Diario Córdoba

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REPORTAJE

Las bodas en Córdoba colman el 2022

Córdoba experimenta un auge de casamientos tras dos años de cancelaciones y retrasos marcados por la pandemia | El calendario nupcial empezó en febrero y se extenderá hasta el próximo mes de diciembre

Una tienda de moda nupcial en Córdoba. CÓRDOBA / MANUEL MURILLO

Las campanas han vuelto a sonar y los matrimonios se están multiplicando en Córdoba tras pasar la pandemia de coronavirus. Desde la Diócesis de Córdoba apuntan que, de momento, se está gestionando sin problemas la avalancha de bodas que se está experimentando y que está obligando, entre otras cosas, a celebrar los enlaces incluso los viernes en las principales iglesias de la capital. Listas de espera, como tal, no hay. Tampoco en el Ayuntamiento de Córdoba, según confirman fuentes municipales. Pero, como explica Rafael San Miguel, presidente de la Asociación Empresarial de Catering de Andalucía (Aecat), las celebraciones se han adelantado a finales de febrero o principios de marzo. Desde hace unos meses, están organizándose eventos nupciales, según señala el representante de los empresarios del catering. Cuando lo normal, antes, era que empezaran en abril. El calendario, dice San Miguel, se alargará hasta diciembre, por lo que Córdoba tendrá bodas todo el año. 

Uno de los enlaces de este 2022 será el de Amalia y Pablo, una de las parejas afectadas por el surgimiento repentino del coronavirus. Esta pareja cordobesa pretendía casarse en septiembre del 2020. Sin embargo, ese año no esperaban que un virus causase la conocida pandemia mundial. Con todos los preparativos organizados, tuvieron que cancelar la celebración. Un problema al que tuvieron que enfrentarse cientos de parejas cordobesas durante aquel primer año de coronavirus. Por entonces, el Ayuntamiento de Córdoba cifraba en 20 los enlaces suspendidos cada mes. Descartado ese año, Amalia y Pablo fecharon la boda en septiembre del 2021. Sin embargo, en esa ocasión, tuvieron que volver a tomar la difícil decisión de cancelar la boda, debido a que había «demasiadas restricciones». Finalmente, será en junio de este año cuando celebren sus nupcias.

Amalia y Pablo, la pareja cordobesa se casa en junio.

Amalia y Pablo, la pareja cordobesa se casa en junio. CÓRDOBA / MANUEL MURILLO

Durante la pandemia, Julio propuso matrimonio a María. Previsivamente, ante la incertidumbre que generaban los vaivenes del coronavirus, esta pareja cordobesa optó por fechar su boda con dos años de antelación. El fin de ese margen de tiempo era que no hubiera entonces restricciones como en aquellos momentos. «Y menos mal porque, si para 2023 está difícil, imagínate antes», expresa María. A pesar de faltar más de un año para el enlace, la pareja ha encontrado ciertas dificultades con los proveedores en todos los aspectos, desde el tema de la música hasta a la hora de reservar en el lugar de celebración que ambos deseaban.

Los viernes surgen como opción de las iglesias para celebrar bodas ante el auge de los enlaces

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Sin dejar a un lado el makeup , entre otras cosas. Uno de los problemas principales, en opinión de María, es la falta de oferta en ámbitos como el maquillaje. Respecto a los precios, María y Julio también observan cierto encarecimiento de los servicios. La pareja encontró, incluso, dificultades a la hora de buscar fecha. Y, aunque no era el que querían, ya tienen asegurado su día de casamiento en la Iglesia de San Lorenzo. 

Los caterings

Cambiar la fecha de las nupcias es, desde hace unos años, una de las situaciones habituales a las que se enfrentan los novios, como precisa San Miguel. Pero, tras las numerosas cancelaciones de los años previos, ahora «todo está en marcha». Con un largo calendario de celebraciones nupciales, que van desde febrero hasta diciembre, el sector del catering ha dado «un giro de 360 grados», confiesa el presidente Aecat. De esta forma, según explica, los empresarios que se dedican a la organización de eventos en la provincia comienzan a ver la luz al final de un túnel por el que han transitado durante 18 meses. El virus tumbó toda celebración y dejó sin ingresos, recuerda San Miguel, a un sector que no podrá recuperar las pérdidas de aquellas inversiones. Actualmente, aunque se haya restaurado la normalidad, dice el representante, los empresarios tienen que hacer frente a deudas. Por eso, no descarta que todavía sigan notándose las secuelas del covid. 

María y Julio, pareja cordobesa que se casa en 2023. CÓRDOBA / MANUEL MURILLO

La venta de vestidos

Otro de los grandes perjudicados por la pandemia fue el sector de venta de vestidos de novia. Sin bodas, no hay ingresos. Y, eso, a Rafaela Nevado, gerente de Molinica, le costó su local. Tuvo que cerrar su tienda física y organizarse en internet. Nevado, que diseña y elabora vestidos a medida, asegura que no puede subsistir en la situación actual. La diseñadora no aprecia economía para su sector y, lamentándose, se plantea «dejarlo o seguir». El problema, según explica, es que «la gente está ahorrándose dinero en muchas cosas». «La inversión en ropa de boda ha bajado y se ha ido en otros gastos», continúa. A eso, tiene que sumar la inversión en algunas telas y complementos que hizo hace unos años y que, ahora mismo, no puede usar por los cambios de moda. Nevado da este año por perdido y confía en que pueda recuperar una mayor actividad en 2023. 

La otra cara de la moneda, en el sector de la moda nupcial, es la de Lola Martín. Según Cristina Martín, gerente de la tienda, están «desbordadas» por la «avalancha» de nuevos matrimonios. El incremento de la demanda «es notable», después de unos años complicados en los que solo pudo percibirse «cierto goteo» de pedidos en cuanto se redujeron las restricciones. En su opinión, este aumento de clientes se debe al esfuerzo desplegado en materia de marketing durante la pandemia. Aunque esta tienda sufrió las mismas consecuencias que el resto del sector: despidos, ertes... Un «buen saneamiento económico», sin embargo, les permitió sobrevivir a una etapa dura que, al fin, se ha invertido. El 2022 parece estar sonriendo a los negocios que giran en torno a los eventos nupciales y, cómo no, a aquellos que, tras años, pueden ver cumplido el sueño del matrimonio.

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