Las predicciones meteorológicas son una práctica que nos acompañan en el día a día desde hace décadas. Hemos normalizado la hora de El tiempo después del telediario del almuerzo y, con la llegada de los smartphones, cualquiera puede consultar la temperatura, humedad, posibilidad de precipitaciones y otros datos relevantes acerca del clima con gran precisión. Además, durante ciertas épocas del año, como el pasado julio en plena ola de calor o cuando se acercan celebraciones como la Semana Santa, el interés ciudadano por el tiempo venidero se acrecienta, dejando ver la importancia del acceso a predicciones climáticas que pueden modificar, incluso, los planes de viaje.

Sin embargo, antes de los avances tecnológicos con los que contamos hoy día, la predicción del tiempo ya era algo instaurado. No solo en el caso de tener un teléfono móvil donde consultar qué clima va a haber en los próximos días, sino también en los recursos a mano de los expertos para poder hacer cábalas sobre el tiempo venidero. De esta manera, se hacía uso de las cabañuelas, un método ancestral de predicción del tiempo a través de señales visibles en la naturaleza que perdura hasta hoy y que es capaz de ofrecer aproximaciones sobre la meteorología completa del año.

La noche de San Juan es un importante apoyo para algunos cabañuelistas

Para conocer más de cerca este método y sus predicciones para el próximo año, este periódico ha hablado con José Fernández, cabañuelista desde hace más de 40 años. «Las cabañuelas tienen mucha historia, y hay muchas formas de cogerlas. Yo me aficioné por medio de otra persona y empecé a apuntar mis propias predicciones en 1980. Antes la información era mucho menos accesible que ahora, pero yo me levanto y me acuesto mirando al cielo», cuenta Fernández.

Es cierto que cada profesional tiene sus propios métodos, y que de forma habitual los cabañuelistas recogen durante el mes de agosto las predicciones para todo el próximo año. No obstante, otros profesionales como José Fernández utilizan la noche de San Juan como principal apoyo para su parte meteorológico. A partir de ahí, se calculan, según el tiempo, las primeras quincenas desde este agosto hasta el próximo; después, las segundas quincenas se computan al contrario, retrocediendo desde julio hasta septiembre. «Cada año que pasa le saco más punta al lápiz. Empiezo a mirar al cielo y a apuntar, yo tengo ya formado mi criterio. La gente cree que las cabañuelas son una tontería, pero mirar al cielo es algo que se aprende y se desarrolla», prosigue el experto.

El próximo verano se augura seco, con aires revueltos y momentos de altas temperaturas

En cuanto a las predicciones de los próximos meses, este otoño se calcula a partir de las cabañuelas del año pasado. Las señales de lluvia desde septiembre hasta diciembre son poco claras en sus respectivas primeras quincenas, pero durante los últimos quince días la caída de agua está prácticamente garantizada. «Este año las señales brillan por su ausencia, pero el día de San Juan se apreciaron aires buenísimos provenientes del sur y del oeste, aunque pocas señales de agua», explica Fernández. En cuanto a la primera semana de abril, siendo la Semana Santa fechada entre el 2 y el 8, parece que tendremos malas noticias. Del 5 al 8 puede llover cualquier día, incluso acompañándose de tormenta. Sin embargo, para alivio de todos los enamorados de esta celebración, si bien es cierto que si se cumple la predicción la tormenta está asegurada, también puede ocurrir que no se cumpla y romper la cabañuela.

Por último, el verano se augura seco. La primera quincena podría traer algo de lluvia, con aires revueltos, pero podría pasar cualquier cosa. La segunda quincena será de calor pleno, mientras que agosto estará plagado de nubes y con precipitaciones del 15 al 27.