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EDUCACIÓN

Estudiar no tiene edad: mayores de 50 años dan clases en la Universidad de Córdoba

El Centro Intergeneracional de la UCO, con 1.339 alumnos matriculados este curso, ha retomado una enseñanza bimodal tras un año solo virtual | Atractivas materias y relaciones sociales atraen a los mayores

Alumnos del Centro Intergeneracional, en una de las clases.

Tienen una media de edad de 68 años, pero una energía y unas ganas de aprender que ya se quisieran ver en algunas clases de grado de la Universidad de Córdoba. Así lo reconocen los profesores que dan clase en el Centro Intergeneracional Francisco Santisteban, que ha retomado este curso una enseñanza bimodal, es decir, tanto presencial como on line, tras un anterior curso que se impartió gratis y fue totalmente virtual.

Este centro de mayores universitario se ha convertido en todo un fenómeno social, que trasciende incluso la formación y el conocimiento para convertirse en un espacio de socialización y de relaciones interpersonales en la ciudad y la provincia y que sigue un desarrollo exponencial. Si en sus inicios, en el curso 1996-97, con solo 60 alumnos y cinco profesores, atrajo en su mayoría a mujeres, algunas amas de casa de toda la vida deseosas de aprender pero otras también profesionales, hoy cada vez se incorporan más hombres y su alumnado conforma un crisol muy diverso, desde personas sin estudios a profesionales universitarios, a los que mueve una gran motivación.

Este curso se han matriculado 1.339 alumnos, de los que el 34% son hombres y el 66% mujeres, pero el año anterior a la pandemia se llegó a los 2.200, muchos más que algunas facultades de la UCO. «La pandemia todavía asusta a los mayores y muchos son reacios a matricularse y a acudir a clases, pero seguro que se irá recuperando la matrícula», asegura su director, José Juan Aguilar, que además reconoce que los alumnos se han adaptado perfectamente a la enseñanza virtual y que para algunos es incluso más cómodo quedarse algunos días en casa y seguir las clases por internet.

María Victoria Barragán, de la medicina a estudiar arte o historia

Nada más jubilarse, a los 63 años, esta médica de atención primaria tuvo claro que quería matricularse en el Centro Intergeneracional. «Tenía muchas ganas, me han interesado siempre el arte y la historia y quería hacer algo distinto». Ahora, con 64 años, es el segundo año que se matricula en el centro, en concreto en asignaturas de arte, geografía, cine y enología. El año pasado fue on line «y no fue tan dinámico y divertido» como lo es presencial, admite esta doctora, que en el segundo cuatrimestre acude a clase tres veces en semana. «Estoy muy contenta, es una forma de mantenerse activa física y mentalmente, relacionarme con gente y ampliar conocimientos». 

Así, en la mayoría de las clases en la capital hay un 60% de los alumnos y alumnas presenciales y un 40% que siguen la clase on line, mientras que en los pueblos se siguen al 100% presencial, porque los espacios no están tan adecuados, con las cámaras y micrófonos necesarios.

Un alumno de Montilla, con 96 años, es el mayor matriculado, y el alumno más joven tiene 50 años, que es el mínimo para poder asistir a las clases. El perfil medio es de una persona que tiene el Bachillerato y algo de estudios superiores, como podría ser una FP o una ingeniería, pero también hay muchas amas de casa, que no tuvieron la oportunidad de estudiar en su momento y se interesan por la amplia temática de los cursos que se ofrecen. Hasta 51 asignaturas diferentes se ofrecen, de las que el alumno puede cursar hasta siete de ellas.

Juan López Tienda, un industrial que sigue aprendiendo

Juan López, de 77 años, con tres hijos y tres nietos, decidió matricularse hace dos años en el Centro Intergeneracional, «cuando murió mi mujer». Durante 51 años trabajó en su empresa de construcciones metálicas, en el polígono de Chinales, y «le trabajábamos a la Universidad, además de que vivo enfrente de los colegios mayores», de ahí que pensara matricularse en el centro. «El tiempo hay que matarlo en algo y me gusta aprender y relacionarme con otras personas», admite. Afirma que «los profesores son estupendos, hacen las clases amenas y entretenidas» y espera que se retomen los viajes. Ahora sí, «mi nieto me riñó el otro día porque no había hecho la tarea de inglés». 

Las asignaturas más demandadas son Arte, Inglés, Historia y las nuevas tecnologías, pero también Enología está despertando mucho interés. Según Aguilar, el próximo curso 2022-23 habrá nuevas materias, que están siendo evaluadas, y es de esperar que se recuperen también los celebrados viajes y actividades en el exterior, que contribuyen mucho a la socialización del alumnado. Dentro de la oferta formativa, cultural y científica del centro siempre se ha llevado a cabo una amplia y rica oferta de actividades prácticas lúdico-culturales mediante visitas tanto a parques y espacios naturales como a museos, exposiciones, monumentos o centros de interés artístico cultural.

De Cátedra a centro propio

La Cátedra se convirtió el 23 de febrero del 2018 en Centro Intergeneracional, por acuerdo del consejo de gobierno de la UCO, lo que la dotó de unos estatutos por los que se le dio más participación al alumnado y mayor autonomía al centro, aunque sus responsables desearían un lugar físico estable que les diera mayor presencia, ya que actualmente dan clases en aulas cedidas por la Facultad de Medicina. El centro cuenta con 7 sedes en la provincia, además de la capital. En concreto, gracias a la colaboración de los ayuntamientos, un total de 477 alumnos estudian en las sedes de Cabra, Lucena, Montilla, Peñarroya-Pueblonuevo, Priego, Pozoblanco y Puente Genil.

Con casi 27 años de historia, es uno de los mejores escaparates de la UCO de cara a la sociedad. 

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