Más de 400 personas mayores se benefician en Córdoba a día de hoy de los servicios de teleasistencia de Cruz Roja. La entidad cuenta con dos tipos de teleasistencia: la domiciliaria (que usan 332 personas de más de una treintena de municipios de la provincia) y la móvil (90 usuarios de 19 localidades); cada una de ellas a su vez con distintas modalidades orientadas a facilitar el acceso desde distintos dispositivos y lugares, según explica la asociación en una nota de prensa.

Una de esas personas usuarias en Córdoba es Mercedes González, que recuerda el día que se cayó por la calle y cómo su marido, que la acompañaba, avisó a través de la aplicación, “y de momento vino la ambulancia, todo muy bien, ellos se encargaron de todo”. Tanto ella como el marido, Pedro Guerra, tienen sendos dispositivos de teleasistencia móvil, que les permiten “estar más tranquilos” cuando salen o cuando van de viaje.

Pero no solo para esas situaciones de emergencia está concebido el llamado ‘botón rojo’; el voluntariado de la institución humanitaria también ofrece apoyo emocional y acompañamiento en caso de necesidad, además del seguimiento que se hace de cada una de las personas usuarias. “Muchas personas mayores están solas en casa, y nosotros las llamamos periódicamente para ver cómo están”, explica Rosa Rísquez, trabajadora social que coordina este servicio en la provincia.

Es el caso de Paloma Rodríguez-Sedano, que dispone un terminal de teleasistencia domiciliaria GSM (que no necesita línea fija). Afortunadamente, ella, que vive sola, no ha necesitado recurrir hasta ahora al servicio por ninguna emergencia, pero sí recibe las llamadas de seguimiento para ver cómo se encuentra. Y se lleva el dispositivo cuando se va a la playa, “por si acaso lo necesito”. Y es que dicho servicio es muy útil para aquellas personas que tienen una segunda residencia o que pasan temporadas en casa de alguno de sus hijos o hijas.

Cruz Roja marcó un hito en el uso de la tecnología al servicio de las personas vulnerables hace más de 30 años: el servicio de Teleasistencia domiciliaria cambió la forma de entender el envejecimiento en la sociedad, consiguiendo que miles de personas permanezcan en su entorno, en los lugares que atesoran sus bienes más preciados, sus recuerdos.

Un salto tecnológico para los mayores

Donde hoy la robótica, la realidad virtual o los drones son el foco, en la década de los 90 el servicio de Teleasistencia constituyó el primer hito de innovación, pionero en empezar a trabajar con dispositivos que llegaron desde los países nórdicos y calaron rápidamente en la sociedad española.

El salto tecnológico en estos 30 años hasta llegar a los actuales terminales es significativo, pero la base sigue siendo la misma, “cubrir las necesidades de las personas vulnerables, de forma eficiente, aportando valor para vivir la vida, y siendo sostenibles”, destaca Carlos Capataz, director del área de Servicios Tecnológicos Digitales de Cruz Roja.

La mayor apuesta de la organización por este servicio pasa por estudiar las necesidades de quienes usan estos dispositivos para cubrirlas, y por eso apuestan por que cada vez más sean dispositivos proactivos y reaccionen de forma autónoma, “Pensemos, por ejemplo, en alguien que tiene un servicio que incluye la monitorización de sus rutinas. Si una noche se despierta para ir al baño, pero tarda mucho en regresar a la cama, podría significar que se ha caído. Entonces, sin que la persona tenga que activar ningún pulsador, el sistema avisaría proactivamente, aunque la persona no portara el botón rojo”, explica Capataz.

Protección a mujeres que sufren la violencia de género

Sin embargo, la teleasistencia no es sólo un servicio que beneficie a las personas mayores: es parte de la protección que se les puede ofrecer a las mujeres que sufren violencia de género, personas con enfermedades crónicas, personas que han sufrido un accidente u operación, personas cuidadoras, mujeres embarazadas, adolescentes, deportistas… o cualquiera que se encuentre en situación de soledad. “Desde Cruz Roja buscamos la transformación de la situación en la que se encuentra una persona, no sólo en su asistencia. Es saber cómo se encuentran, ayudarlas, y también prevenir y detectar otras necesidades”, señala Carlos Capataz. Todo ello, repercute en evitar riesgos de afectación a la salud, por ello, “no dejamos de estudiar nuevas alternativas tecnológicas que nos ayuden a generar capacidades y competencias que hagan a las personas más autónomas y menos vulnerables”. 

¿Cómo funciona la teleasistencia?

En función de la persona y sus necesidades, se puede recurrir a un tipo de teleasistencia, u otra; no obstante, Cruz Roja dispone de cuatro grandes bloques en constante desarrollo: el autocuidado y prevención de ‘Cuidate+’, el servicio de localización ‘LoPe’, la ‘Teleasistencia domiciliaria’, y la ‘Teleasistencia móvil: +Independencia’. Además, existe el servicio de aplicación móvil pensado para quienes, ante una emergencia, quieren contar con ayuda inmediata y localización con sólo hacer clic. 

En todos ellos, la base fundamental es la misma: existe un pulsador que conecta directamente a la persona, desde cualquier estancia de la vivienda, con el personal de Cruz Roja. Puede llevarse colgado o en la muñeca, e incluso puede mojarse. En caso de emergencia, se contacta con los centros sanitarios, familiares y/o fuerzas de seguridad para prestar atención adecuada en el domicilio Además, es un servicio de compañía las 24 horas del día, los 365 días del año, e incluye contacto continuado, seguimiento, localización geográfica, recordatorio de medicación o citas médicas.