Las pintadas que se eliminan con más facilidad son las que están hechas con base de aceite, que suelen ser la mayoría. También son sencillas de limpiar las que están ubicadas en materiales sin poro como cristal, chapa virgen o galvanizados. Con algo más de dificultad también se suprimen los grafitis de pintura con base de agua en las que el decapante no es capaz de actuar de forma tan efectiva como lo hace en las de esmalte.

En graffitis hechos sobre paneles informativos y superficies delicadas con textos debajo se empieza con una pequeña prueba con alcohol, lo menos agresiva posible, frotando lo suficiente para borrar la pintada.

Si no se consigue eliminarlo se impregna un trapo con quitasombras rebajado en agua. En la actualidad no existe un producto todoterreno que permita eliminar cualquier tipo de pintada. Las peores son las que se hacen con rotulador con base de alcohol tintado (permanentes), aunque por suerte de este tipo hay menos. Para eliminarlas se requieren productos especiales y largos tiempos de actuación (Sadeco no las cubre).

También hay productos de protección anti-grafitis de los que se han hecho pruebas en zonas de pintadas recurrentes. Son selladores transparentes gomosos de aspecto brillante que tratan de eliminar el poro de la superficie para que las pintadas salgan aplicándole solo agua a presión. El problema es que dejan una pátina brillante que desluce estéticamente la piedra.