Diario Córdoba

Diario Córdoba

REPORTAJE

Los turistas surfean la ola de calor en Córdoba

Las altas temperaturas no asustan a los visitantes, dispuestos a conocer la ciudad y aprovechar el tiempo a toda costa

Unos turistas se aplican crema protectora contra el calor en el Puente Romano de Córdoba. Chencho Martínez

Son las cuatro de la tarde en Córdoba y las calles están vacías, los comercios y los bares cerrados y el asfalto humeante. Es sábado, apenas ha empezado el mes de julio, pero la segunda ola de calor del verano (la primera fue en junio) se cierne sobre la ciudad elevando los termómetros por encima de los 40 grados mientras los cordobeses buscan refugio a la sombra de una sombrilla, en la piscina, o bajo el aire acondicionado o el ventilador, según el bolsillo de cada cual. No queda otra, dormir la siesta o morir. Solo los que tienen alguna cita realmente inexcusable como ir a su propia boda o al trabajo, se atreven a moverse del sitio.

También surfean la ola de calor los turistas, que se rigen por aquella máxima de que en el lugar de destino hay que aprovechar el tiempo al máximo para ver y hacer cuantas más cosas mejor. Según Teresa, empleada del bus turístico City Sightseeing, en esta época del año reciben muchas visitas de turistas extranjeros, sobre todo de franceses italianos y sudamericanos, que prefieren tomar el bus para visitar los principales museos. "La mayoría vienen por la mañana, pero el autobús funciona ininterrumpidamente de 9.30 a 20 horas y hay quien aprovecha las horas de más calor para hacer el recorrido por las grandes avenidas", comenta, "los que vienen de países más fríos como Inglaterra buscan el sol y a veces los ves tumbados en los bancos de la Puerta del Puente a cuarenta grados".

Teresa informa a un turista del recorrido del bus que gira en torno al casco histórico. Chencho Martínez

La mayoría de los que visitan Córdoba en estas fechas son conscientes del calor, aunque no de hasta qué punto una ola como la de estos días puede resultar agotadora. "Llegamos el viernes a las siete de la tarde para ir al concierto del Festival de la Guitarra y la calle ardía", comentan Javier y Fátima, una pareja de Segovia que pasan el fin de semana en la ciudad. "Es la tercera vez que vengo aquí y es la primera vez que vivo algo así", confiesa él sentado en la Posada de Vallina, donde la atracción son unos ventiladores enormes con aspersores de agua, "después de comer nos echaremos en el hotel porque salir a esas horas puede ser muy arriesgado". Según los camareros, los ventiladores son un reclamo para los turistas, que a veces les preguntan extrañados por qué no hay nadie por la calle.

Javier y Fátima aprovechan el frescor de los ventiladores con aspersores. Chencho Martínez

En el centro de recepción de visitantes, algunos turistas hacen un alto en el camino al mediodía para descansar, ir al baño, cargar el móvil o informarse de lo que se cuece en la ciudad. En uno de los bancos, se encuentra una pareja de belga y turca que pasan hoy por Córdoba camino de Málaga. "El calor no nos afecta mucho, en Turquía hace tanto o más calor que aquí en verano y estamos acostumbrados", explica ella, que sujeta un plano de Córdoba en el regazo. Acaban de visitar la Mezquita y andan buscando algo que ver rápido antes de irse. "Nos han dicho que vayamos al Palacio de Viana para ver los patios", señala él, que luce un bronceado belga rosado y se queja de que todo cierre al mediodía. "Los museos y el resto de actividades paran a las tres, así que tenemos la tarde perdida". Para ellos, no hay excusa climática que lo justifique. Luego se enteran de que el C3A existe y se plantean cruzar el puente después de comer para verlo. Ojalá que en la mochila lleven suficiente agua fresca. "Somos valientes", bromean decididos.

El personal del CRV, además de orientar a los turistas sobre los lugares que hay abiertos, no se cansa de repetir que tomen precauciones en las horas centrales del día, que se hidraten y que intenten evitar la exposición al sol, aunque no todo el mundo hace caso, sobre todo, los que vienen a pasar el día decididos a apurar las horas caiga quien caiga. Según una guía turística, "esta tarde hay un grupo contratado para visitar la Mezquita a las 17.30 horas, la gente cree que es un lugar fresco, pero hay mucha humedad, no hay ventanas y esa no es buena hora, pero se dan cuenta después", comenta sincera, antes de admitir que hay que tomar precauciones: "Alguna vez se nos ha desmayado alguien por Medina Azahara".

Mientras dure la ola de calor, de la que sabemos que ha empezado, pero no cuándo acabará (para hoy se espera una máxima de 42º y de momento, parece que el mercurio se mantendrá en esos términos al menos hasta el próximo viernes), lo mejor es apostar por las actividades más tardías, que abarcan desde las visitas nocturnas a la Mezquita o Medina Azahara iluminada, al flamenco en las terrazas, las actividades del centro Fosforito o el espectáculo de caballos.

Compartir el artículo

stats