre las afectadas de la última ronda, la de esta semana. «Cada vez afecta a unos, nunca sabes cuándo te va a tocar a ti», comenta, «de repente, te salta el automático y cuando lo intentas subir no te deja hasta que viene el técnico y lo resuelve, pero el otro día llamé a las 4.15 horas cuando pasó y cuando volví a llamar a las 7.15 horas, me dijeron que no tenían constancia del aviso, así que estuve sin luz hasta las nueve de la noche».

El problema está en que «si realmente son enganches ilegales, solo Endesa sabe dónde están, así que son ellos los que deberían denunciar porque nosotros no tenemos esa información», explican. No entienden que tengan que soportar las horas de falta de suministro en circunstancias normales, «pero menos aún ahora, cuando estamos pagando la luz a precio de oro». Cuando acuden a reclamar, no se sienten protegidos como consumidores, aseguran. «Por teléfono no te dejan presentar hoja de reclamaciones y cuando la pones, se lavan las manos», comentan, «o te dicen que si quieres, te mandan a un técnico a revisar tu instalación por 86 euros, cuando saben perfectamente que el problema no es ese».

Los apagones afectan a las viviendas de los vecinos y también a las zonas comunes. «Hemos estado un mes con el patio apagado, entrando con las luces de los móviles porque no había luz», explica Chari, la presidenta de la mancomunidad, que añade que la falta de luz es especialmente grave para las personas enfermas que necesitan bombona de oxígeno y otro tipo de sistema de este tipo. «Esto nos está generando mucho estrés a todos porque no sales tranquilo de tu casa».

Dispuestos a llevar el caso ante los juzgados si no hay solución, los vecinos no descartan buscar a más afectados por situaciones parecidas en otros barrios de Córdoba para promover una acción colectiva. «No estamos dispuestos a pasar un otoño como este verano», insisten al unísono.

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