Diario Córdoba

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La exclusión social | Historia de vida en Las Palmeras (y II)

El sector educativo analiza las claves de estudiar en un barrio en exclusión

Plantea un mayor seguimiento de alumnos y familias y más apoyo

Barrio de Las Palmeras, en Córdoba. A.J.GONZÁLEZ

Este periódico contaba ayer la historia de una joven del barrio cordobés de Las Palmeras que cuando tenía 12 años quería ser médica. La joven se casó a los 14 y fue madre a los 15. Quiere seguir siendo médica, pero no lo ve viable. Existe un problema de fondo en una realidad sistémica. La base es simple: es mucho más complicado estudiar y salir adelante en un barrio en exclusión (Las Palmeras es el sexto más pobre de España). La Administración lo intenta, lo lleva intentando varios años, pero no da en la clave. En Las Palmeras solo se puede estudiar hasta segundo de la ESO; si se quiere seguir promocionando hay que cambiarse a otro instituto, pero no al más cercano. Educación da seis opciones, la más cercana está a 2,2 kilómetros.

Este periódico ha contactado con varios representantes del sector educativo para que aporten su visión, no solo del caso de esta joven, sino de todo el sistema educativo que, por un lado u otro, aquí no está funcionando.  

Asadipre: «Hay que dar más y exigir más»

La que hasta ahora ha sido presidenta de la Asociación de Directores de Infantil y Primaria (Asadipre) en Córdoba, Isabel Bernal, ha dirigido el colegio público Antonio Gala durante más de diez años. El centro está situado en Las Moreras y conoce de cerca el sistema educativo que se vive en un barrio en exclusión, aunque reconoce que su caso no es 100% igual al de Las Palmeras. Bernal cree que, en general, «lo que sucede es que el contexto es más fuerte que el ámbito escolar y logra apartar al alumno de un proceso de enseñanza largo». Bernal apunta, por un lado, hacia el contexto familiar. «Las condiciones sociolaborales de las familias son las que impiden fundamentalmente que un alumno con capacidades para el estudio no logre promocionar». También señala a la Administración: «Hay que poner un sistema de servicios sociales fuerte, con muchos profesionales que hagan el seguimiento de las familias, que den y aporten, pero también exijan. Hay que dar más y exigir más. Cuando se detecta alumnado que tiene especiales capacidades para seguir estudiando habría que diseñar un plan especial de seguimiento que incluyera familias, servicios sociales y escuela». Ofrece también un listado de claves que podrían aplicarse de cara a buscar esa mejora, como una planificación específica para los centros de la zona (que no se apliquen las mismas exigencias que en el resto), que el profesorado, que debe estar capacitado, se mantenga en el colegio de forma continua y que «las familias que no sean responsables en el cuidado de sus hijos y en llevar a sus hijos al colegio deben tener una sanción más inmediata», entre otras claves.

Junta de personal: «La educación es el mejor ascensor social»

Antonio Rafael López, presidente de la Junta de Personal Docente no Universitaria, cree que la clave está en afrontar las diferentes realidades que se viven en barrios como Las Palmeras. López, que deja clara la dificultad de analizar este tipo de problemáticas y, al mismo tiempo, la necesidad de hacerlo, apunta hacia dos escenarios. Por un lado, debería proveerse de todos los cursos que capacitan el graduado escolar en el centro educativo de la zona. Aquí el ejemplo citado es claro, a ella le ofrecieron empezar a cursar primero de la ESO en el Zoco y, aunque en un primer momento dijo que sí, empezó a echarse para atrás por el miedo a lo desconocido y a la pérdida de lo que es constante en su vida. Por otro lado, entiende López, hay que facilitar esa salida a quienes quieran continuar sus estudios en otro centro distinto al del barrio y que en el destino se encuentren, claro, un lugar seguro. «Si nos creemos que la educación pública es el mejor ascensor social, y yo me lo creo, hay que hacer una apuesta clara en este sentido», considera López, quien insiste, eso sí, en que la solución «ni es rápida ni lineal» y que la clave está en escuchar a todos los implicados, los alumnos, sus familias y, por supuesto, al profesorado.

UCO: «Hacen falta referentes»

Si conseguir promocionar en Secundaria es complicado para chavales que proceden de zonas en exclusión, el acceso a una carrera universitaria supone subir unos cuantos escalones más. La vicerrectora de Políticas Inclusivas y Vida Universitaria de la Universidad de Córdoba (UCO), Rosario Mérida, reconoce que aquí «no existe una varita mágica» que pueda agitarse en forma de soluciones básicas para atajar la situación. Entiende que en muchas ocasiones se trata de una «cuestión social y cultural» y de las «expectativas que tienen de la vida». En este punto, Mérida cree que «hacen falta referentes» y evidencia que es lógico que elegir el camino que siempre te han señalado a través de la experiencia que en muchas ocasiones viene marcada por «matrimonios prematuros» y «una maternidad múltiple no es una cuestión fácil», reconoce Mérida, que incide en el punto de la maternidad, por ejemplo, cuando es «perentorio» el criar a unos hijos, el darles de comer, y eso se instala por encima de cualquier otra causa, como es lógico. 

La vicerrectora de Políticas Inclusivas de la UCO también señala una clave. Está bien que Educación, con buena fe, tenga adscritos varios institutos a los que pueden ir estos alumnos cuando acaban en el centro del barrio, pero también hay que observar «el nivel de adaptación» de esos destinos. Mérida cree que aquí está una de las claves de que muchos de ellos no quieran salir, como le ha ocurrido a la joven que abre esta información, porque allí «no se sienten cómodos e incluso pueden llegar a sentirse segregados. No es su mundo, se puede crear una situación incómoda, son centros más exigentes y donde hay menos relación con los compañeros, eso los puede llevar al desánimo».

Como medida de apoyo, la UCO lleva varios años aplicando un programa de becas para alumnos de Las Palmeras con ayudas familiares, seguimiento del rendimiento académico y alumnado voluntario que les acompaña en el proceso. 

Loyola: «Escaleras para subir y manos para ayudar»

María Teresa Alonso es vicedecana de la Escuela de Educación de la Universidad Loyola Andalucía y cree que es importante que los alumnos tengan apoyos externos que les animen a seguir estudiando y afirma que, «aunque suene mal, las instituciones tienen que meterse en la vida de ellos para facilitar al máximo» esa incorporación. Sobre el caso de Las Palmeras en el que para seguir haciendo la ESO hay que irse del barrio, Alonso tiene una opinión muy clara: «Es un error, hay que dejar la opción de formarse cerca de casa».

«El alumnado de zonas en exclusión precisa de escaleras para subir y de manos que les ayuden a hacerlo», continúa Alonso, que entiende que una de las manos más importantes es la de la Administración. «Estos centros necesitan el suficiente apoyo económico y buscar una metodología todavía más avanzada, hay que hacer un esfuerzo extra», apunta la vicedecana de la Escuela de Educación de la Loyola. 

Alonso hace referencia a un sistema que se ha aplicado en no pocas ocasiones en Estados Unidos y que consiste en invertir en los centros educativos según los resultados que obtenga su alumnado, dando más dinero al que mejores resultados tiene. «Debe ser al contrario», incide, «hay que gastarse el dinero ahí» (en relación a Las Palmeras) porque «estamos hablando de derribar barreras muy complicadas, la principal, la de la pobreza». 

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